Muchos pueblos, comunidades y localidades rurales en todo el mundo están enfrentando hoy uno de los panoramas sociales y ambientales más complejos del que se tenga precedentes. Las consecuencias de la industrialización del planeta, se hacen visibles diariamente en las vidas de millones de seres humanos. El cambio climático, la sequía, la erosión de los suelos, la ausencia de oxigeno en los mares, el derretimiento de glaciares, la expansión de los desiertos, la deforestación, la contaminación desenfrenada de la minería, son el resultado de mas de 200 años de extracción sistemática, intensiva, irracional y sin límites de los “recursos de la Tierra”, estragos que hoy vemos en la desaparición de especies animales y vegetales, en la destrucción de nuestra Tierra, la que nos da la vida.

Cada día, quienes habitamos los campos, los montes o las mares, vemos, oímos o nos enteramos de cómo se derrama petróleo en un puerto, cómo se contaminan las aguas de todo un río con cianuro, cómo se elevan los índices de cáncer en la población, como queda seco y devastado un poblado luego del cierre de una mina, o como se inundan miles de hectáreas de bosque nativo para generar energía. Al mismo tiempo oímos y nos informamos de la gran cantidad de megaproyectos que continúan siendo aprobados para ejecutarse no solo en Chile, sino en todo Latinoamérica, o de los cientos que se encuentran en carpeta a la espera de su aprobación. Nos preguntamos entonces ¿que está pasando?, si estando al tanto de las consecuencias, de la destrucción y de la muerte ocacionada por las catástrofes industriales, se continúan imponiendo estas iniciativas que pretenden aumentar y acelerar la extracción de recursos a costa de la vida.

La extracción de materias primas en volúmenes descomunales, de manera intensiva y sin procesamiento en territorio local, como “modelo de desarrollo y progreso”, se nos impone justificando la devastación como un proceso necesario y natural para “nuestro bienestar humano”, reemplazando paradigmas de vida ancestrales -basados por ejemplo en el buen vivir- por el productivismo y consumismo como únicos parámetros de vida. Este modelo no es nuevo en nuestro continente latinoamericano, así en como otros sectores del tercer mundo que han sido desde su “descubrimiento” saqueados de manera ininterrumpida por quienes han “invertido” en los recursos que acá se encuentran. Modelo que con el paso de los años, no ha hecho más que perfeccionarse, y que hoy adquiere su dimensión más aterradora desde el etnocidio de hace 500 años. Toda América del Sur, se enfrenta hoy al proyecto de rediseño de infraestructura más grande que se haya efectuado jamás en el mundo, la IIRSA (Iniciativa de Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana). Un megaproyecto a nivel continental, cuyo fin es cambiar la geografía del continente, para facilitar, agilizar e intensificar la extracción de los recursos.

Para entender la magnitud de lo que significa la IIRSA, hay que tener en claro que es una iniciativa motivada por las necesidades del mercado mundial, del cual –por mucho que se nos quiera hacer creer- ninguno de nosotros forma parte ya que se rige por un sistema de relaciones economicas entre empresas trasnacionales, organizaciones económicas internacionales (banco mundial, BID, etc) y los organismos de relaciones exteriores de los Estados. Un sistema basado en la division internacional del trabajo (división del proceso de producción mundial entre países y regiones, mediante la especialización) un modelo colonialista del cual las empresas multinacionales son responsables del 75 % de la producción mundial, tomando las decisiones fundamentales sobre la forma en que se da el trabajo (producción) a nivel internacional. En este contexto, Latinoamérica ha sido convertida en proveedora de petróleo, minerales, madera, celulosa, peces, agro tóxicos y soja, entre otros, extrayendo de sus suelos y mares todo lo que ha sido posible dadas las posibilidades técnicas. Hoy, el avance de la tecnología al servicio de las empresas, permite extraer recursos de lugares antes impensados, en volúmenes descolosales, y a un ritmo mas acelerado que nunca, quedando como único obstáculo para el saqueo la geografía de nuestro continente: La cordillera de los Andes, la selva, los mares son obstáculos que con IIRSA se pretenden derribar a través de la implementación de obras de construcción: carreteras, ferrovías, oleoductos, gasoductos, tendidos eléctricos, hidrovías, puertos, aeropuertos, represas, centrales hidroeléctricas, puertos marítimos sobre ríos, entre otros.

