El representante de Pfizer para América Latina declaró en el Congreso brasileño que el laboratorio le exigió a todos los países lo mismo. Como informó APU, Brasil debió renunciar a la inmunidad soberana de sus activos para acceder a las vacunas. “Pfizer corrió riesgos sin precedentes”,afirmó el ejecutivo de la empresa para justificar las exigencias de la empresa.

 

El Senado brasileño creó una Comisión Parlamentaria de Indagación para investigar si la administración de la pandemia de Jair Messias Bolsonaro es genocida. El presidente no podrá ser citado a prestar declaración pero ya brindaron testimonio dos de sus tres exministros de salud y complicaron al presidente. El exministro y militar Eduardo Pazuello, en cuya gestión aumentaron los casos y las muertes, no se presentó a la comisión, primero aludió posible Covid, ayer la Procuración General del Estado presentó un habeas corpus para que el exministro pueda continuar en silencio y sin ser detenido.

El exsecretario de Comunicación de Bolsonaro confirmó que Pfizer les ofreció vacunas en septiembre de 2020 y Brasil demoró dos meses para responder. Ayer la CPI citó al representante de Pfizer para América Latina, Carlos Murillo, quien ratificó que renunciar a la inmunidad soberana de los activos del Estado es una condición que el laboratorio le puso a todos los países. Según el ejecutivo de Pfizer, nunca nadie asumió un riesgo semejante y pidieron la colaboración de los Estados.

El 13 de abril pasado se creó la CPI de la Pandemia para investigar las acciones y omisiones del gobierno federal al afrontar la pandemia y el colapso del sistema de salud en la provincia de Amazonas a comienzo del año. La comisión tiene potestad para indagar testigos, que tienen la obligación de decir la verdad, detenerlos en caso de delito infraganti, solicitar información y documentos a la administración pública directa o indirecta (N.E: Brasil terceriza servicios como salud y educación, entre otros), llamar ministros a declarar, romper secreto bancario, fiscal, con el deber de no difundir los datos.

La creación de la comisión es una prueba de la caída del poder de Bolsonaro, quien ya no tiene control absoluto sobre el parlamento. El aumento constante de la cantidad de muertos acabó con el apoyo popular que tenía el presidente. Conforme la consultora XP-Investimentos, una de las más importantes de Brasil, el 58% de la población desaprueba cómo Bolsonaro administra el país. El 44% de los brasileros tienen pésimas expectativas hasta el final del mandato y sólo un 31% ve con buenos ojos el futuro del país. Cabe destacar que la misma consultora informa que el 46% evalúa como pésima la imagen del congreso. En medio de este contexto el parlamento brasilero consiguió crear la comisión para investigar la administración de la pandemia.

No hizo nada para evitarlo

Desde el comienzo de la pandemia la Organización Mundial de la Salud informó cuáles eran las tres principales medidas para evitar la propagación del virus, la saturación de los sistemas de salud y el aumento de muertes: aislamiento social, barbijos y alcohol en gel, para evitar que al tocarnos la cara el virus ingrese en nuestro cuerpo. Bolsonaro subestimó la pandemia, la llamó de “gripecita”, promovió aglomeraciones con sus seguidores, desestimó el uso de barbijos, atacó a cuanto gobernador o intendente que restringió la circulación. Como si fuera poco, promovió el uso de cloroquina, no realizó gestiones durante el 2020 para adquirir vacunas, ataca permanentemente a China, proveedor de los insumos para la vacuna Coronavac que produce el Instituto Butantan de San Pablo, que produjo el 61% de las vacunas producidas en Brasil, el Instituto Fiocruz produce la vacuna de Oxford. Los constantes ataques de Bolsonaro a China generó que el Instituto Butantan se quede sin insumos para producir.

El exministro de salud, Luiz Henrique Mandetta, que estaba al frente de la cartera cuando se desató la pandemia, declaró en la CPI que el presidente no seguía las orientaciones técnicas del ministerio y mantenía un equipo de asesores paralelo, en el que participaba uno de los hijos del presidente, Carlos Bolsonaro, consejal de Rio de Janeiro. Mandetta informó que vio una minuta en la que se sugería alterar la descripción en las cajas de cloroquina e incorporar que el medicamento servía para combatir el Covid. La CPI citó al presidente de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria, Antonio Barra Torres, quien confirmó la información.

