La serie de Charlas se iniciaron el pasado lunes 16 en Famatina, continuaron el 17 en la Universidad Nacional de La Rioja y el 18 concluyó en la Universidad Nacional de Chilecito. El objetivo fue exponer las experiencias de los pueblos originarios de la puna Jujeña con el litio y también, los comportamientos de la ciencia y del poder, que ejerce la ciencia frente a los saberes populares. Disertaron Guillermo Folguera, del CONICET, Cecilia Matta, integrante de Asamblea de los pueblos de la Rioja, Noemí Amalia Vargas y Raúl Choquevilca, Tercer Malón por la Paz.
Cecilia Matta, integrante de Asamblea Constituyente de los Pueblos Riojanos, en diálogo con www.fralo.com.ar, se refirió a la importancia de las charlas brindadas en las tres jornadas del 16 al 18 de octubre. Dijo Cecilia Matta: “Vimos lo que representaba una reforma en este contexto, de explotación de litio, de avance en el extractivismo, de una empresa Mekorot que se viene a agenciar una privatización solapada del agua y demás, es que convocamos a esta Asamblea Constituyente de los Pueblos con un resultado hermoso. Esto nos dio pie para armar esta movida en la Universidad Nacional de La Rioja”.
Por otra parte, destacó la presencia de los referentes de los pueblos originarios de la puna jujeña, que vinieron a contarnos –dijo- “cómo es la experiencia del Litio en la provincia”, también poder contar con la presencia de Guillermo Folgueras del CONICET (Biólogo, filosofo) y “compañero de las luchas en defensa de la naturaleza, vino a poner en tela de juicio, cuales son los comportamientos de la ciencia y del poder, que ejerce la ciencia frente a los saberes populares”.
De la presencia de los estudiantes que se han manifestado y que están estudiando la cuestión del litio, señaló Matta que también “se están cuestionando que esto no está bien, se preguntan: Nosotros, en este contexto, ¿qué futuro tenemos? ¿Dónde vamos a trabajar, para qué y para quién? Según Cecilia Matta, “estas preguntas son las que nos hacemos todos los días respecto al agua, la vida, la biodiversidad, las luchas, la educación y la salud. Necesitamos que esas respuestas salgan de los pueblos, porque, evidentemente desde el poder, no les ha interesado tocarlas”.
Por su parte, Guillermo Folguera, quien trabaja en el CONICET, es además, Profesor de la UBA y especializado en problemáticas medioambientales de nuestro país y del continente. Folguera, explicó algunos detalles tecnológicos del HB 4 – y también sobre el glucosinato de amonio (herbicida) que juntos son características muy preocupantes. “El glucosinato de amonio es de gran toxicidad y el HB 4 promovería mucho más la desforestación y desmonte que actualmente, nuestro país en los últimos 20 años, ocupamos el décimo lugar de países más desforestados del mundo”, añadió.
Advirtió también que se habla acerca de estos cultivos que se extenderían a La Rioja, Catamarca, Tucumán y Salta.
Sobre el litio, explicó que Argentina tiene dos proyectos de exportación de litio. El de Salar de Olaroz y el otro, Salar del Hombre Muerto compartido entre Catamarca y Salta. Acerca de este tema, describió los enormes problemas que surgen en la producción de litio, principalmente el agua, luego la contaminación química, el uso de agua de los ríos, entre otros de los múltiples problemas que se están planteando.
Sobre los problemas en Jujuy relacionados a la explotación del Litio, dijo que, por un lado, está la expulsión de las comunidades que viven en la zona de las salinas y otra es la bajada de las napas de agua, entre otros.
“El litio es una minería de agua. Genera enormes cantidades de pérdidas de agua. Los que dicen que para el litio no se utiliza el agua, mienten. El agua es una clave para entender la vida en nuestros territorios”, remarcó Folguera.
Más adelante, Noemí Amalia Vargas, quechua de la Nación Chicha, activista y docente, al ser consultada sobre la problemática, resumió: “Estamos defendiendo nuestros apus, el espíritu de las montañas, el agua, la mamacocha, el urumama. Hoy se está contaminando el agua, están haciendo destrozos en nuestro territorio”.
