Retención de mercadería y aumentos desmedidos
Corrida, restricciones para importar y crisis política paralizaron decisiones de compra, venta e inversión, a pesar del buen envión que se veía en el consumo.
Por Javier Lewkowicz
Estamos como ayer –por el lunes–. No tenemos referencia clara de nada. El que tiene mercadería en este momento es probable que no la esté vendiendo porque no se sabe cómo la va a reponer, si tiene un componente importado, menos todavía. Lo mismo por la imposibilidad de vender con tarjeta de crédito en esta circunstancia. Así que la situación todavía está muy difusa. Están exacerbadas las actitudes de cobertura. Alguno se cubre con subas del 15 por ciento, otros con el 30 por ciento o con el 40 por ciento, depende de qué rubro se trate. Muchos comercios no reciben mercadería o si la reciben, no tiene precio, queda abierto hasta el momento del pago, o contra pago efectivo”, describe Salvador Femenía, dirigente de CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa), la situación actual. Su relato es coincidente con el de otros empresarios y dirigentes pyme. “Se esperan señales claras, medidas que puedan mostrar hacia dónde vamos. Hay que tener en cuenta que ya la semana pasada fue muy complicada, antes de la renuncia de Guzmán”, observa.
La corrida cambiaria que se viene dando en las últimas semanas, junto a las nuevas normas de restricción de importaciones que emitió el Banco Central días atrás y la bomba política que significó el recambio de autoridades en el Ministerio de Economía son los componentes de un escenario muy desordenado en materia de precios, ventas y financiación comercial en el sector productivo. Desde el lado de la oferta, hay casos de parálisis total de las ventas hasta remarcaciones totalmente desmedidas, “del 20, 30 o 40 por ciento”, aseguran. En cambio, la demanda viene con presión adicional para conseguir mercadería que, se presume, saldrá más cara en el corto plazo.
La crisis permite anticipar una nueva suba de la inflación, ya que a las remarcaciones masivas se suman aumentos que ya estaban previstos, como el primer tramo de la suba tarifaria del servicio de agua que brinda Aysa, del 32 por ciento, y el incremento de alrededor del 40 por ciento en el boleto de colectivos en el AMBA. Por otro lado, hay un un nuevo aumento por parte de las prepagas del 4 por ciento y el gobierno porteño aprobó un aumento en las cuotas de los colegios privados de 15 por ciento.
“Cobertura”
Raul Zylbersztein, empresario marroquinero y secretario general de la CGERA, describe que “está todo parado, con incertidumbre. Los más racionales no tienen precios y los locos, ponen precios altísimos para cubrirse. Todo dependerá de cómo se acomoden las variables, y no es menor el tema de importaciones de insumos. La industria cree que luego del cimbronazo vendrá mayor demanda, por restricción de las importaciones, ya sea por trabas o por dólar. Si faltan insumos, la presión será grande. Esperamos que si haya una mirada exportadora para la industria, que se revierta la medida de Matías Kulfas y se detenga la exportación de cuero salado para exportarlo de forma industrializada, como se venía haciendo desde 1972”.
Un empresario textil que peina canas (y por lo tanto tiene en la espalda varias crisis) responde que “hay gente que retiene stock, pero otros necesitan vender y entonces lo que hacen es subir los precios y se cubren, pero no saben hasta dónde cubrirse. Hay insumos básicos que se tienen que importar y hay un delay de 180 días para poder pagarlos. Es una lástima porque se estaba tomando gente”.
Problemas
Rita Cosentino, presidenta de la empresa metalúrgica Taller Baigorria, explicó que “el cupo del 15 por ciento sobre lo que hemos importado en 2021 –que definió el BCRA la semana pasada para entregar las divisas– es insuficiente. Primero que en 2021 hubo escasez de materia prima y además hubo un aumento de precios en dólares de entre el 10 y el 15 por ciento. Entre el incremento de volumen de demanda y de los precios, el cupo queda totalmente desfasado. Se suma también el tema del giro de divisas, ya que los bancos están demorando más de las habituales 48 horas en hacer las transferencias, se trata de pagos por mercadería ya embarcada, lo cual dificulta la relación con los proveedores. En el mercado interno, no hay precio cierto y los que entregan mercadería, lo hacen con remito abierto. Todo eso hace que la situación de actividad enfrente un panorama más incierto, ni hablar de proyectar inversiones”.
Luciano Galfione, empresario y dirigente textil, señala que “estamos viviendo un momento bastante paradójico. Por un lado, estamos con mucho trabajo y buena demanda. Estamos invirtiendo, contratando gente. La industria está en crecimiento. Pero eso se contrapone con un marco de incertidumbre muy grande en la parte comercial. Todos deseamos y esperamos que esto en encauce a través del cambio de autoridades. Pero bueno, en el medio nuestro trabajo continúa y hoy el mercado está muy volátil. Es difícil hacer negocios por estos días porque no sabemos bien el tipo de cambio y cómo vamos a pagar nuestras materias primas”.
Pedro Cascales, secretario de Carmahe (Cámara Argentina de la Máquina Herramienta), indica que “con el cambio de reglas que hizo el BCRA la semana pasada para el pago de importaciones, se frenó prácticamente toda la operatoria. Luego, la forma en que se dio la salida del ministro Guzmán generó bastante daño. Hoy, en el mercado pyme no dan precios, pocas empresas cotizan, hay miedo porque no se sabe a qué valores se puede reponer la mercadería”.
Para Román Queiroz, de la Federación de la Industria Maderera, “el gran problema ahora es que muchos no pueden recibir insumos, primero porque algunos proveedores no tienen precio para entregar, por ende no pueden producir. Además, hay industriales que no pueden importar insumos para producir”.
Desde la entidad Industriales Pymes Argentinos, Daniel Rosato indicó que “en el sector pyme industrial desde el día de ayer hay una retracción importante porque no hay venta de insumos, ningún proveedor quiere vender porque no sabe a qué precio hacerlo. Hay incertidumbre. Aquellos que importan más de un millón de dólares no saben qué precio van a pagar por las restricciones de la semana pasada”.