El ritmo de propagación de Ómicron, por sus características, presenta nuevos desafíos. La opinión del virólogo Mario Lozano: “Al virus cada vez le va costar más encontrar personas susceptibles de ser infectadas”.

Por Pablo Esteban para Página 12

Ómicron no da respiro y una nueva fase de la pandemia parece abrirse camino: Argentina reportó 109.608 casos y 40 nuevas muertes. Aunque las nuevas infecciones quiebran las barreras de lo imaginable, la escalada de la curva no se traduce en un incremento proporcional de hospitalizaciones, que se mantienen por debajo de la barrera del 40 por ciento. El desacople entre contagios y fallecimientos indica que las vacunas han hecho su trabajo y la buena noticia es que la campaña de inmunización marcha a todo ritmo. Sin embargo, la presión que en olas pasadas se advertía en las terapias intensivas, en la actualidad se traslada al sistema de testeo. Por este motivo, desde el Ministerio de Salud plantearon una serie de modificaciones con el objetivo de descongestionar el diagnóstico en un contexto inédito para el país.

“Estamos en una situación explosiva de aumento de casos diarios, similar a lo que pasó primero en Sudáfrica, luego en Estados Unidos, Inglaterra y Francia. No creo que nos contagiemos todos en el sentido literal, pero sí parece que nos vamos a contagiar muchos”, señala Mario Lozano, virólogo del Conicet. Luego continúa: “Pienso que no puede durar demasiado, quizás unas dos o tres semanas más. Un escenario de tantas infecciones terminará generando, en un tiempo corto, una saturación. De este modo, al virus cada vez le va costar más encontrar personas susceptibles de ser infectadas y, como sucedió en Sudáfrica (y ocurre en Londres o en algún estado de Estados Unidos, como Minnesota), se va a alcanzar un pico de casos y después van a disminuir”, observa el exrector de la Universidad Nacional de Quilmes.

Desde la cartera sanitaria que administra Carla Vizzotti, en acuerdo con las autoridades sanitarias de las 24 jurisdicciones reunidas en el Consejo Federal de Salud (Cofesa), se resolvió un cambio sustantivo: de aquí en más, los contactos estrechos de las personas que hayan dado positivo no deberán hisoparse para chequear su situación sino que directamente deberán aislarse. Ante la elevada circulación viral, aseguran los especialistas, la confirmación puede establecerse por nexo clínico y epidemiológico. De esta manera, se procura evitar el colapso de los centros de testeo. “Esta decisión es correcta porque tiene en cuenta el contexto epidemiológico, posee una baja posibilidad de incurrir en errores y es una buena forma de evitar la saturación de los centros de testeo”, opina Lozano.

Si se concibe que Argentina superó los 100 mil contagios reportados en una jornada y que cada individuo tiene más de un contacto estrecho, es prácticamente imposible que el sistema aguante. De manera que si el presente de la pandemia plantea una dinámica de centenas de miles de contagios en cada jornada (la mayoría leves y con una importantísima porción de la población inmunizada), las estrategias sanitarias para combatirla también deben marchar en consecuencia.

En Salud saben que cada modificación en las políticas conlleva un cambio de comportamiento y un tiempo de aprendizaje. Por ello, será importante que la población logre internalizar las nuevas pautas que ya operan. Al respecto, Vizzotti dijo: “Llevará un tiempo entender que cambió la situación a un virus más leve pero más transmisible”. Y completó: “Es difícil para una población cansada cambiar las recomendaciones. Vamos a hacer campaña de comunicación y, aunque los casos sigan altos, sin internaciones, ni muertes o internaciones leves, esta incertidumbre va a ir bajando”.

El test en casa
Las interminables filas en los centros de testeo también empujaron a otro cambio medular: la aprobación de los autotest elaborados por los laboratorios Abbott, Roche, Vyam Group y Wiener. Resistidos por algunos profesionales de la salud y por referentes del campo científico, lo cierto es que podrían funcionar como una herramienta para descomprimir los centros de diagnóstico. Tras la autorización realizada por Anmat, se prevé que en dos semanas estén disponibles para la compra en farmacias.

Además de aspectos complejos como la toma de la muestra y la sensibilidad de la tecnología (menor que un PCR, por ello, un resultado negativo no garantiza que la persona no esté infectada), otro de los interrogantes que más preocupan es su trazabilidad, es decir, que el resultado de ese testeo pueda ser reportado al sistema de salud. Ricardo Pesenti, protesorero de la Confederación Farmacéutica Argentina (Cofa), lo explicó de este modo en una entrevista radial: “Cuando dispensamos un test vamos a recabar datos básicos del paciente que los va a utilizar, lo vamos a asociar a un número de serie que va a tener cada una de las cajitas y le vamos a dar cada uno de los pacientes un código QR”. Y agregó: “Cuando el paciente se haga el autotest en su casa, con el teléfono simplemente tomando la imagen el código QR le va a salir en la pantalla la posibilidad de contestar el resultado y lo manda a la farmacia”.

Para agilizar los pinchazos
En la última reunión del Cofesa también se consensuó algo que ya venía produciéndose de hecho en las diferentes jurisdicciones. La referencia es para la reducción de la brecha de la aplicación de la dosis de refuerzo. Si antes la recomendación era recibir la tercera a los seis meses, ahora el nuevo mandato indica cuatro meses. Si bien la propuesta queda a consideración de cada provincia, el objetivo general es emplear las dosis disponibles: el país, actualmente, posee un excedente de 20 millones de vacunas aún sin aplicar. “Además de reducir la brecha para los refuerzos, sería mejor apuntalar los proyectos de vacunas específicos contra las variantes nuevas. Los cuatro proyectos que se diseñan en Argentina tienen esa perspectiva”, plantea el científico.

Esta iniciativa se complementa con otra que también procura acelerar la curva de los refuerzos. Según lo estipularon las autoridades sanitarias, durante enero y febrero las personas podrán inocularse fuera de su lugar de residencia. La decisión fue convenida teniendo en cuenta que durante los meses de verano se incrementan los viajes por vacaciones. “En los centros turísticos es importante poder vacunar a aquellas personas que residan en otros lugares”, afirmó Vizzotti. Luego explicó: “Durante enero, más de cinco millones de personas cumplen cinco meses de su segunda dosis, por eso hay que ser flexibles y favorecer el acceso de los refuerzos”. Es el caso de la provincia de Buenos Aires, que aprovecha la llegada de personas a la Costa Atlántica para vacunar ciudadanos de otras regiones del país.

Ser flexibles, en este momento de la pandemia, puede contribuir a obtener mayores grados de protección frente a la variante Ómicron, que ya reportó su transmisión comunitaria y desplaza a Delta. De hecho, en territorio bonaerense representa el 60 por ciento de los nuevos contagios. Según un nuevo informe del Proyecto Argentino Interinstitucional de Genómica de SARS-CoV-2 (PAIS), en otras grandes ciudades como CABA y Santa Fe, más de la mitad de las muestras secuenciadas y escogidas al azar corresponden a la nueva variante que emergió en África y domina el planeta.

 

pablo.esteban@pagina12.com.ar

By omalarc

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