extractivismo 22La iniciativa IIRSA surge en 2000 en Brasilia, y es una trato entre doce países de América del Sur (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Fondo Financiero de la Cuenca del Plata (FONPLATA) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). En este acuerdo se inicia el proyecto de reconfiguración de la geografía latinoamericana, la cual se pretende llevar a cabo por medio de Ejes de Integración y Desarrollo (EIDs) a lo largo y ancho del continente. Estos ejes son definidos -según el propio sitio web de IIRSA- como “franjas multinacionales de territorio en donde se concentran espacios naturales, asentamientos humanos, zonas productivas y flujos comerciales”. Cada una de estas franjas sería modificada a fin de interconectar los territorios extractivos, y configurar corredores comerciales con salidas en las costas del Atlántico y del Pacífico: los que se han denominado Corredores Bioceánicos. En otras palabras es la construcción de gran infraestructura para conectar los centros de producción con los de consumo, abaratando y acelerando traslados, facilitando aún más la explotación de yacimientos hidrocarburíferos, minerales, recursos energéticos, acuáticos, agropecuarios y el transporte de los mismos, y reforzar al mismo tiempo el control social. Estableciendo un nuevo ordenamiento lógico y nuevas fronteras para el traslado de la riqueza a los centros de demanda (Asia principalmente).

Este escenario de desconexión absoluta entre las realidades y necesidades locales y la implantación y puesta en marcha de megaproyectos que responden al mercado mundial no es una casualidad, y es que para entender la magnitud del problema del saqueo, del extractivismo hace falta comprender la manera en que las trasnacionales, los capitales mundiales conciben nuestra Abya Yala (nombre dado al continente americano por el pueblo Kuna antes de la llegada de los europeos): como una sola gran fuente de recursos inagotables de la cual no hay límites para su extracción, -permiso conquistado con la violencia de la colonización y luego consedido por la complicidad de los gobiernos actuales.

A pesar de que muchas comunidades a lo largo del continente ya están viendose enfrentadas a las consecuencias de la instauración de la IIRSA desde hace bastantes años, este es un megaproyecto que hasta hoy se encuentra invisibilizado a nivel de la opinión pública. Esto, con el fin de parcelar los conflictos territoriales, separarlos como si no tuvieran nada en común -a nivel suramericano- y como si no estuvieran la mayoría insertos en este descomunal proyecto que engloba sudamérica como una gran fabrica de mercancia. IIRSA ya comenzó sus obras y muy poca gente en Chile está al tanto. En Bolivia, la defensa del TIPNIS, (Parque Nacional y territorio Indígena Isiboro Secure) ante una carretera que pretende cortarlo en dos, amenazando con la extición de comunidades y naturaleza, en Peru, la carretera interoceánica en Madre de Dios ya trajo cosigo invasión de tierras, contaminacion por minería de oro, extracción de tipo petrolera y agroindustrial, y en Colombia el departamento de Putumayo está siendo atravesado por dos ejes de integracion IIRSA: el eje amazonico, que contempla puertos, carreteras y canalizacion del rio para hcerlo navegable. hacer del rio crunavegable y el eje andino, que contempla carreteras y tendidos eléctricos, condenando a los pueblos a desaparecer. IIRSA avanza con la rapidez del capital, y no sabemos con certeza cómo se esté ejecutando en esta parte de la región. Si sabemos que muchas de las iniciativas energeticas por ejemplo, amaparadas bajo el mito de la “crisis energética” se intalan y se continuan implementando para que la energía sea vendida al extranjero y para alimentar proyectos fuera de Chile.

