Hace 45 años en plena dictadura, los asesinos de Gabriel Longueville y Carlos Murias atacaban cobardemente una Cruz de algarrobo realizada por sus hermanos Frailes Capuchinos, en el mismo lugar del Martirio.
Al no poderla quebrar con disparos de fusiles le colocaron un explosivo, lo que la hizo volar por los aires varios metros, pero no se destruyó. Los miembros de la Parroquia de Chamical la recuperaron y con la vuelta a la Democracia los jóvenes cada año la llevan caminando 10 kilómetros como un signo de resistencia, fe, memoria y pedido de justicia.
EL AMOR SIEMPRE VENCE AL O
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DIO