El avión del Monumento 20 de Febrero en la ciudad de Salta se resiste al olvido. Sin placas recordatorias, deteriorado y sobre un torre de cemento. Los testimonios de Pablo Biró, Atilio Marino y Alejandro Covello reconstruyen lo que su historia oficial omite.
No hay datos precisos, de fuentes oficiales o extraoficiales, sobre cómo llegó a Salta el avión del Monumento 20 de Febrero. La gran mayoría de los salteños no conocen su historia. Pasan a diario por la Plaza Aeronáutica donde se encuentra emplazado. Quizás lo contemplan desde el automóvil, desde la ventana de algún edificio cercano, o desde las cercanías de la escuela Bernardino Rivadavia. Lo único cierto es que nadie aún pudo contar su historia completa.
El avión es un Gloster Meteor modelo FMK4. Entre 1947 y 1948, llegaron por barco desde Inglaterra cien aeronaves de ese tipo a Argentina. A todos estos aviones a reacción se los identificó con un código. Es una matrícula alfanumérica. La letra “I” dice que se trata de un caza interceptor. Los tres dígitos restantes identifican cada aparato del 1 al 100. Por eso, el de Salta, es el I-090. Por la matrícula se pudo conocer su historia.

La primera referencia aparece en 1951 en la Fábrica Militar de Aviones de Córdoba. Un verdadero centro de producción industrial y emblema del justicialismo de Perón. Aunque Argentina ya contaba con un avión a reacción propio, el Pulqui, este no era tan veloz como el Gloster Meteor con sus turbinas Roll Royce Derwet V. En 1951 al Gloster salteño lo transformaron en doble cabina. Los mecánicos buscaban albergar a un pasajero detrás del piloto para realizar misiones de observación.
Corre ahora el año 1954. El 26 de setiembre sucedió algo no común. “Ese día voló la primera mujer en un Gloster. Era el que está en Salta con la matrícula I-090. Yo estaba ahí, en Aeroparque”. El que relata el momento es Atilio Marino. Aunque médico de profesión, se lo conoce más por “Dr. Gloster”. El sobrenombre delata su fanatismo por el avión caza interceptor inglés, algo que en realidad, heredó de su madre.

Marino escribió dos libros sobre el avión Gloster Meteor. El primero, de 1998, se llama “Meteor F4 en Argentina” y el segundo, “Gloster Meteor Mk IV en Argentina”, publicado en 2007. Es por sus publicaciones que se recuperan historias del avión salteño. Ese mismo que hoy lleva tatuado en su cola el código I-090. Marino repasa la primera de ellas durante la entrevista con Salta/12. Aquel 26 de setiembre de 1954 se celebraba en Buenos Aires la Semana Aeronaútica. “Se realizó una rifa y el primer premio era un vuelo en un Gloster Meteor especialmente preparado con doble cabina”. Ese avión era el Gloster de Salta. “La ganadora fue Zulema Perrone”, contó Marino, “que se convirtió así en la primera mujer en volar como pasajera en un reactor” a bordo del Gloster.
Al segundo episodio relacionado con este mismo avión, Marino lo experimenta como un espectador de apenas 8 años. Mucho tiempo después llegó a la conclusión de que en la escena que vió estaba el Gloster de Salta. Era el mediodía fatal de 16 de Junio de 1955, el del bombardeo a la Plaza de Mayo que realizaron pilotos de la Armada Argentina. Marino relató el momento como si esos aviones no cortaran el cielo a 900 km por hora. Van en cámara lenta en su mente. Las pocas cuadras que mediaban entre la escuela y su casa, las hizo corriendo agarrado de la mano de su madre. Fue durante ese recorrido que escuchó el ruido inconfundible de aviones a reacción. “Miro al cielo y veo cuatro Gloster plateados rozando los techos de los edificios que iban hacia Plaza de Mayo. Cuarenta y cinco años después, llegué a la conclusión que eran los que mandó la parte gubernamental desde Morón para reprimir a los aviones navales rebeldes”. Entre ellos estaba el Gloster de Salta.
En sus investigaciones, Marino pudo dar con los datos de los pilotos que volaban esos Gloster Meteor y cuáles eran sus matrículas. En la entrevista, los detalló. “El guía era Juan García. Lo agarraron de punto porque él no tenía que volar. Tenía que salir el vasco (Orlando) Arrechea, que era antiperonista. Pero ¡no iba a volar contra los de su bando! García volaba la aeronave (matrícula I) 039”. “Después estaba Mario Luis Olezza, que volaba la 077. Luego Adradas, el Muñeco, con la 063. Al final, el inefable Osvaldo Rosito, con la 090”. Es el que está en Salta. “A ellos ví pasar sobre mi cabeza rumbo a Plaza de Mayo”, recordó.
En el libro de Marino publicado en 2007 aparecen otros datos. Ese día, Osvaldo Manuel Rosito a bordo del Gloster de Salta, disparó sin éxito a otros dos aviones North American AT-6 Texan Naval. Esos eran piloteados por marinos rebeldes. En uno de ellos, estaba el eterno enemigo de Ernesto Adradas: Máximo Rivero Kelly. Lo sorprendente fue encontrar que Osvaldo Rosito aun vive. En un documental de Nicolás Dalmasso estrenado en abril pasado que se titula “Piloto de Caza”, Alejandro Covello entrevista al hombre que piloteó el Gloster de Salta el 16 de Junio de 1955. Covello es piloto e historiador militar. El documental se basa en parte de su libro titulado “Batallas aéreas. Aviación, política y violencia. Argentina 1910 – 1955”.

