Rubén Dri

“La utopía de Jesús. Menester es clarificar el concepto. Como el nombre lo dice, la utopía no esta en ningún lugar, no existe en el sentido de algo tangible, de algo que esta allí, cuya existencia se puede ver y comprobar. Pertenece al ámbito de la totalidad, ámbito esencial en la constitución del hombre y la mujer como tal. El hombre esta esencialmente abierto a la totalidad, tiende hacia ella, pero esta es inalcanzable. Es como el horizonte que siempre se aleja, nunca se lo alcanza, pero solo tendiendo hacia el, lanzándose en su persecución, se descubren nuevas tierras.
Nada creativo y, en consecuencia, liberador puede realizarse si el hombre no es capaz de anticipación utópica. El futuro deber ser imaginado, soñado, acariciado, querido intensamente. De esa manera la utopía se transforma en un poderoso medio de acción que comunica fuerzas e impulso a la acción. No es opio adormecedor, sino fermento invitador de la vida y de la acción transformadora.
Las clases dominantes tiene su propia utopía que tratan de imponer a las clases dominadas. La gran utopía del Neoliberalismo es el dominio absoluto del mercado, el dios-mercado. Para imponerlo a las clases dominadas se recurre a toda clase de medios.
La utopía de las clases dominadas de una y otra vez surge esperanzadora, exigente, soñadora, cuestiona el poder dominante, inventa nuevos caminos de lucha y prepara el terreno para nuevos proyectos (…)
El mensaje de Jesús de Nazareth nos dice que la utopía que surge del corazón de los pobres, de los que no tienen poder, del “grano de mostaza”, ha de triunfar sobre todo el poder opresor; que el poder de diaconía o servicio triunfara sobre el poder como arija o dominación (…)
Es importante recuperar la gran utopía del Reino de Dios, que ha de confluir con otras utopías, provenientes de las religiones indígenas, del anarquismo, del marxismo, del judaísmo, del mahometanismo, del feminismo, del ecologismo y de otros movimientos culturales de que esta entretejida nuestra sociedad. Todas esas utopías impulsaran la gran utopía que como fermento alimentara el proyecto de una sociedad en la que podamos vivir como hermanos”.

*”La utopía de Jesús”, editorial Biblos, enero 1997

By omalarc

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