por Luc Jose A.

Mientras que las rivalidades geopolíticas se reavivan, la desdolarización se impone nuevamente como una palanca de soberanía monetaria. Durante mucho tiempo estandarte de esta ambición, los BRICS parecían querer desafiar el orden económico dominado por Washington. Sin embargo, un reposicionamiento estratégico de Brasil, miembro influyente del bloque, viene a trastocar esta trayectoria. Al descartar la idea de una moneda común, el país baraja las cartas de un proyecto ya debilitado, revelando los límites de una coordinación monetaria frente a la realidad de las relaciones de fuerza económicas.

El realismo prevalece sobre el idealismo monetario

Brasil, aunque apoya activamente las iniciativas de los BRICS que buscan reducir la dependencia del dólar, como la exploración de sistemas de pago alternativos y la adopción progresiva de tecnologías blockchain, se ha mostrado más prudente respecto a la viabilidad de una moneda común.

En una declaración, el director de política monetaria de Brasil, Nilton David, frenó el impulso de la alianza de los BRICS y anunció que ningún stock de activos denominados en las monedas del grupo es hoy lo suficientemente significativo para competir con el dólar estadounidense.

De hecho, afirmó «que hay pocas probabilidades de que eso cambie en la próxima década», refiriéndose al dominio del dólar estadounidense.

Una declaración con mucho significado, especialmente viniendo del país que asume la presidencia rotatoria del bloque de los BRICS en 2025. Este giro marca un retroceso claro respecto a las posiciones históricas de Brasil, que había sido un ferviente defensor de una alternativa monetaria al sistema centrado en el dólar.

A la luz de esta declaración, varios elementos permiten comprender el alcance de este cambio de postura:

El reconocimiento de una realidad económica: a pesar de las ambiciones declaradas, ningún stock de divisas ni sistema alternativo parece capaz, a corto o medio plazo, de competir eficazmente con el lugar del dólar en los mercados internacionales;

Una falta de cohesión interna dentro de los BRICS: los enfoques muy diferentes de los miembros en materia de política monetaria y gestión de reservas hacen que cualquier iniciativa colectiva sea muy difícil de coordinar;

La ausencia de gobernanza supranacional: a diferencia de la Unión Europea con el BCE, los BRICS no cuentan con una institución común para dirigir una posible moneda única, lo que complica cualquier estrategia coherente de desdolarización;

Una dependencia estructural persistente: una gran parte de los intercambios internacionales, incluidos los realizados entre los miembros del bloque, sigue estando denominada en dólares. La transición, por tanto, sería costosa, larga y técnicamente compleja.

En suma, Brasil, con esta declaración, parece aceptar una verdad que muchos economistas susurran desde hace meses: la hegemonía del dólar no puede ser derrocada solo por la voluntad política.

Se necesitará más que un proyecto común y declaraciones simbólicas para erosionar su dominio.

Un contexto político mundial que redefine las prioridades

Este cambio estratégico de Brasil ocurre en un contexto diplomático por demás tenso. De hecho, desde los primeros 100 días de su segundo mandato, el presidente estadounidense Donald Trump amenazó a los BRICS con sanciones económicas severas, especialmente mediante la instauración de aranceles aduaneros del 150 %.

Esta postura ultra-proteccionista busca castigar las iniciativas del bloque relacionadas con la marginación del dólar en los intercambios internacionales. Aunque estas amenazas aún no se han implementado, pesan mucho en los cálculos políticos y económicos de los miembros del bloque de los BRICS.

Este cambio de tono por parte de Brasil parece reflejar una voluntad de desescalada frente a la subida de tensiones comerciales con Washington. El regreso del presidente Trump ha enfriado evidentemente las ansias de ruptura frontal.

A diferencia de Rusia o China, Brasil sigue siendo económicamente muy dependiente de los intercambios con Estados Unidos. Así, esta realidad limita su margen de maniobra y podría explicar esta reinterpretación realista de las ambiciones de los BRICS. En otras palabras, quizás no se trate de un abandono de la desdolarización, sino de una desaceleración estratégica motivada por la coyuntura.

Si bien la declaración brasileña suena a un retroceso, no necesariamente significa el fracaso de la desdolarización. Podría marcar el comienzo de una fase más prudente, más larga y más progresiva, donde el cuestionamiento de la hegemonía del dólar se hará mediante ajustes periféricos en lugar de confrontación directa. Aunque el proyecto de moneda única de los BRICS parece abandonado, los miembros de la alianza deberán ahora lidiar con los vientos en contra de una geopolítica inestable y un retorno ofensivo del unilateralismo estadounidense.

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AVISO LEGAL

Las ideas y opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no deben tomarse como consejo de inversión. Haz tu propia investigación antes de tomar cualquier decisión de inversión.

Fuente: Cointribune – Sáb 24 May 2025

By omalarc

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