El descontrol minero sigue escribiendo capítulos negros en San Juan: a los dos derrames que produjo Barrick Gold en menos de un año se suma un conflicto binacional, al descubrirse que la minera chilena Los Pelambres tiró cerca de 55 millones de toneladas de residuos peligrosos en territorio sanjuanino, entre 2007 y 2012.
Este basurero gigante conocido como “escombrera” ocupa casi 52 hectáreas en la frontera del departamento de Calingasta, San Juan, y la región de Coquimbo, Chile. Y no lo descubrieron las autoridades de ambiente de ninguno de los dos países: el caso saltó a raíz de una denuncia entre mineras. “La empresa Glencore, que explota el campamento Pachón, le inicia acciones a Luksic, de Los Pelambres, porque la escombrera estaba donde ellos tienen la concesión”, relata Diego Seguí, el abogado que intervino en la causa para que el Estado tomara cartas en el asunto.
La minera Glencore hizo lo que no hicieron los funcionarios: contrató un estudio de impacto ambiental de la escombrera Cerro Amarillo, en el que basó su denuncia. Fue realizado por las empresas URS y AECOM y entregado en mayo del 2015. Los hallazgos del informe son los siguientes:
-Determinó que el Estudio de Impacto Ambiental de Los Pelambres presenta inconsistencias.
-Halló un gigantesco depósito de neumáticos: “Al NE de la escombrera Cerro Amarillo, del lado argentino, se observó un depósito de neumáticos usados de los camiones de alto tonelaje de la Mina Los Pelambres, dispuestos en pilas de cuatro, pudiéndose estimar la cantidad total de neumáticos en 470 aproximadamente”.
-Qué tapan los neumáticos: “En el análisis de imágenes satelitales del año 2006 previas a la construcción de la escombrera Cerro Amarillo se observa que existían varias lagunas en el lugar donde hoy se emplaza la misma y que han sido cubiertas o parcialmente cubiertas (como la laguna LC5) por este depósito”.
-El estado del agua: “El agua de la laguna LC4 ubicada a menos de 200 m de la escombrera Cerro Amarillo, del lado argentino, presenta un pH de 4,4, lo cual corresponde a aguas ácidas, muy probablemente debido a drenajes provenientes de la referida escombrera”.
-Otra laguna: “presenta altos valores de conductividad, y altas concentraciones de sulfato, nitrato y cobre, entre otros parámetros, al igual que la laguna LC5, actualmente semicubierta por la escombrera. Estos datos representan aguas de baja calidad”.
-Comparación de los valores con el inicio del proyecto: “La situación actual evidencia un impacto sobre la calidad del agua de estas lagunas respecto de la línea de base del EIA 2003 de Pelambres”.
-Sin gestión de residuos: “En la información relevada y observaciones de campo no se identificaron actividades de monitoreo de agua superficial o subterránea de la escombrera por parte de Los Pelambres en territorio argentino, ni la aplicación de medidas de manejo. Esta situación implica un riesgo de posibles efectos ambientales negativos por generación de drenaje ácido en los cuerpos de agua del valle del río de la Carnicería en Argentina”.
En resumen, el informe indica que la escombrera arrasó con lagunas secas, secó vegas y contamina con drenaje ácido un curso de agua que alimenta al Río San juan, principal cuenca de la provincia.
La causa civil se tramita en el Juzgado Federal n° 1 de San Juan y se llama “Xstrata Pachón S.A. c/ Minera los Pelambres s/civil”. El 10 de agosto del 2015 la justicia llamó a una audiencia de conciliación en la que intervino el fiscal de Estado de San Juan, Guillermo de Sanctis. “Hasta entonces el Estado no solo no había visto una escombrera durante 5 años, sino que se mantenía afuera como si fuera un conflicto entre privados, cuando son los recursos naturales de nuestro país”, dice el abogado Seguí.
Qué hizo el Estado tras la audiencia: según el decreto 1556 creó la COmVer Cerro Amarillo, un órgano competente para supervisar un “proceso de asilamiento” de la escombrera. La ingienería del aislamiento quedó a cargo de la empresa Hetch, y en el documento se indica que la UNOPS participaría en las obras de aislamiento. El acuerdo macro lleva las firmas del ministro de Minería Valentín Hensel, el fiscal de Estado Guillermo De Sanctis, Secretario General de Fiscalía de Estado Gastón Orzanco, y Carlos Enei Villagra y Juan Esteban Poblete Newman por parte de las empresas.
El abogado Seguí interpreta: “La escombrera hay que removerla, no aislarla. El estudio de impacto que contrató Glencore demuestra el daño que está produciendo”. Así, Seguí presentó un recurso en esa misma causa, junto al político Fernando Pino Solanas y el abogado Enrique Viale, en el que piden la anulación del acuerdo macro y solicitan la intervención del Ministerio de Relaciones Exteriores y del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, hasta ahora ausentes.
Los argumentos: “Un acuerdo entre partes no puede generar regulación ambiental. Se acordó el no cumplimiento de la obligación constitucional de recomponer el ambiente dañado y hacerse cargo de los daños producidos”, dice el escrito.
Finalmente, hace 3 días el gobierno de San Juan se bajó del polémico acuerdo con la empresa Pelambres. El gobernador Uñac reconoció el error: “Nos hemos salido de la participación en el acuerdo porque nosotros no entendíamos que era la solución definitiva”. Y terminó tomando la propuesta de los denunciantes: “Ellos (por la empresa) deben empezar a remediar la situación, el acuerdo daba un marco precautorio, no definitivo. Por eso, decidimos retirarnos del acuerdo”.
Para dimensionar el desastre, Seguí hace dos comparaciones. Con lo ocurrido en Jáchal: “Las escomberas son tan delicadas de administrar como un valle de lixiviación”. Y con Botnia: “Esto es peor que Botnia: el residuo de la papelera era un recurso interjurisdiccional compartido. Acá es como si lo tiraras en la orilla de Gualeguaychú”.
Se espera que el 22 y 23 de octubre declaren los tres Ceos de Luksic en el Juzgado Federal Penal de San Juan. “Otra vez estamos en lo mismo: está muy bien, pero la pregunta es cómo a Millón (ministro de Hidráulica) y Saavedra (ex ministro de Minería) durante 7 años no vieron la escombrera”.
La gestión de los residuos ambientales tras años y años de explotación, como demuestra este caso y el del valle lixiviación en Veladero, se perfila como una las discusiones por venir en Argentina. Seguí: “Por eso este caso es clave. Cuando las mineras dejan de explotar no se termina la contaminación: recién empieza. Ahí tiene que venir la remediación y recomposición del ambiente natural”.
Fuente: lavaca.org