“El Gloster de Salta, ¿siempre voló con pilotos leales a Perón?”, le preguntó la cronista a Marino y Covello al entrevistarlos. La duda se resuelve. La base aérea de Morón que agrupaba a los Gloster Meteor en la VII Brigada Aérea, cambió de manos leales a rebeldes. Eso ocurrió mientras la primera escuadrilla de Glosters estaban en el aire. Precisamente, son aquellos cuatro que Marino vió cuando tenía 8 años. “A usted le tiene que quedar claro que el Gloster I-090 (por el de Salta) siempre fue leal”, aseguró Marino. Alejandro Covello argumentó lo mismo, siempre en relación al Gloster salteño, aunque desde otra historia. “Los Gloster que (Alberto) Castelli deja fuera de servicio son los mismos que habían salido antes a defender la ciudad”. Lo que cuenta Covello es el momento en que Castelli, suboficial mecánico en la base aérea de Morón, trabó las ametralladoras de esos cuatro Gloster que acababan de bajar.
Biró y los leales

En su libro, Covello menciona muy al pasar el escape por las vías del tren del Oeste de Buenos Aires de dos pilotos leales a Perón. Son los del Gloster de Salta. Es la tarde del 16 de junio y esos pilotos glosteros son “el primer teniente (Osvaldo) Rosito, quien perteneció a la primer escuadrilla de alarma (piloteando al Gloster salteño), y su amigo personal, el primer teniente (Valentín) Biró”.
Hasta aquí, se sabía que solo Rosito voló el avión de Salta. Se abre entonces la historia del otro aviador que también lo piloteó. Su nombre aparece primero en la nómina de pilotos de Gloster de una publicación de Jorge Núñez Padin. Es un ejemplar de la Serie Fuerza Aérea que tiene el número 12 y fue publicado en 2007. Cruzando el dato de Padin con otras referencias de Marino en su libro (también de 2007), los resultados sorprenden.

El secretario general de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), Pablo Biró, es hijo del piloto Valentín Biró y nieto del ingeniero aeronáutico Desiderio Biró. “Mi padre participó en todos los eventos”, comenzó relatando a Salta/12 sin mencionar aún al avión de Salta. Biró contó el momento en que los rebeldes tomaron la base de Morón en junio de 1955 y su padre estaba allí. “Cuando la Libertadora bombardea la Plaza de Mayo, él se estaba alistando con otros pilotos para salir a interceptar a los aviones de la marina. A punta de pistola, un oficial golpista, (Agustín) de la Vega, los detuvo en un hangar”.

