Por Romina Calderaro para Página 12
Desde Glasgow
La cumbre del G-20 en Roma fue tranquila en comparación con la cantidad de gente, los controles por coronavirus y los requisitos para entrar a Glasgow, la ciudad del Reino Unido que ayer rebosaba de presidentes y diplomáticos reunidos para tratar de llegar a acuerdos que generen cambios climáticos sustentables. Tal era el caos de gente y tránsito, que el presidente Alberto Fernández tardó dos horas en llegar desde Edimburgo para empezar con su participación del día en la COP26. “Los organismos multilaterales de cooperación deben comprometer al menos el 50 por ciento de su cartera de préstamos a acciones ambientales” para lograr “una transición hacia un modelo de desarrollo integral, sostenible e inclusivo”, dijo en el evento de Alto Nivel titulado “Acción y Solidaridad: La Década Crítica”. Hoy dará su discurso central, el que fijará la posición argentina: propondrá que, para detener el deterioro del planeta, los países más desarrollados deben ayudar a los que tienen menos recursos.
A su llegada a Glasgow, Fernández fue recibido por el primer ministro británico, Boris Johnson, y el secretario general de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres. La cumbre alteró por completo la cotidianidad de la ciudad. Para dar sólo un ejemplo del grado de organización de la cumbre, cada persona que entró al evento tuvo que hacerse un test rápido de coronavirus parecido a un test de embarazo, llenar el resultado (si era negativo) en un formulario online y mostrarlo en cada puerta de acceso.
Glasgow parecía la Torre de Babel: gente que habla todos los idiomas, mujeres con velos, distintos estilos de vestimenta y pantallas de TV y periodistas transmitiendo para sus medios. Multiculturalismo al palo. Si alguien quiere consumir algo, tiene que pagarlo con libras y casi todos los envases son de papel y madera fina para cuidar el medio ambiente. Hasta las cucharas para comer un yogur.
La sensación y los nervios que parecen tener todos los presentes dan cuenta de la importancia de la cumbre: la idea es que de acá salgan realmente propuestas e inversiones para que se deje de dañar el planeta. “Sin financiamiento sostenible no habrá desarrollo sostenible y las responsabilidades, si bien comunes, son diferentes entre países”, reflexionó el presidente Fernández y explicó que “el mundo en desarrollo necesita financiamiento genuino para avanzar con la agenda” que se discute en la COP26″.
No faltaron los escépticos respecto de que algo vaya realmente a cambiar cuando finalice la cumbre: era divertido ver los comentarios de los que seguían virtualmente los discursos: muchos decían, en palabras más fuertes y distintos idiomas, que los que estaban hablando no iban a producir ningún cambio importante. Será cuestión de esperar.
Reuniones bilaterales
La agenda de Fernández en Glasgow incluye encuentros bilaterales con sus pares de Costa Rica, Carlos Alvarado Quesada, y de Suiza, Guy Parmelin. En el marco de la cumbre mantuvo ya un encuentro informal con el presidente de Finlandia, Sauli Niinistö.
“La Agenda para el Desarrollo Sostenible está en terapia intensiva y las brechas de bienestar son enormes. La pandemia ha profundizado estas diferencias, en especial, en América Latina y el Caribe”, dijo el Presidente y agregó que “el reloj del planeta no se detendrá. Entre todos podemos generar las condiciones para materializar los cambios necesarios. La acción ambiental es ahora”.
Fernández informó que la Argentina “ha formalizado un incremento del 2 por ciento en la Contribución Determinada a nivel Nacional (NDC), lo que resulta en un compromiso 27,7 por ciento mayor al asumido en la primera NDC en 2016” y detalló las políticas que impulsó el país para favorecer el desarrollo sostenible. Destacó el avance en “un marco legal para erradicar la deforestación ilegal y proteger los bosques nativos; tecnologías de punta en materia de emisiones de metano; un proyecto de ley sobre electromovilidad enviado al Parlamento; proyectos para establecer el hidrógeno como nuevo vector energético y un cambio cultural a través de la ‘educación ambiental’ en nuestros programas oficiales”.
Le queda al Presidente su exposición final para hoy por la mañana. Luego, regresará a la Argentina después de dos cumbres que tuvieron un denominador común en los discursos de Fernández: el planteo de que los países ricos tienen que ayudar económicamente a los que están sufriendo.