Esta semana el país llegará a los 400 mil muertos por coronavirus. Y se prevé que habrá unos 500 mil muertos entre fines de junio y principios de julio. Una catástrofe humanitaria bajo un gobierno negacionista.
Por Dario Pignotti para Página 12. Desde Brasilia
Esta semana Brasil llegará a las cuatrocientas mil muertes por el coronavirus. Son números que el gobierno ha normalizado a fuerza de minimizar el desastre sanitario e incitar cotidianamente a transgredir las normas para contener el contagio. Bolsonaro amenazó con convocar al Ejército (lo suele llamar “mi Ejército”) para romper los lockdowns decretados por los gobiernos estaduales: una suerte de amenaza de golpe de Estado contra la salud pública.
Detrás del desdén sobreactuado del régimen hacia la crisis sanitaria y las amenazas, yace el temor gubernamental a lo que puede ocurrir en la Comisión Parlamentaria de Investigaciones (CPI) que debe comenzar a funcionar esta semana, denominada por la oposición como CPI del Genocidio.
Este fin de semana Jair Bolsonaro volvió a pasearse por Brasilia sin barbijo para saludar a sus simpatizantes dejando al descubierto una sonrisa que parece copiada del Guasón, aquel villano burlón que desafiaba a Batman.
La misma carcajada había exhibido el viernes en Manaos, capital del estado de Amazonas, durante una visita repudiada por opositores que le reprocharon las decenas de pacientes con Covid-19 fallecidos por asfixia debido a la falta de tubos de oxígeno ocurrida a principio de año, cuando el gobierno nacional no envió los insumos requeridos por las autoriades locales. Y no solo eso: a pesar del aumento de muertes por inanición las autoridades federales no abrieron las puertas de los hospitales militares amazonenses donde más de la mitad de las camas estarían desocupadas.
El diputado estadual amazonense, Comisario Pericles, del ultraderechista Partido Social Liberal. festejó la llegada del mandatario y su premiación con el título de ciudadano honorario de ese estado donde surgió la cepa P1 causante del grueso de los contagios ocurridos en los últimos meses en todo el país.
Hasta el próximo viernes (si no antes) la pandemia habrá costado la vida del equivalente a toda la población de las ciudades de Corrientes y Puerto Iguazú, ubicadas en dos estados argentinos limítrofes con Brasil. Es por eso que el científico Miguel Nicolelis afirma sin vacilar, en esta entrevista con PáginaI12, que su país, con 17 mil kilómetros de fronteras en Sudamérica, es una “amenaza regional y global”.
“Si no hay ningún cambio importante, me refiero a la implementación de un lockdown total decretado por parte del gobierno nacional, algo que me parece improbable , y si no hay un salto en el nivel de vacunación, mi previsión es que habrá unos 500 mil muertos por coronavirus entre fines de junio y principios de julio, y estoy haciendo un cálculo conservador”.
El Consejo Nacional de Secretarías de Salud de los gobiernos provinciales informó este domingo a la noche que la cifra de muertos llegó a los 390.797 y la de contaminados a 14.340.787. Entre el 1 y el 25 de abril fue rebasada la marca de 69 mil defunciones superando el récord de la pandemia, registrado en todo el mes de marzo, con 66,5 mil casos.
“Brasil puede ser visto como un laboratorio a cielo abierto donde el virus se disemina velozmente, mutándose, haciéndose más agresivo y propagándose por otros países, como ya ocurrió con la variante amazónica o cepa P1 “.
“Tenemos que estar preparados para más mutaciones que den lugar a variantes más letales que podrían ser rebeldes a las vacunas que conocemos”.
Radicado desde hace tres décadas en Estados Unidos, donde es profesor titular de la Universidad de Duke, Nicolelis es uno de los científicos más reconocidos de Brasil y fue contratado como consultor sobre la pandemia por un grupo de gobiernos estaduales.
“Jair Bolsonaro se ha convertido en el enemigo público número uno a nivel mundial, es necesario tener conciencia sobre la dimensión de esta catástrofe humanitaria”.
Cuando era diputado federal el actual presidente declaró que la dictadura a la cual sirvió como teniente, defeccionó en la guerra sucia contra la resistencia democrática por no haber matado 30 mil opositores como sí lo hizo la de Argentina. obnubilado por su concepción militarista, Bolsonaro leyó a la pandemia como un campo de operaciones militares. Y en su condición de comandante, su estrategia de combate fue un fracaso.
El mandatario y ex miembro del Ejército concibió al virus como un capítulo tardío de la Guerra Fría designando a Eduardo Pazuello, un general retirado que no estudió medicina, al frente del Ministerio de Salud y a un almirante como titular de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria.
Con esa concepción, divorciada de la realidad, Bolsonaro y sus militares postergaron cuanto pudieron la certificación de la vacuna china Coronavac y continúan saboteando hasta hoy la aprobación del fármaco ruso Sputnik V.
“Si se confirman nuestras proyecciones (500 mil muertos en junio) , Brasil habrá tenido en 15 meses más muertos que en la Batalla de Stalingrado, la más sangrienta de la Segunda Guerra Mundial que entre agosto de 1942 y febrero de 1943 causó la muerte de 478 mil personas en la URSS, entre soldados y civiles”, compara Nicolelis.
“Sin ninguna duda Bolsonaro es el principal responsable de la peor tragedia ocurrida en la historia de nuestro país, la codificación de los crímenes cometidos le cabe hacerla a los juristas dentro de la ley brasileña o la legislación internacional. Volviendo al ejemplo de la Segunda Guerra Mundial, con la batalla de Stalingrado, tal vez Bolsonaro merezca ser llevado a un tribunal como el de Nuremberg”, donde fueron procesados los criminales de guerra nazis.
Por lo pronto Nicolelis aguarda lo que pueda ocurrir a partir de este martes o miércoles cuando el Senado pondrá en funciones a los miembros de la CPI de la pandemia.
Si la oposición logra que sus miembros ocupen cargos importantes en ese organismo, se espera que uno de los primeros invitados sea el general, Eduardo Pazuello, que se desempeñó como ministro de Salud hasta marzo, luego de poco menos de un año en el cargo.
Pazuello, siguiendo órdenes de Bolsonaro, hizo todo lo contrario a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS): no priorizó la compra de vacunas, se sumó a la campaña contra el lockdown y compró millones de dosis de hidroxicloroquina, parte de ellas importadas de Estados Unidos, que fueron distribuidas en centros de salud pública.
“Este gobierno es enemigo de la ciencia, el presidente se ha referido a los científicos diciéndoles canallas”, denuncia Nicolelis.
“Bolsonaro ha tomado medidas que facilitaron la propagación del virus, pero hizo algo que puede ser tanto o más pernicioso al divulgar fake news en relación con la covid, induciendo a conductas que pueden haber costado la vida de personas” como el consumo de hidroxicloroquina o sembrar dudas sobre las vacunas.
“El negacionismo ha causado miles de muertes, el negacionismo no llega a comprender esta tragedia del siglo XXI, el negacionismo ve al virus con prejuicio ideológico. Pero el virus no pertenece a ningún partido y es más veloz que las mentalidades atrasadas”, remata Nicolelis.