Por María Daniela Yaccar para Página 12
En los costados de la Plaza de Mayo, y también frente a la pirámide, gazebos de organizaciones políticas, sindicales y de derechos humanos. Sobre el pasto, muchas carpas de distintas dimensiones y colores, en las que pasarán la noche integrantes de agrupaciones sociales de fuerte anclaje territorial, en su mayoría del conurbano bonaerense. Ellos repiten: “Milagro es nuestra inspiración”. El 8 de julio, Milagro Sala cumplirá presa 2 mil días, y por la visibilización de su detención arbitraria y la de otros nueve integrantes de la Tupac Amaru se organizó este acampe.
El despliegue, frente al Cabildo, ocupa más o menos un cuarto de la superficie de la Plaza. Combina la informalidad de las carpas con la prolijidad de los gazebos. Se ven adultos, jóvenes –varios con pecheras de sus organizaciones– y niños. Flamean y rodean la pirámide banderas y por todas partes hay heladeritas, y bolsas, canastas y cajas que contienen lo necesario para comer y pasar esta y otras noches. Fideos, pan, yerba, cartones de puré de tomate, bandejas de plástico, carne picada. Bolsas de dormir, frazadas. Hay colchones también. Grandes ollas humean, alojan el guiso en preparación que se comerá más tarde, “cuando esté” –dice alguien que revuelve–, en una suerte de merienda-cena. Algunos dormirán aquí hasta el viernes, es decir, todo lo que dura el acampe, que incluye una batería de actividades. Otros vinieron a quedarse esta, la primera noche, pues la estadía hasta el final se complica sin poder bañarse. Y otros alternan turnos con sus compañeros.
El arribo fue pasadas las 13. A eso de las 15 la Plaza es mitad sol y mitad sombra. La música de los parlantes del gazebo del Movimiento Popular La Dignidad es incesante y oscila entre cumbia y salsa, mezclándose con la de los bombos y redoblantes. Una banda de pibes suma trompetas, captura la atención, revela bastante ensayo. Se ven personas sentadas en reposeras y otras tiradas en el pasto sobre sus pulóveres o los cobertores de sus carpas; varios toman mate. Circulan vendedores ambulantes ofreciendo empanadas tucumanas, pan santiagueño, chipá, alfajores; hay una larga fila esperando por hamburguesas y choripanes, y puestos de garrapiñadas, tortas, pastelitos, prendedores, entre otras cosas. Unos policías miran de lejos la escena.
Un grupo de hombres trabaja con ahínco en la instalación de una estructura monumental: se trata de la carpa “Milagro Sala”. La más grande de todas. Están trepados a escaleras; sueldan caños. El que está a cargo de la construcción comenta que la tarea viene llevando horas. Este espacio fue pensado para que los militantes desarrollen aquí sus debates. Al lado, cerca de la carpa de prensa azul que lleva el nombre de “Rodolfo Walsh”, un grupo de chicas pinta con stencil sobre las baldosas de la Plaza: “Presa por luchar, justicia patriarcal” y “Reforma judicial feminista”.
Cuando la carpa “Milagro Sala” esté terminada, se va a oír un discurso de la referente de la Tupac dirigido a quienes están poniendo el cuerpo para apoyarla, según le cuenta a Página/12 Claudia, su hija, quien llegó el lunes por la tarde desde Jujuy.
“Está emocionada por el acampe. Cree que el Gobierno puede cambiar con esto. Que puede mandar a intervenir la provincia”, dice Claudia, entre los gazebos blancos de la Tupac, ubicados en dos filas enfrentadas en el extremo de la Plaza que da a Hipólito Yrigoyen. El coordinador nacional de la Tupac, Alejandro Garfagnini, había explicado a este diario que el acampe tiene el sentido de “volver a organizar a la militancia” para “darle la fortaleza necesaria al Gobierno” y que “tome las decisiones que tenga que tomar, enfrentando a los poderosos y beneficiando a los humildes de esta Patria”. También, había dicho que la organización lamenta “cierta pasividad” de la Rosada, “una neutralidad ante las barbaridades que suceden en Jujuy, donde no existe la democracia”.