Dedicatoria de Perón a Valentín Biró (Imagen: álbum familiar de Pablo Biró)

Ahora es cuando el Gloster salteño ingresa nuevamente al relato. Después de escapar con Rosito en junio, tres meses después (en setiembre de 1955), Valentín Biró voló el Gloster de Salta. Esa certeza no surge de datos oficiales. Por ejemplo, la Dirección de Estudios Aeronáuticos de la Fuerzas Armadas contestó a Salta/12 que no contaba con “fuentes documentales oficiales relacionadas con el empleo del Gloster Meteor, matrícula I-090 (ahora en Salta) durante los sucesos de septiembre de 1955”, cuando hubo batallas aéreas entre pilotos golpistas y leales al gobierno constitucional de Perón. Pero el bibliotecario de esa institución sí envió copias que pertenecen a la publicación de Atilio Marino de 2007. Ahí se menciona que “el 16 de Setiembre de 1955, el teniente Desiderio Biró participó en enfrentamientos internos realizando tres salidas”. El error es que el piloto del Gloster de Salta, no fue Desiderio, sino de Valentín Biró.

“Mi padre participó en la escuadrilla que atacó a los buques golpistas: el Rioja, el Cervantes, el King, el Murature”, continuó relatando el secretario general de APLA situando al avión sobre el Río de la Plata y el astillero Río Santiago en Ensedada (Buenos Aires). “Participó en tres misiones para defender al gobierno constitucional del general Perón. Por esos hechos, fue dado de baja, perseguido y bastardeado toda su vida”. Biró contó que cuando Perón volvió a Argentina en 1973, permitió prestar servicio a todos los pilotos que defendieron al gobierno constitucional, tanto en junio como en setiembre de 1955. “A esta historia, a la de él y a la de todos los compañeros que de verdad pelearon la han barrido bajo de la alfombra, en forma vergonzosa. Fue tapada convenientemente por toda la clase política, aunque especialmente por el peronismo”.

Pero la historia del Gloster de Salta continúa. A partir de los relatos de su padre, Pablo Biró compartió la visión de los pilotos de Gloster durante los combates aeronavales de setiembre de 1955 sobre el Río de la Plata frente a la ciudad de Buenos Aires. “Como mi padre, todos tenían la percepción que estaban ganando. Pero la decisión política, inconsulta de Perón, fue subirse a la cañonera paraguaya. Quienes combatieron se sintieron abandonados, pero no sólo por Perón, sino después por el peronismo”, lanzó revelando episodios pocas veces contados. “Mi padre no era peronista en ese momento, después se hizo activo militante. Es una historia dura porque hubo un fraticidio, aunque los liberales lo defienden como un triunfo. Hay una profunda hipocresía y un claro desinterés de los historiadores por destapar todo esto”.

Ya lejos del Gloster que piloteó su padre, como secretario general de APLA, Biró es consciente de que dirige un sindicato muy complejo que hoy nuclea “hijos, sobrinos y nietos de pilotos de ambos lados”. Es decir, pilotos con instrucción militar que provienen de la marina y de la fuerza aérea. A lo largo de la entrevista, sus respuestas permitieron abonar la hipótesis de que la matriz ideológica presente en el bombardeo de junio y el glope de 1955, todavía teje la política argentina. Lo que cambia hoy es el escenario. Las batallas que se libran actualmente involucran a la aerolínea de bandera. Allí, él es comandante.
Esto ya no forma parte de la historia del Gloster de Salta, sino del hijo de quién piloteó al Gloster matrícula I-090. Con el macrismo, las grietas que aún produce aquella vieja matriz, profundizaron las divergencias entre colegas. Por eso, en los primeros vuelos sanitarios a China y Rusia muy pocos querían tripular los Airbus argentinos, más allá del miedo que también generaba el virus. Pero Pablo Biró con otro pequeño puñado de pilotos, despachantes y mecánicos se puso al frente de esas primeras misiones que trajeron a Argentina respiradores y vacunas.
El Gloster de Salta devela su historia por una única pista: su matrícula pintada cerca de la cola. Ese código alfanumérico I-090 fue el que permitió rearmar gran parte de su verdadera trama. Lo que pasó después, es sólo el epílogo de sus momentos más gloriosos como el Gloster leal a Perón.

By omalarc

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