Ni el Congreso ni la embajada de los Estados Unidos, como afirman algunos medios críticos o cercanos a la oposición. Es una empresa gasífera para la que “trabaja” la diputada. Es una compensación por el fortísimo lobby que viene haciendo hacia adentro del Gobierno por la futura licitación de un gasoducto. Esto ya le generó varios dolores de cabeza a Macri y enfrentó abiertamente a la legisladora -y sus aliados- con Aranguren. Todos los detalles, en la nota.
Los boletos de avión y la estadía en hoteles cinco estrellas de los cuales hizo uso desde -al menos- 2013 y hasta este mes la diputada Elisa Carrió fueron “regalados” por una empresa de una amiga con fuerte poder económico en el Chaco.
Se trata de Lili Miedvietzky heredera de Herman Miedvietzky, el creador del emporio empresarial chaqueño denominado Amarilla Gas, dueño del negocio de las garrafas de Gas Licuado de Petróleo en gran parte del Litoral argentino.
Esta empresa tiene posición dominante a través de sus 17 plantas de fraccionamiento y centros de distribución de garrafas en Buenos Aires, Santa Fe, Corrientes, Misiones, Chaco, Tucumán y Salta.
Los comerciantes en Chaco, Corrientes y Misiones señalan a la propia Amarilla Gas como la dueña, en paralelo, del mercado negro de garrafas que jamás respetó los acuerdos de precios e impone sus propios valores en la zona más pobre del país.
En los pasillos del ministerio de Energía y Minería que conduce Juan José Aranguren señalan el fortísimo lobby que emprendió Carrió cuando Cambiemos llegó al Poder para que Amarilla Gas sea el concesionario del Gasoducto del Nordeste Argentino.
Y también afirman que la reciente denuncia de Carrió contra tres funcionarios de Aranguren fue motivada por la negativa del ministro a anticipar los precios prefijados para la licitación de la operatividad del gasoducto, en plena construcción.
El pedido de Carrió había sido anticipado a Macri en la cena que ambos tuvieron el 14 de noviembre en la Quinta de Olivos. Pero la negativa de Macri fue contundente: el objetivo oficial es que Pan American Energy se haga cargo del gasoducto del NEA.
El 23 de noviembre, entonces, Carrió denunció penalmente al secretario de Recursos Hidrocarburíferos, José Luis Sureda; al subsecretario de Refinación y Comercialización, Pablo Popik; y al director nacional de Gas Licuado de Petróleo, Luis Barile.
En su presentación, Carrió solicitó que se investigue si el trío cometió el delito de “negociaciones incompatibles con la función pública” por sus trabajos anteriores en Esso, Pan American Energy, Bridas y otras petroleras.
La diputada avisó y la rechazaron. Por ello, con el apoyo financiero de Amarilla Gas la legisladora nacional que aún conserva domicilio fiscal en la calle Frondizi 326 de Resistencia, Chaco, aunque vive en Recoleta fue a fondo ante los tribunales.
Carrió no sólo usa sus influencias sino también las del diputado santacruceño Eduardo Costa, dueño del emporio Tehuelche y marido de la Parlamentaria del Mercosur, Mariana Zuvic, amiga íntima de la chaqueña. Costa tuvo duros cortocircuitos este año con Aranguren por el control total de la empresa Yacimientos Carboníferos Río Turbio.
Justamente, Zuvic acompaña en los viajes por el mundo a Carrió y a Lili Miedvietzky. Se las pudo ver a las tres en un vuelo de American Airlines que partió desde Ezeiza hacia Estados Unidos en mayo de 2016.
El 23 de ese mes, Carrió, Zuvic y Miedvietzky comieron juntas en un restaurante neoyorquino. Pagó la diputada con su tarjeta Visa del Banco Río. Luego, al otro día, partieron hacia Washington para mantener reuniones con empresarios estadounidenses.
Su estrecha amistad con una de las integrantes del directorio de Amarilla Gas es lo que le permitió a Carrió financiar gran parte de su última campaña electoral para el cargo de diputada que ahora tiene. Además de veranear en una mansión en Punta del Este y, claro, viajar por el mundo.
Gracias a los pasajes “regalados” Carrió pasó 103 días Estados Unidos, Uruguay, Brasil, Chile, Italia y Holanda entre el 6 de febrero de 2013 y el 13 de mayo de 2015, según datos de Migraciones.
Al menos cada vez que pisó Nueva York, la diputada lo hizo acompañada por Miedvietzky. A la empresaria, no obstante, le fascina Europa, destino al que también fue junto a su amiga legisladora.
Herman Miedvietzky falleció en 2009 y el Grupo Amarilla Gas quedó bajo el control de sus hijos. Lili se había dedicado al turismo desde que fundó Fun Time/Firenze Viajes, una empresa que se expandió desde Resistencia y casi dominó el mercado de cruceros en la Argentina.
Amarilla Gas es una de las empresas investigadas por el juez Sebastián Casanello y el fiscal Guillermo Marijuan por emitir facturas presuntamente “truchas” a Austral Construcciones, la empresa insignia del ahora detenido Lázaro Báez.
Otra fuerte discusión con Macri
A principios de noviembre, antes de la cena en Olivos, el presidente Mauricio Macri llamó por teléfono a Carrió y le pidió que impulse cambios en el reglamento del Congreso Nacional que data de 1982 con once reformas parciales.
El objetivo de Macri era que los legisladores ya no pudieran aceptar “regalos” (como pasajes internacionales) de empresas o personas particulares, por entender que son simples dádivas o sobornos.
El Gobierno estaba a punto de prohibir a todos los funcionarios del poder ejecutivo nacional (PEN) la posibilidad de recibir regalos de más de 4 mil pesos e iba a ordenar que los de menos valor puedan quedárselos siempre y cuando los declarasen en un registro que estará on line.
La respuesta de Carrió fue tajante: “De ninguna manera”. Eso generó el enojo del jefe de Estado, que luego la invitaría a la diputada a limar asperezas en Olivos, en una cena de la que también participó la primera dama, Juliana Aguada.
Finalmente, Macri reglamentó la ley de Ética Pública el 21 de noviembre a través del decreto 1179, tras una propuesta de la titular de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso.
El decreto regula el artículo 8 de la ley de Ética Pública que se sancionó en 1999 durante el último año del gobierno de Carlos Menem. La idea de Macri era que el Congreso hiciera lo mismo. Pero Carrió dijo no.
Fuente: eldatoclaveblog
Por Marina Ulloa, periodista.