Pablo Moyano definirá esta semana encuentro clave con el papa Francisco para la primera semana de marzo, como parte de una campaña más amplia que incluye su intención de administrar la conflictividad en el transporte y, eventualmente, hacerse del control de la CGT este año. La visita al Pontífice, que adelantó en noviembre este diario, se enmarcará en un seminario de la Federación Internacional del Transporte (ITF, por sus siglas en inglés) donde el hijo mayor de Hugo Moyano ejerce desde el año pasado como vicepresidente, que se desarrollará en el Vaticano. Se trata para Jorge Bergoglio de una muestra más de afinidad hacia sectores sindicales y sociales opositores al Gobierno.

El número dos del gremio de Camioneros viajará hoy a Antigua y Barbuda para participar entre mañana y pasado de una reunión del Comité Ejecutivo de América Latina y el Caribe de la ITF junto a las máximas autoridades de la organización: su presidente, Paddy Crumlin, y el secretario general, Stephen Cotton. Con ellos definirá la agenda del seminario, previsto por ahora para arrancar el 4 de marzo y que en su tercer día tiene pautado un saludo de Francisco a toda la comitiva del gremialismo internacional del transporte.

La familia Moyano organizó lo que será una suerte de Congreso de la ITF en instalaciones del Vaticano con el arzobispo Marcelo Sánchez Sorondo, jefe de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, y el titular de La Alameda. Entre los convocados -al menos para los organizadores- estará el taxista Omar Viviani, histórico aliado de Hugo Moyano que en la segunda presidencia de Cristina de Kirchner mutó a rival del camionero por su alineamiento automático al entonces oficialismo.

La invitación al taxista y a otros dirigentes como el ferroviario Sergio Sasia, ambos integrantes del denominado Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA), tiene que ver con una estrategia de construcción política y gremial de los Moyano de acumular poder por encima de la CGT, vía ITF, pero con la central obrera local como objetivo de máxima. Los camioneros abandonaron el año pasado la estructura de conducción de la CGT y promovieron su vaciamiento con las renuncias de sus aliados para debilitar a los “gordos” y los “independientes”, los dos grupos que hegemonizan el liderazgo.

En el mismo plan, como adelantó Ámbito Financiero, aparece el interés de Pablo Moyano de asociarse a los conflictos en el rubro del transporte apalancado por su actual cargo de vice de la ITF, que según sus colaboradores le permite no sólo solidarizarse sino también impulsar medidas de fuerza y obrar como paraguas de inmunidad para los dirigentes involucrados.

La gestión vaticana arrancó el mismo día del nombramiento de Moyano en la internacional del transporte en el último Congreso, en octubre, en Singapur. Para ese momento la familia camionera sumaba un factor de preocupación máxima por el pedido de detención de Pablo que había firmado un fiscal de Lomas de Zamora, luego desestimado por el juez de la causa. Y ya habían tenido señales favorables de la cúpula de la Iglesia Católica por un par de encuentros cara a cara entre el Papa y Pablo y por la cesión de la basílica de Luján para un acto del sindicalismo opositor.

La agenda provisoria del seminario romano contempla para el lunes 4 y el martes 5 de marzo un debate sobre problemáticas del sindicalismo en general y del transporte en particular, como la automatización, el cambio climático y el desarrollo del activismo gremial en Latinoamérica, y al día siguiente un cierre cargado de simbolismo: un posible saludo del Papa a toda la delegación (entre cien y doscientos dirigentes de todo el mundo) como parte de las tradicionales audiencias públicas de los días miércoles.

Fuente:amibto.com

 

By omalarc

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