Según Noemí Vargas, “en Jujuy es el laboratorio, del triángulo del litio. Están siendo muy maltratados nuestros hermanos de la zona de las Salinas, Caspalá, de la Laguna de Guayatayoc porque se está secando el agua. Y por otro lado, la problemática de la contaminación hace que las ovejas, llamas y alpacas, están perdiendo la lana, por lo tanto, no hay lana para tejer y hacer los materiales que se usan en la puna”. Recordó que en la puna las temperaturas llegan hasta 14 grados bajo cero (-14°) por lo tanto es necesaria la lana para hacer los abrigos que se usan en esa región.
Prometió seguir luchando en Jujuy por los derechos que les corresponde y “hacer respetar las leyes que Gerardo Morales está violando y porque no se respeta el Convenio 169 ni la Carta de Escazú”.
Describió mas adelante que, la lucha comenzó en marzo con los docentes por reclamar por sus sueldos, continuó con los municipales y el 16 de junio, se sumaron los hermanos del Tercer Malón por la Paz y todas las comunidades”. Justamente porque se están violando leyes y derechos, como prohibir las protestas acusándolos de sedición con multas de $ 250.000 hasta tres millones de pesos, a gente que es docente, o que vendan en una feria”.
“Muchos docentes después de salir de su trabajo, tienen que salir a la feria a vender pan, tortas y otras cosas, porque no les alcanza su sueldo. Cobran una parte en blanco y otra en negro, y después hablan del respeto a la ley y al orden. No respetan los derechos humanos que corresponden. No venimos a pedir nada, venimos a exigir los derechos que nos corresponde y que se respete nuestro territorio, que son preexistentes al Estado, llamado hoy Nación Argentina”, enfatizó Vargas.
En tanto, Raúl Choquevilca, comunero de una comunidad originaria de Humahuaca, resumió en su explicación los antecedentes de los Malones por la Paz. Contó que el primer Malón se inició en 1946 que reclamó la tenencia o reconocimiento de las tierras ancestrales que ocuparon justamente los ancestros. En ese momento histórico, Juan Perón prometió regularizar las tierras y si hacía falta expropiar, el Estado pagaría y se reconocía las tierras reclamadas por los verdaderos ocupantes de las tierras, señaló.
No obstante, al asumir Perón el gobierno, sus asesores le advirtieron que si les daban las tierras reclamadas por los pueblos originarios, “generaría un antecedente legal que le produciría después un problema, porque, no solamente tendría que reconocer las tierras a los pueblos indígenas de todo el país, sino también todas las irregularidades de las posesiones de la tierra en todo el país. En este último concepto, había muchos ganaderos terratenientes que estaban irregulares en la posesión de las tierras, entonces, Perón prefirió retroceder y sacárselos de encima al Primer Malón, de la manera más vergonzosa expulsándoles de Buenos Aires, y enviándolos en trenes”.
El Segundo Malón se da en 2006 y el tema también es la regularización de las tierras. Según explicó Choquevilca, “a partir de la vigencia de la ley 26.160. Después de un corte de ruta por una semana en Purmamarca Ruta 9 y 52, el gobierno de Jujuy accede a firmar un Convenio para regularizar las tierras. Tras terminar su mandato el entonces gobernador Fellner, se fue sin cumplir lo que había firmado”.
Según Choquevilca, desde entonces y hasta la llegada de Gerardo Morales, “vuelve a provocar una situación de inseguridad en el territorio, peor, con una Reforma parcial de la constitución provincial, donde realmente el interés u objetivo, es garantizar la explotación de las tierras que ocuparon ancestralmente las comunidades indígenas”. Por lo tanto, entiende que esta reforma “está al servicio de las multinacionales y garantizar de alguna manera, la expulsión de los pueblos desde los lugares donde haya yacimientos de litio. Este es el motivo por el que salimos a denunciar y pedir la derogación de esta nefasta Constitución, porque no garantiza derechos, sino, quita derechos”.