Mi vieja con sus manos tenia mano para hacer unas salsas extraordinarias que yo, sopaba de la “olla” con la mitad de un pan, medio a escondidas, para no “ligarme” un reto.
Según una película muy emotiva, que vi hace tiempo, el legendario padre Mario, que había convertido un vagón de tren en una capilla, en donde él, con sus manos, tenia una mano maravillosa y milagrosa para sanar y aliviar dolencias.
El “Pancita” Gaitán, masajista del Club Defensores, vecino del barrio jardín residencial de la capital riojana, hermano del “Negro”, Adán, “Calila” y ” Toto”, grandes jugadores de fútbol, con sus manos, tenía una mano para acomodar huesos y aliviar dolores insoportables.
Mi abuela, con sus manos, tenia una mano para preparar la mesa de la merienda a sus hambrientos nietos y nietas, en muchas tardecitas riojanas, a la oración.
Mi viejo con sus manos, tenia una mano, para escribir a máquina “ligerito” y liquidar una hoja entera, en segundos.
Los gobiernos populares, es decir democráticos, es decir elegidos por el pueblo, es decir no autoritarios y dictatoriales, necesitan manos, muchas manos, para tener una mano para el bien y destino común de todo un municipio, una provincia y un paÍs.
Votar es dar manos, para que un modelo de país con inclusión, justicia social, soberanía y trabajo se consolide y fortalezca.
El Frente de Todos y Todas lo viene haciendo en medio de una tremenda y dolorosa pandemia.
Que nuestros votos, que son nuestras manos, estén en las manos de Gabriela Pedrali y Ricki Herrera, para que La Rioja y La Patria tenga ” Mano”.
Pocho Brizuela