El largometraje de Andrés Tambornino y Alejandro Gruz propone un western distópico, filmado en paisajes prácticamente vírgenes para el cine nacional.

Imagínese esta situación: un kiosco en el centro de La Rioja, entra un hombre con barba blanca y añosa, pelo largo sin rastros de peine. Saca una bolsa en la que empieza a echar chocolates de todo tipo. El kiosquero duda de la situación, este barbudo desaliñado no parece un hombre que pueda costear tantos chocolates, pero efectivamente saca la billetera, paga, y se va con la bolsa cargada de golosinas.

Al otro día el kiosquero abre el diario y ve una foto: el barbudo es Osvaldo Laport, que está filmando una película en La Rioja. El kiosquero lee el título de la peli: Hombre muerto, y también se siente un poco así, no puede creer que no lo pudo reconocer y se quedó sin la selfie.

Esta anécdota da cuenta de la caracterización que Laport ha logrado para Almeida, un viejo cirquero que decide quedarse a vivir en un pueblo olvidado.

 

Hombre muerto de Andrés Tambornino y Alejandro Gruz, con la asociación de ADART y JUMP Producciones, es el puntapié de un ambicioso proyecto que el Ministerio de Turismo y Culturas de La Rioja a través de su Dirección de Cine, comenzó a desarrollar para convertir a la provincia en un Polo Audiovisual del Norte.

La semilla está sembrada. Hombre Muerto terminó de filmarse el viernes pasado, participaron 15 técnicos riojanos. Para muchos de ellos representa la primera experiencia en un largometraje.

En tanto, el elenco encabezado por Laport, con reconocidos actores como Roly Serrano, Daniel Valenzuela, Sebastián Francini y Diego Velázquez, también cuenta con actrices y actores locales como Yani Campos, conocida en su provincia como “Peque”, quien encarna la mujer del personaje de Laport, y Harold Agüero (25), un catamarqueño estudiante de teatro en La Rioja que juega un papel importante en la historia.

El guión de Tambornino, se ubica en un pueblo venido a menos, donde hay una mina que cerró hace años. Allí aparece un personaje misterioso que quiere comprar la mina con la promesa de reactivar la economía del lugar, pero a cambio exige que maten a una persona que vive en el pueblo. Hacer lo correcto o corromperse ante una promesa, es una de las cuestiones que plantea el filme.

“Me gusta decir que es un Western distópico, porque ocurre en ninguna parte y en ningún tiempo”, dice Daniel Burak, productor ejecutivo.

Estamos en la reserva natural Los Colorados, en un paraje que dejó el ramal A3 del Ferrocarril Belgrano que funcionó hasta el 1990. Aún está la vieja estación, mientras las casas son memoria viva del desmantelamiento del ferrocarril: muchas fueron construidas con durmientes de la vía, y los ranchos construidos para la película así lo atestiguan.

Cerca está la Cueva del Chacho Peñaloza, uno de los caudillos que dan a La Rioja ese especial orgullo identitario que se siente apenas se pisa suelo riojano.

En Los Colorados viven 74 personas integradas en 22 familias. Se dedican al pastoreo en su mayoría, pero por estos días también han sido parte de la producción como extras. “Vamos a salir en la televisión”, se ríe Juan Mercado, uno de los jóvenes pastores, quien comenta que además, ahora se han acercado muchas personas a conocer al pueblo y han venido colectivos con alumnos. Cabritos y quesillos son algunos de los productos que la localidad genera.

Si bien allí transcurre la mayor parte de Hombre muerto, también se hicieron escenas en las localidades de Amaná y Chepes. Las locaciones fueron propuestas por la Film Commission La Rioja de la Dirección de Cine que encabeza Hebe Estrabou. El paisaje ya contiene su propia paleta de colores.

“Desde el comienzo buscábamos un lugar como este, un pueblo en el medio de la nada y rodeado de un paisaje maravilloso. Buscamos en varias provincias y recalamos acá porque nos encantó y porque el Estado nos apoyó. Con su intención de desarrollar un polo audiovisual en la provincia nos brindó un apoyo fundamental”, dijo a Catamarca/12, Burack.

El productor destacó que la película “No sucede en ambientes que controlamos fácilmente, como en un bar o un departamento en una vereda porteña. Más allá del paisaje, la estamos haciendo en un lugar donde no se tiene señal, ni comunicación telefónica ni internet, todo es lejos, es una dificultad que se traduce en imágenes casi vírgenes para el cine nacional y en contacto con el pueblo de La Rioja que ha tenido una colaboración no solo logística sino de alma y la identidad que se impregna en la película”, comentó.

