La infraestructura vial argentina enfrenta una crisis profunda debido a los despidos masivos y la cancelación de obras públicas. Con pérdida de vidas y destrucción de familias, el abandono evidente no es responsabilidad del actual gobierno solamente.
Este abandono no solo ha deteriorado las rutas, sino que también ha cobrado vidas y afectado profundamente a familias, evidenciando una problemática que trasciende al gobierno actual.
Deterioro acelerado y desigualdades regionales
La suspensión del mantenimiento de rutas y el recorte de recursos han llevado al deterioro rápido de las principales vías de comunicación, especialmente en el norte y centro del país. Organismos como la Federación Económica de Corrientes (FEC) han denunciado estas condiciones, mientras provincias y municipios intentan cubrir la falta de acción del gobierno central con recursos propios, profundizando las desigualdades entre regiones.
“Es evidente que el ‘Estado presente’ fue solo una fachada en las inversiones viales de administraciones anteriores. Ahora la situación es aún peor: las rutas nacionales se han convertido en un cementerio. La falta de reparaciones está generando accidentes irremediables”, declaró Lisandro Enrico, ministro de Obras Públicas de Santa Fe.
Por su parte, el senador Marcelo Lewandowski expresó su preocupación por el estado de las rutas nacionales, como la Ruta 11, donde en menos de un año han ocurrido 12 muertes. “No pedimos autopistas de un día para otro, pero al menos necesitamos bacheo y mantenimiento básico, como cortar los yuyos que alcanzan dos metros de altura”, reclamó.
En este tema no hay grieta. La Nación desatiende a las provincias, no importa de qué gobierno central se trate. Pero si se habla del estado calamitoso de los caminos, municipios y comunas también dejan mucho que desear.
La presidenta de la Sociedad Rural Rural de Rosario, María Soledad Aramendi, tras una recorrida por los accesos a los puertos del Gran Rosario, publicó videos para mostrar el pésimo estado, “en localidades que levantan fortunas con la tasa vial que cobran a los camioneros”, explicitó.
Obras paralizadas y riesgos crecientes
La cancelación de proyectos clave y el recorte de fondos han dejado a Vialidad Nacional sin capacidad para operar. Mientras que el organismo solicitó $730.000 millones para atender las obras urgentes, el presupuesto asignado se mantuvo en $475.000 millones, sin que estos recursos se desembolsaran de manera regular.
Obras estratégicas como la circunvalación de Villa María, las autopistas Río Cuarto-Holmberg y San Francisco-Córdoba, y la transformación de la Ruta 3 en autopista, han quedado paralizadas. Además, la falta de presupuesto ha afectado el control de peso de camiones y el mantenimiento de más de 4.000 puentes en todo el país, según denuncias de la Asociación de Profesionales y Personal Superior de Vialidad Nacional.
Despidos y jubilaciones anticipadas
A los recortes se suman despidos masivos y un estímulo a la jubilación anticipada para trabajadores mayores de 60 años, lo que ha reducido drásticamente la capacidad operativa del organismo. Los sindicatos advierten que la falta de personal y el desfinanciamiento incrementarán los riesgos de accidentes en las rutas nacionales.
Deseconomía e inseguridad
El deterioro de las rutas no solo compromete la seguridad de los conductores, sino que también afecta la logística y la economía regional. Las rutas en mal estado dificultan el transporte de mercancías y productos, lo que impacta negativamente en la productividad y el comercio en todo el país.
La falta de un plan de mantenimiento y desarrollo de la infraestructura vial plantea serias dudas sobre la sostenibilidad del sistema de transporte en Argentina. Sin inversión adecuada y una estrategia clara, las consecuencias de esta crisis podrían extenderse durante años, con un impacto significativo en la seguridad y el desarrollo económico.
Fuente: Diario Norte – 18 de Enero, 2025