Tras la declaración de Mandetta fue llamado a declarar Nelson Teich, que asumió el ministerio tras la salida del primero y quien manifestó que desde el inicio sabía que no tenía autonomía para administrar la cartera. Teich manifestó que su salida del gobierno, al mes de haber asumido, se debió a las diferencias con Bolsonaro sobre la recomendación de la cloroquina. Durante la gestión del militar Pazuello, que asumió como ministro en mayo de 2020, tras la salida de Teich, y salió en marzo del 2021, el ministerio recomendó el uso de cloroquina. Pazuello se negó a presentarse a la CPI aludiendo que tuvo contacto con dos personas con covid y ayer la Procuración General de la República presentó un habeas corpus para que el exministro no pueda ser detenido por no presentarse. Durante la gestión de Pazuello Amazonas tuvo que importar oxígeno de Venezuela y se dispararon los casos de covid, que llevó a más de 425.000 muertes.

Bolsonaro no respondió oferta de vacunas

El 12 de mayo pasado fue llamado a declarar Fábio Wajngarten, exsecretario de comunicación de la presidencia, quien en abril brindó una entrevista a la revista Veja en la que expresó que el gobierno había sido incompetente e ineficiente para la compra de vacunas. La participación de Wajngarten posibilitó acceder a un documento que prueba que el 12 de septiembre de 2020 el laboratorio Pfizer le envió una carta al gobierno brasilero ofreciéndole vacunas y que Bolsonaro demoró dos meses en responder. Los contactos comenzaron en mayo, cuando el laboratorio aún en proceso de vacunas le ofreció al país, así como a otros, la adquisición previa de vacunas que aún no habían sido desarrolladas. Cabe recordar que en declaración a la prensa Bolsonaro rechazó firmar con Pfizer por los atentados a la soberanía que el contrato exigía, aunque acabó firmando un contrato por 100 millones de dosis y está negociando un segundo contrato por el mismo volumen, según informó el representante de Pfizer. Cuando el actual ministro de salud, Marcelo Queiroga, se presentó en la CPI y fue cuestionado de por qué el gobierno no firmó antes con Pfizer, manifestó que “firmar el contrato no quería decir que entreguen las vacunas”.

Pfizer reconoció que le exigió lo mismo a todos los países

La CPI llamó al representante de Pfizer para América Latina, quien presidió Pfizer Brasil hasta noviembre del año pasado, para saber cuándo fue que ofreció vacunas a Brasil y cuál fue la respuesta del presidente Bolsonaro. Quedó probado que la primera comunicación formal del laboratorio ofreciendo vacunas fue en septiembre de 2020 y recién en marzo de 2021 Brasil firmó el contrato con el laboratorio, pero el ejecutivo de la empresa reconoció que los contactos con Brasil comenzaron en mayo de 2020.

El 18 de marzo pasado Brasil firmó un contrato con Pfizer por 100 millones de vacunas a US$10 cada una. Como informamos en APU el contrato establece que la vacuna al momento de la firma no pasó la fase 3, que Pfizer no sabe cuándo va a entregar, que no puede ser penalizada si no cumple con plazos anunciados, que no se hará responsable por cualquier efecto adverso en los pacientes por las vacunas, que cualquier diferencia jurídica deberá resolverse en los tribunales de Nueva York y que para eso el Estado debe renunciar a la inmunidad soberana de todos sus organismos, incluso del Banco Central, en caso de que tenga una sentencia condenatoria.

En el día de ayer la CPI escuchó al representante de Pfizer para América Latina, el boliviano Carlos Murillo, que fue presidente de Pfizer en Brasil desde el 2017 hasta noviembre pasado. Al ser consultado por el senador Humberto Costa del PT sobre las cláusulas del contrato y si las mismas exigencias realizadas a un país en subdesarrollado como Brasil habían sido realizadas a los demás países que firmaron con Pfizer, el representante del laboratorio manifestó “no estoy de acuerdo con hablar de clausulas leoninas. En esta pandemia Pfizer corrió riesgos sin precedentes, en una situación sin precedentes, que requirió que todo el mundo colaborase con este proceso, por eso es que Pfizer le exigió a todos los países las mismas condiciones que le exigió a Brasil”.

El cronograma de entrega de Pfizer después de firmado el contrato de marzo pasado, según informó el representante de Pfizer, es de 13,5 millones de dosis en el segundo trimestre de 2021, hasta el momento entregó 2.257.000, y 86,5 millones en el tercer trimestre de 2021. Según el representante de Pfizer, esta semana se firmaría un segundo contrato por otras 100 millones de dosis que se entregarían en el cuarto trimestre de este año.

By omalarc

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