 

Laport

 

El Almeida de Osvaldo Laport, andaba deambulando a unos 300 metros de la vieja estación. Mientras instalan una señal de las vías para una escena que filmarán a la noche, Laport nos comparte su tiempo: “Estoy conmovido porque más allá de mi historia y de un personaje, cada una de las jornadas han sido una fiesta de fragilidad en el buen sentido de la palabra, sensibilidad y profesionalismo”, dice el actor.

Laport, tiene la sensibilidad a flor de piel; se siente identificado con Almeida: “Tengo uno de mis personajes que me acompaña históricamente que es payaso, y este personaje fue payaso”. Y agrega con agüita en los ojos: “en cuanto a lo telúrico también, yo me crié en un pueblo muy pequeño, en una estación de ferrocarril en Uruguay, Juan Jackson”.

Sobre su personaje Almeida, cuenta: “es un hombre que supo haber tenido un circo y que vivió un momento de gloria y tomó una decisión de quedarse en el pueblo, echar raíces, enamorarse, esperan un hijo, pero no puedo espoilear más la historia (risa)”.

Y concluye: “El esfuerzo ha sido muy grande de todos y estamos muy conmovidos con el acompañamiento de la provincia de La Rioja.

La Peque

 

Yani Campos “La Peque”, como todos la conocen, es una joven circense riojana, integrante del prestigioso Circo Azul, que hace su primera experiencia en cine nada menos que como compañera de Laport. “Mi primera peli, mi primera experiencia, con estos actores que gracias a Dios la vida me los presentó”, cuenta entusiasmada.

“Hoy tengo sentimientos encontrados, es mi última escena”, nos cuenta minutos antes de comenzar a rodar. “Vivir esta experiencia es un sueño, estoy como en una nube. Y la pasé muy relajada porque al tener tan buenos compañeros todo fue muy simple”. A partir de la película, Peque ya tiene otra propuesta para un personaje con la misma productora.

Respecto a la oportunidad que abre el Polo Audiovisual La Rioja, señaló: “Como riojana estoy feliz porque se abre una apertura tanta turística como grastronómica, muchísimos turistas fueron llegando por las diferentes locaciones donde tuvimos rodando la peli”.

 

En el mismo sentido, otro de los debutantes locales, Harold Agüero, confió a Catamarca/12: “Es una gran oportunidad este proyecto que nos da posibilidad a actores y actrices, y es hermoso que se pueda visualizar para el resto del país”. Agüero es de Pomán, Catamarca, y se encuentra estudiando el tercer año de Teatro en el profesorado de La Rioja.

Cine nacional

 

“Mientras podamos hacer cine hacemos cine”, dice Burak al reflexionar sobre la situación actual del cine. “El mercado es muy fluctuante y se enfrenta con un monstruo que intenta que no haya cine nacional. Quien hace que haya cine nacional es el pueblo que a veces lo consume más y a veces lo consume menos, porque no es hermética esa influencia de los poderosos del mercado”, advierte.

 

Respecto al mercado, aclara que no hace película pensando en una cuestión meramente comercial, pero tampoco evade el tema: “Antes de la pandemia sabíamos que era extremadamente difícil competir con películas de superhéroes y efectos especiales”.

Burak agrega: “Sabemos que las salas son emprendimientos comerciales y ya no hay casi salas como las de los años 60, propiedad de otros locos que eran partícipes de una locura por el cine y que estaban dispuesto a perder plata a veces porque querían que tal película de tal autor se viera. Eso no existe prácticamente, son cadenas comerciales que ponen en punta de góndola la mercancía que más se vende y empujan hacia el fondo la que se vende menos y sabemos que no se puede dejar que el mercado regule todo y a veces el Instituto, aún con sus buenas intenciones, sabemos que no es lo más poderoso en muchos aspectos, frente al poder económico y global, es limitado lo que pueda hacer el Estado y tampoco hace todo lo que puede por falencias metodológicas, circunstanciales, etc.; para que hubiera una importancia del cine nacional en el mercado se tendría que tocar intereses”.

 

Por último, tanto Burak como Gruz agradecieron a La Rioja, y “en especial al ministro de Turismo y Culturas Gustavo Luna, a la encargada del la Dirección de Cine Hebe Estrabou, los intendentes y sus equipos de Patquía, Chilecito y muy especialmente al de Chepes -Cristian Pérez- que nos abrió su casa y le brindó a la película toda la ayuda que estuvo en sus manos y un poco más”.

By omalarc

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