Hoy a las 16 hay que estar en la Plaza. Nuestras razones.
La Marina y la oligarquía habían torcido el brazo de la Revolución Juniana y Perón estaba preso en la isla Martín García. Las y los trabajadores sabían. Venían por los derechos duramente conquistados. Hubo un plenario caliente en la CGT y se impusieron los que les importaba muy poco el Coronel. Los que cuidaban la propia. Si desaparecía del mapa, mejor. Paro general el 18 de octubre, con movilización a chequear.
Pero en aquella ocasión, la muchachada no estuvo de acuerdo. Esperan los que pueden esperar. No pueden arriesgar derechos los que dependen de su trabajo, los que pagan el alquiler y la comida del piberío. Así que por las buenas o por las más o menos, tomando (en el sentido literal del término) un colectivo o un camión, arrancando en el frigorífico Swift de Berisso o alguna parada intermedia, paro el 17 de octubre y movilización a Plaza de Mayo.
76 años después, nuestro gobierno naufraga en la impotencia, zamarreado por la patronal que se está quedando con toda la recuperación económica. De nuestro lado, también están los que sacaban cuentas durante la ofensiva del macrismo y ahora sacan cuentas para defender la agenda revolucionaria de nuestra fuerza. La agenda de Cristina Fernández de Kirchner.
“El Pueblo pelea no perdona ni olvida, a los vendepatrias y a los genocidas” se cantaba antes de 2003. Y de nuevo, las Madres señalan el camino. A la Plaza, contra la deuda externa. Claro, dijimos muchos. Para que el gobierno sepa que es nuestro, que cuente con nosotros para luchar, como luchamos ayer y como lucharemos mañana. Que tiene que ponerse al frente, que no se puede vivir con salarios mínimos de 32 mil pesos e inflación de más de 50%.
Este domingo vamos a la Plaza para que comience nuestro gobierno. Terminó la pandemia del macrismo y termina la del Covid. El Pueblo va a la Plaza el 17, ya esperó demasiado. Lleve nuestras banderas, compañero presidente.