El gobierno de Perón por ley otorga amplias facultades a Salud Pública –a cargo del Dr. Santiago Carrillo- para combatir las endemias comenzando la gran batalla contra el bocio y el paludismo.
– “Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios, como causas de enfermedad, son unas pobres causas.” Dr RAMON CARRILLO
El flamante gobierno de PERON le ofreció, en 1946, el ministerio de Educación. Declinó el ofrecimiento, pero propuso la creación del Ministerio de Salud Pública, cuyo único antecedente era, a la fecha, el Departamento Nacional de Higiene. Allí fue designado, para luego asumir la secretaría de Salud Pública, el 1° de junio de 1946, al ser creada ésta sobre la base del antiguo Departamento Nacional. Finalmente, al crearse por ley el Ministerio de Salud Pública de la Nación, en 1949, Carrillo se transforma en el primer ministro en la historia de esa cartera.
Abrazó la causa de la salud pública con fervor. Se dieron en ese tiempo transformaciones colosales, que permiten asegurar que casi toda la infraestructura de salud con la que el país cuenta hoy se debe a esa gestión, realizada en conjunto con la “Fundación Eva Perón”: en sólo ocho años, se construyeron 4229 establecimientos sanitarios en todo el país. Esto amplió la capacidad hospitalaria en 130.180 camas. Jamás antes ni después la salud pública argentina recibió un impulso de esta magnitud.
La tasa de mortalidad infantil disminuyó claramente y la esperanza de vida al nacer aumentó de 61,7 años promedio a 66,5 en menos de una década. En 1947, inaugura el “Instituto de Medicina Preventiva” y su gestión edita el “Plan Analítico de Salud Pública de la Nación”. En 1949, publica su obra “Política Sanitaria Argentina”, considerada –junto con “Teoría del Hospital” (1953)– un tratado de consulta, aún hoy, en todo el mundo.
Impulsó y creó la especialización de médicos higienistas, hoy sanitaristas. Innovador, crea en 1948 los centros de salud, e inaugura los primeros 50. Decía entonces:
– “El centro sanitario es un conjunto de consultorios polivalentes, con servicio social, visitadoras sanitarias y bioestadística, para captación de enfermos, reconocimiento de sanos y tratamientos ambulatorios, en tanto que la Ciudad Hospitalaria funciona siempre en correlación con uno o más centros sanitarios”.
Se erradicó por completo el paludismo y enfermedades como sífilis y tuberculosis disminuyeron a niveles equiparables a países más desarrollados. Los argentinos debemos saber que el “Servicio Nacional de Salud británico”, considerado ejemplo de un sistema universal y público, data de 1949. Ya para entonces el sistema público de salud argentino superaba al británico, tanto en recursos aplicados como en resultados obtenidos. Frente a quienes lo negaban y aún hoy lo niegan, escribió con amargura:
– “Si yo desaparezco, queda mi obra y queda la verdad sobre el esfuerzo donde dejé mi vida”.
Aspiramos a que, en la necesaria restauración de los paradigmas que tanto necesita nuestra querida Argentina al comienzo del siglo XXI, los miles de jóvenes que abrazan cada año la vocación por la medicina quieran seguir su ejemplo. Carrillo nunca postuló al “Premio Nobel de Medicina”, pero por su obra gigantesca y la dimensión de su humanismo ilimitado, está merecidamente en el nivel de nuestros Nóveles.