El organismo pide terminar con los subsidios a los combustibles fósiles y lanzar políticas de apoyo a la transición energética. Del dicho al hecho, hay un trecho.
Por Javier Lewkowicz
El Fondo Monetario Internacional (FMI) busca consolidar su papel en la agenda global del cambio climático. Sugiere que los países corten con los subsidios a los combustibles fósiles, la aplicación de mayores precios que castiguen la emisión de carbono y más políticas de financiamiento de la transición energética.
“Las respuestas de política a la pandemia demostraron que los gobiernos también pueden tomar medidas sin precedentes cuando es necesario. Es esencial actuar con la misma determinación para abordar el cambio climático y acelerar la aplicación de políticas que marquen la diferencia”, señaló en una declaración la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva.
La titular del Fondo hizo de la cuestión ambiental un caballito de batalla propio que según algunos analistas despertó críticas puertas adentro. Incluso el Nobel Joseph Stiglitz especuló que la acusación del Banco Mundial contra Georgieva por supuestos favores hacia China cuando ella estaba al frente de ese organismo se explica en parte por su postura frente al tema ambiental.
Más allá de la retórica, el Fondo no aplicó criterios ambientales a la hora de definir programas de apoyo financiero o de renegociar condiciones crediticias. Tampoco avanzó con financiamiento específico vinculado al tema ambiental.
Hasta ahora, el organismo agregó a su recetario de vigilancia de las economías previsto en el Artículo IV “la adaptación ambiental en países especialmente vulnerables al cambio climático y el manejo de la transición energética”. Además, los programas de asesoramiento fiscal “ya han comenzado a examinar los riesgos climáticos”.
“En el contexto de la reciente ubicación de 650 mil millones de dólares en concepto de Derechos Especiales de Giro (DEG) estamos explorando la creación de un Fondo de Resiliencia y Sustentabilidad para apoyar la transformación estructural de largo plazo. También estamos discutiendo la posibilidad de un swap de deuda por conservación de espacios ecosistémicos”, indicó el FMI.
Precios y subsidios
“Primero, necesitamos señales del mercado que operen a favor, no en contra, de la nueva economía del clima. Por más que esto sea políticamente complejo, el mundo necesita librarse de todos los subsidios a los combustibles fósiles, que si bien equivalen a más de 5 billones de dólares cada año, son mucho más costosos para nuestro futuro”, dijo Georgieva. El tema toca de cerca a la Argentina, que subsidia el precio del gas para asegurar a las petroleras que operan en Vaca Muerta rentabilidad suficiente para ampliar sus inversiones.
Georgieva propuso que el precio mundial promedio del carbono sea de 75 dólares por tonelada para 2030, muy superior al nivel actual de 3 dólares por tonelada. “Esto contribuirá a reorientar la inversión privada y la innovación hacia las tecnologías limpias y fomentará la eficiencia energética. Un acuerdo sobre el precio internacional mínimo del carbono entre los principales emisores sería un buen comienzo”, indicó.
El precio del carbono implica la aplicación de un impuesto al contenido de carbono de los combustibles fósiles o en base a sus emisiones de CO2. La penalización de los bienes y servicios con alto contenido de carbono incentivan la eficiencia y el reemplazo en favor de tecnologías más limpias en las emisiones de gases de efecto invernadero.
Inversiones y transición
El FMI plantea la necesidad de “incrementar las inversiones ecológicas”. “Se proyecta que las políticas de ampliación de la oferta verde podrían elevar el PIB mundial alrededor de 2 por ciento en esta década y crear millones de nuevos empleos. En promedio, se prevé que alrededor de 30 por ciento de la nueva inversión provenga de fuentes públicas, por lo cual es vital movilizar el resto desde fuentes privadas”, indica el organismo.
Otra propuesta del FMI es que “los ingresos provenientes de la tarificación del carbono puedan usarse para transferencias de efectivo, redes de protección social, recapacitación y otras medidas para compensar a los trabajadores y empresas afectados de sectores que generan altas emisiones”.
“En todos los países se requerirá apoyo financiero y la transferencia de tecnologías ecológicas. Es de interés mundial que las economías desarrolladas cumplan su compromiso de aportar 100 mil millones de dólares por año al financiamiento climático para el mundo en desarrollo”, pide el Fondo.