Por Verónica Montúfar
Ahora es tiempo de aprovechar el momento para exigir la inversión en los servicios públicos y fortalecer nuestra capacidad para unirnos y luchar por la igualdad de género con un enfoque interseccional.
Durante la reunión del Grupo de trabajo sobre justicia económica para la mujer de la Red de Género y Desarrollo del Reino Unido sobre el tema “Covid-19”: ¿Qué aspecto tiene la recuperación económica feminista y qué vamos a hacer al respecto?’, Rosa Pavanelli, Secretaria General de la ISP, marcó el tono de lo que podría ser el principal camino a seguir en la construcción de un nuevo orden económico inclusivo para las mujeres y todxs.
En primer lugar, Pavanelli expuso tres simples verdades que la pandemia COVID-19 ha evidenciado:
- la urgente necesidad de servicios de salud pública de calidad para todxs;
- el fracaso del mercado mundial, de la división internacional del trabajo y de las cadenas mundiales de suministro que, en caso de necesidad, responden a los intereses nacionales;y
- la evidencia de que la división de género del trabajo expone a las mujeres más gravemente a la pandemia en el lugar de trabajo, como la mayoría de lxs trabajadorxs de la salud y lxs cuidadorxs en el hogar.
Es hora de decir: “el cuidado es una necesidad humana” “el cuidado es un derecho humano” y las mujeres deben ser las primeras beneficiarias de este nuevo enfoque del cuidado.
Mientras se enfrentan a la pandemia siendo las primeras en responder, las mujeres trabajadoras de la salud están soportando la doble carga de trabajo remunerado y no remunerado. Ganan en promedio un 30% menos que sus colegas masculinos; sufren violencia de género en el hogar y en el trabajo; están estigmatizadas como propagadoras del virus en sus comunidades y familias; y pagan el precio más alto por los muchos años de privatización de los servicios de salud pública impuestos por las medidas de austeridad.
El trabajo de las mujeres está en el centro de esta contradicción que no se ha solucionado durante siglos, hoy en día se ve agravada por la crisis sanitaria y económica y sigue siendo una gran injusticia de este sistema económico. Es hora de que seamos más audaces y nos basemos en los derechos humanos y consideremos el cuidado como un derecho humano. Tenemos que revalorizar el papel del cuidado en las sociedades, revalorizar el trabajo de cuidado y los servicios públicos de cuidado, y pensar más allá del concepto limitado de la economía del cuidado. Es hora de que digamos “el cuidado es una necesidad humana” “el cuidado es un derecho humano” y las mujeres deben ser las primeras beneficiarias de este nuevo enfoque del cuidado.
Tenemos que proponer e impulsar lo que la economía mundial no puede ofrecer; servicios públicos en manos públicas, un futuro con igualdad de género en el que la política se construya en torno a la capacidad de cuidar del otrx, en lugar de la capacidad de obtener beneficios.
Una forma de financiar este objetivo estratégico es la fiscalidad. Es hora de exigir dos medidas necesarias: a) impuestos adicionales para las empresas de IT que han obtenido muchos beneficios durante este período y b) se debe introducir un mínimo de 25% de impuestos a las corporaciones.
Todo debe cambiar si realmente queremos aprender de esta pandemia
Se necesita un nuevo orden económico, con un profundo respeto por el medio ambiente, basado en los derechos humanos y centrado en el logro de la igualdad de género y racial siendo uno de los mayores problemas de discriminación interseccional del momento actual. Necesitamos romper las limitaciones actuales de las libertades individuales y colectivas que los gobiernos adoptaron a causa de la pandemia y, sobre todo, detener el abuso de esas medidas impuestas por los regímenes autoritarios y aumentar el impulso para fortalecer nuestra capacidad de unirnos y luchar por la igualdad de género con un enfoque interseccional.
Finalmente, Pavanelli destacó la necesidad de unir fuerzas como mujeres, como trabajadorxs, como pueblo democrático para esta lucha.