Claudia tiene puesto un barbijo con un retrato de su mamá y la leyenda de que lleva 2 mil días presa. Varios tienen el mismo tapabocas. Los hizo ella y los estuvo regalando. Luce también una remera amarilla con el mismo retrato y mensaje. Expresa: “Me gusta la solidaridad de los compañeros hacia mi mamá. Ante lo injusto sabés que no siempre vas a estar solo”. Hasta el momento, de Jujuy, habían llegado 20 militantes de la Tupac. Se esperaba la llegada de otros 40. “Somos totalmente perseguidos siempre, no podemos hacer nada, nadie nos ayuda, nadie nos da una mano, todo por ser tupaqueros”, manifiesta Javier Ortega, jujeño. Para él la Tupac es “todo”. Su “vida”. “Empecé con copa de leche, aprendí a armar el horno de barro para las ollas populares, después entré en la obra, aprendí albañilería, electricidad, pintura. Ahí aprendés todo. No queda otra”, enumera. De la Tupac también hay militantes que llegaron desde Misiones, Chaco y Salta.
Rodeado de banderas con mástil de caña de La 13 de abril, colocadas en la tierra, Nicolás Sosa, vendedor ambulante y coordinador de la “joven” agrupación, dice: “Si nos ponemos a ver la cantidad de viviendas que hizo Milagro Sala es mucho más que la que hicieron muchos gobernadores. Nos inspira. Las piletas que hizo en Jujuy, los centros de salud, las fábricas. Eso lo hizo con una organización social. Yo les hago ver a mis compañeros la obra de Milagro para que no crean que estoy inventando. En algún momento podemos crecer y llegar a construir ese tipo de cosas”. Algo parecido expresa Ruth, de 35 años, dirigenta de Patria Justa (Morón): “Es una impulsora de lo que venimos haciendo”. Está rodeada de fotos que muestran el trabajo de la organización. Quieren mostrarle a la sociedad que no solamente cortan rutas.
Hay gazebos de ATE, Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, Espacio Puebla, Movimiento Evita y un largo etcétera. De entre todos uno llama la atención, porque es el más equipado. Tiene un cómodo sillón y hasta estufa. “No sé dónde vamos a enchufarla… ¿en la nariz?”, bromea el padre Francisco “Paco” Olveira, referente del Grupo de Curas en Opción por los Pobres. Susana Traversi, catequista e integrante de Derechos Humanos-San Oscar Romero Isla Maciel, le responde que están por traer un grupo electrógeno. “Todo el mundo se ríe porque esto parece un living”, dice Susana. Colgando de las paredes del “living” están las fotos de les detenides de la Tupac y el Vía Crucis Latinoamericano del premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. En la entrada hay una virgencita “tupaquera” y cuelga una bandera naranja.
“Da mucha pena que teniendo un gobierno nacional y popular no hayamos podido transformar la justicia y sigamos teniendo presos políticos. Claramente hay que ganar las elecciones, tener más diputados y senadores para hacer una reforma judicial”, expresa Paco, con barbijo de Eva Perón, antes de entregar a unas nenas un afiche de San Oscar Romero mártir de El Salvador. El viernes realizará una misa interreligiosa junto a otros curas para dar cierre al acampe. Hasta ese día, y también por las noches, Plaza de Mayo tendrá este paisaje distinto.
Las actividades del acampe
En la jornada de este martes, denominada “Militancia”, quedaron instalados los gazebos y la radio “Voces libres del acampe”, que ofreció un programa especial de 18 a 21. El segundo día será la “Jornada dignidad”, que tendrá dos paneles de debate, uno de violencia política e institucional y otro titulado “La soberanía como horizonte para el trabajo y la producción”. También se inaugurará una muestra fotográfica.
El tercer día, 8 de julio, será la “Jornada liberación” e incluirá el desarrollo de una conferencia de prensa y dos paneles de debate, la presentación del libro “Tocar fondo” y la lectura de cartas, poesías y canciones para Milagro.
El último día del acampe, 9 de julio, será la “Jornada independencia”. En el cierre se realizará una misa interreligiosa a cargo de los Curas por la Opción de los Pobres, al mediodía, y posteriormente se leerá una “proclama por la definitiva independencia”.