Pocos son capaces de soportar quince minutos en silencio sin distracciones. Un experimento reciente lo demuestra y revela cómo la calma ha desaparecido de nuestra rutina diaria sin que apenas lo notemos
Por ACyV
Foto: TikTok
El antropólogo José María Fericgla ha lanzado una reflexión que desmonta una de las prácticas más en auge del mundo moderno: la meditación. Para él, no es una moda espiritual ni una necesidad ancestral, sino una respuesta contemporánea a un estilo de vida hiperactivo. “La gente en el pasado no necesitaba meditar, porque gran parte de su día a día estaba quieta y sin nada que hacer”, asegura.
Fericgla recupera un experimento que ilustra el vértigo que produce hoy el simple hecho de parar. En ese estudio, se pidió a varios estudiantes que pasaran 15 minutos sentados, en silencio, sin ningún tipo de estímulo. Quienes no pudieran soportarlo podían apretar un pulsador, recibir una descarga eléctrica y entonces moverse o poner música. “¿Sabes cuántos aguantaron? Ni el 25%”, apunta el antropólogo. Con esta anécdota, plantea una contraposición entre el presente y el pasado.
Antiguamente, muchas profesiones exigían una quietud casi contemplativa: pastores, campesinos, mineros o pescadores pasaban largos ratos observando el entorno, en silencio. “Antes la gente ya estaba quieta, tranquila, contemplando. No era necesario buscar un espacio para meditar porque formaba parte de la vida cotidiana”, explica.
Hoy, esa calma natural se ha esfumado bajo el peso de las notificaciones, las agendas apretadas y la sobreestimulación constante. Por eso, Fericgla defiende que ahora sí es necesario reservar tiempo para detenerse: “Hoy día sí hace falta meditar”.
Fuente: EL Confidencial – 02/06/2025 –