Muchas veces nos preguntamos qué mas? cuanto más? hay que producir? para alcanzar el progreso, para conseguir esa promesa, esa felicidad y ese bienestar postergados para el futuro. Hoy tenemos tenemos conocimiento gracias al flujo de información y a las propias realidades que nos ha tocado vivir, que la gran cantidad de megaproyectos industriales y extractivos que se instalan en la región no contribuyen a nuestro desarrollo ni a nuestra calidad de vida, muy por el contrario, empobrecen, enferman y contaminan a nuestros territorios y a nosotros mismos. Lo sabemos, porque la Historia reciente así lo ha demostrado, porque cuando se instala una hidroeléctrica represando un río en el sur, el fin último es alimentar energéticamente a la localidad en que se emplaza dicho proyecto, sino mas bien se utiliza el territorio como una plataforma productiva desde la cual se extraerá dicha energía para ser llevada a otros lugares, a la “industria extractiva” probablemente de cualquier punto de Suramérica. IIRSA sirve a los intereses de las trasnacionales interesadas extraer la mayor cantidad de ganancias y mercancías secando y asesinarndo el territorio, los recursos naturales y humanos.

El IIRSA en la región y el plan regulador
La reestructuración del continente para la producción y traslado y de mercancias para el capital mundial tiene impactos locales que a veces son díficiles de observar, pues se trata de una macroestructura mundial y continental que esconde las consecuencias en nuestra vida cotidiana. En este sentido debemos comprender que los conflictos territoriales, que ocurren en nuestras localidades tienen relación directa con otras localidades. No se trata de desplazar el problema más allá, sino de detener este modelo extractivo que quiere convertir Los Choros, La Higuera, la región de Coquimbo y toda Latinoamérica en una despensa ilimitada de recursos naturales.
En la región de Coquimbo la Iirsa se presenta con diversos proyectos, ya que correspondería al Grupo 4 del Eje MERCOSUR-Chile (Conexión Coquimbo-Región centro Argentina-Paysandú). El proyecto hasta ahora más avanzado es el Tunel de Agua Negra en la zona cordillerana que comunica la IV Región con San Juan en Argentina, obra que comenzó en 2014 y que se emplaza en un territorio con importantes reservas de agua dulce para una región árida, específicamente glaciares. Este paso facilitaría la salida de las mercancías de la megaminería en Argentina y Chile, la soja transgénica y aceites crudos de petróleo en Brasil entre otros.
La construcción del túnel implica un aumento radical del transporte pesado con destino al puerto de Coquimbo, lo que supone un nuevo ordenamiento territorial (red de caminos, ampliación del puerto, etc.). Esta violación a la vida local traería consecuencias que van desde la destrucción de la biodiversidad, la contaminación y por ello el empobrecimiento y miseria de las comunidades. Significará el facilitamiento para el actuar de las empresas transnacionales para la integración de los mercados, no de los pueblos. Al potenciar un modelo económico exportador de materias primas, en desmedro del desarrollo de las actividades económicas locales.

El traslado de mercancías supone su embarcación en la región de Coquimbo, siendo el puerto de Coquimbo ampliado, pero principalmente abriendo nuevas zonas portuarias , como es el caso de La Higuera donde actualmente se encuentra aprobado el Puerto Cruz Grande y otros proyectos en carpeta en el borde costero de la comuna, como el puerto del proyecto Dominga y un tercer “puerto multipropósito”, que canalizaría parte del flujo de mercancías procedentes de Argentina y Brasil ya que en IIRSA la región de será rediseñada como el Corredor Bioceánico Coquimbo-Porto Alegre.

Por esta razon el primer plan regulador de la comuna de La Higuera y el plan regulador intercomunal del Elqui (PRI Elqui) han sido elaborados a puertas cerradas (o con nula difusión de participación ciudadana) condenando a la zona de Chungungo, Totoralillo y Cruz Grande como onas industriales-portuarias y el imacto ambiental y social que ello significa. Según la propia información de Iirsa.org: “Entre las diversas disposiciones contempladas, el PRI reconoce la vocación portuaria de una amplia franja costera de la comuna de La Higuera. De hecho, establece tres «zonas de extensión urbana» junto a las bahías de Barrancones, Cruz Grande y Totoralillo Norte, destinadas a instalaciones asociadas a puertos, tales como bodegas, frigoríficos y áreas de acopio de carga”.
En consecuencia, de lograr el PRI, y una vez oficializado por medio de su publicación, se verían facilitadas las diversas iniciativas portuarias antes mencionadas para ejecutarse en esta zona. A detener el avance extractivista que amenaza la costa de La Higuera y nuestro continente!

Fuente: http://metiendoruido.com

By omalarc

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