Tras la muerte del cadete Emmanuel Garay, a consecuencia de un cruel entrenamiento en la Escuela de Policía de La Rioja, volvió a escucharse la voz del presbítero Gonzalo Llorente, quien hace tres años denunció ante el Secretario de Derechos Humanos que siete jóvenes aspirantes habían sido internados por las consecuencias del entrenamiento.
En aquel momento el episodio fue denunciado pero luego la causa no prosperó y no hubo imputaciones. Tres años después, el hecho se reiteró en la Escuela de Cadetes de la Policía de La Rioja, ubicada en la capital riojana, pero con la consecuencia de la muerte de Emanuel Garay. En diálogo con Radio Corazón, el presbítero Gonzalo Llorente dialogó con Radio Corazón y aseguró que “mientras buscaban formarlos, lograron una deformación”.
La autopsia al cadete Emmanuel Garay determinó que la causa de su muerte fue un cuadro de “deshidratación aguda grave e insuficiencia renal” debido a las condiciones de trabajo en las que se encontraba.
El sacerdote explicó a Radio Corazón que en la institución “había una demanda muy grande de chicos que querían entrar. Como sólo podían ingresar 60 cadetes, proponían una metodología de atropello, de humillaciones, para que continúen la carrera aquellos que podían aguantar. Cuando sabemos que una escuela debe ser todo lo contrario”.
En 2015 “hubo siete cadetes, hombres y mujeres, que fueron internados en el Hospital. Por eso tomamos cartas en el asunto y denunciamos ciertos tratos y manejos comunes en la Escuela de Cadetes. El Secretario de Derechos Humanos, en ese momento, tomó cartas en el asunto e incluso hizo una propuesta de trabajo. Como el Gobierno provincial no le dio mucha importancia, la metodología siguió hasta la muerte de Emmanuel”, explicó el sacerdote.
La noticia de la muerte de Emmanuel “la recibimos con mucho dolor y consternación. Era una familia cercana. Toda la comunidad se movilizó para acompañarlos. Además en la ciudad de La Rioja se hicieron muchas movilizaciones. No olvidemos que hubo 11 cadetes más internados con signos de, lo que parecía, una tortura. Un día de 45 grados de sensación térmica los hacían acostarse en el asfalto sin ningún reparo. Fue realmente duro”.
Y lo más importante es que “no fue algo esporádico, sino que esta es la metodología para que los chicos se vayan y renuncien. Se hacía una competencia despiadada con la idea de formar policías fuertes cuando en realidad los están deformando”, opinó.
Finalmente, hizo referencia al comunicado que envió el Obispo. “Monseñor Colombo es muy cercano a nuestra gente así que enseguida se hizo eco de este sufrimiento. Él está en Roma con todo el proceso de beatificación de monseñor Angelelli pero de igual modo nos está acompañando. Mandó una carta solidarizándose con la familia de Emanuel y con toda la comunidad”.