La Rioja vuelve a tener sobre la mesa la peligrosa situación de crisis de liderazgo. Le costó la gobernación a Ángel Maza doce años atrás, cuando un incipiente Luis Beder Herrera tejió su caída en silencio y sin pausa dialogando con la justicia, la oposición y la interna peronista, siempre presente en la provincia. Es ahora Sergio Casas, el gobernador saliente, quien enfrenta el hervidero de un peronismo que quiere mantener el poder en la provincia y, con avidez pavloviana, se lanzó a la puja del poder apenas conocido el fallo que impide ser reelegido al actual gobernador. Las corridas, incendios y violencia en la provincia son un mal recuerdo que Casas debiera dar por cicatrizado.
El peronismo riojano sabe de traiciones. Siempre las ha tenido, los líderes fortalecidos debieron demostrar musculatura, hasta que uno nuevo apareció para recopilar voluntades e ir por el premio mayor. Ahora la incógnita es la siguiente: muerto el rey, quién será entonces el que tenga bendición partidaria. El menú es variopinto, y hasta la Rosada opina cuando ven el mapa electoral. La falta democrática de Casas de haber suspendido elecciones porque él no podía competir, no sorprendió a propios ni extraños, y Alberto Paredes de Uruquiza, intendente actual de la capital riojana, también tiene el ADN certificado por Balcarce 50: “siempre fue un cagador, va a jugar con el PJ” resumió entre eufemismos un funcionario de la Rosada a PERFIL. Rogelio Frigerio también lo piensa y no lo esconde.
Paredes de Urquiza supo lograr un buen vínculo con Rogelio Frigerio, incluso salvando la ropa para pagar salarios a como dé lugar, esperando retribución de fidelidad por parte del riojano. Lejos de eso, Urquiza habla en privado con Beder Herrera y Sergio Casas, los dos que lo calificaron de inútil y corrupto los últimos años desde que fue elegido intendente tras la gestión de Ricardo Quintela. El PJ no cree en su relato de conversión y alejamiento de Cambiemos, y las fotos con Mauricio Macri y todo el gabinete no le harán fácil la campaña, más allá de la gestión poco ponderada en la provincia. “Era más macrista que Julito Martinez, ahora las va de peronista, no jodamos”, gráficos el funcionario entre risas y enojos por igual para el intendente.
El otro candidato es Luis Beder Herrera. Más allá del antecedente del golpe al “Didi” Maza, el exgobernador supo aferrarse al cristinismo más duro cuando terminó su gestión, y diversas denuncias lo obligaron a ser diputado para evitar problemas judiciales y la prisión. Su imagen no es buena y tiene alto conocimiento en toda la provincia, quiere unificar el peronismo y habla con Cristina Fernández de Kirchner. El actual diputado tuvo denuncias por abuso sexual de menores, tema sensible en una campaña contextualizada en la Argentina que ya no se calla, que cree en la protesta y el escarnio público a ese tipo de aberraciones. El tema fue llevado a la justicia por el entonces intendente de la localidad de Arauco, Gustavo Minuzzi. Será entonces el gran desafío de Beder Herrera, construir una alternativa política con denuncias de abuso de menores y corrupción durante su gestión. Nadie olvida la mafia de las SAPEM, empresas estatales – privadas que desarrolló la gestión Beder Herrera, los faltantes de millones de dólares siguen en la lenta justicia riojana, en su momento timoneada por el gobernador.
Ricardo Quintela fue intendente de La Rioja, fuertemente abrazó el kirchnerismo hasta la crisis con el campo, donde rompió lanzas con parte del entonces Gobierno y empezó el camino de la construcción interna. Así fue como se posicionó en La Rioja, mantuvo diálogo con Florencio Randazzo en su momento, y la estructura del peronismo riojano que lo vio formarse desde la juventud peronista. Viendo su posibilidad en esta contienda electoral, Quintela ya armó quipos técnicos y encuestas para mostrar números que le den aval en la interna. En su entorno dicen que el entusiasmo y euforia con aires de ganador están intactos y que creen que es el momento electoral. Deberá entonces Quintela explicar si es un líder moderno o un caudillo como los de antes, plantear un discurso de consenso entre los riojanos de distintos partidos y convocar al dialogo perdido en el peronismo. Su gestión también tuvo críticas fuertes sobre transporte y la cantidad de empleados públicos. Problemas que se repiten en todas las ciudades del interior. Así entonces, el mapa de La Rioja empieza a delinear una situación crítica. El gobernador Casas resolvió suspender elecciones, el peronismo irá por su cabeza y él lo sabe, el ex gobernador prendió de nuevo la maquinaria a pesar de las denuncias de abuso de menores y el ex intendente intenta mostrarse moderno para posicionarse.
Fuente: Perfil