Tiene un pasado en la SIDE, sus vínculos con los ideólogos de la represión clandestina y la causa por espionaje a funcionarios públicos.
Por Ari Lijalad
Javier Milei eligió a Juan Bautista “Tata” Yofre como la voz de su operación contra el proceso de Memoria, Verdad y Justicia. El documental que difundió la cuenta oficial de Casa Rosada tiene como eje la idea de una “historia completa”, donde se equipara el accionar de organizaciones políticas armadas con el terrorismo de Estado. Fue un intento más que pobre, con apenas tres testimonios, sin documentos, simple reproducción de un guión repetido hace años. Pero lo que no contaron fue la “historia completa” del “Tata” Yofre, clave para entender su rol en esta nueva operación de prensa. Una historia que incluye un hermano en la mesa chica del dictador Jorge Rafael Videla, un paso por la SIDE donde contrató al ideólogo de la represión clandestina y se quedó con archivos para hacer libros contra la línea de Memoria, Verdad y Justicia y una causa judicial por espionaje de mails a funcionarios públicos.
Un familiar en la mesa chica de Videla
Como toda “historia completa” empieza por la familia. El hermano mayor del “Tata”, Ricardo Yofre, fue subsecretario general de la Presidencia (sic) del genocida Videla. Y no era un cargo decorativo. En el libro “El Dictador”, los periodistas María Seoane y Vicente Muleiro detallaron el rol del hermano del “Tata” Yofre como armador político de Videla, como uno de sus operadores y asesores en materia comunicacional.
Era parte de la mesa chica de Videla, un lugar al que pocos accedían. Trabajaba codo a codo con el general José Rogelio Villarreal, mano derecha del dictador. En ese lugar privilegiado, el hermano del “Tata” Yofre tenía conocimiento de la represión clandestina y, como operador político de Videla, fue parte del genocidio.
Los crímenes no se heredan ni tienen responsabilidad consanguínea, pero el dato no es menor porque el “Tata” Yofre es hace años parte esencial del dispositivo para legitimar el terrorismo de Estado como respuesta a otro terrorismo. Y ahora es el personaje estrella del Gobierno en su política de negacionismo.
La SIDE menemista
El otro punto clave de la “historia completa” del “Tata” Yofre es su paso por la SIDE durante el menemismo. Con Carlos Menem se conocían desde la campaña presidencial, que el “Tata” Yofre cubrió como periodista de Ámbito Financiero. Con más apellido que currículum, Menem lo designó al frente de la casa de los espías. Su gestión fue breve, apenas unos meses entre julio de 1989 y enero de 1990. Pero le bastó para dejar su marca.
Por un lado, el “Tata” Yofre llevó al general de brigada retirado Carlos Alberto Martínez para que dirigiera la Escuela Nacional de Inteligencia (ENI). Es un dato fundamental para entender su participación en la operación actual del gobierno.
¿Quién era el general Martínez? Uno de los criminales más letales de la dictadura empresario-militar y el responsable ideológico y ejecutivo de la represión clandestina. Formado en la Escuela de las América, donde se enseñaban las técnicas de tortura y desaparición ideadas por los franceses en Argelia, Martínez fue el verdadero cerebro de los crímenes de lesa humanidad. Ocupó la Jefatura II de Inteligencia del Ejército entre 1976 y 1977, la SIDE de 1978 a 1983 y fue uno de los que diagramó la represión clandestina, incluido el capítulo argentino del Plan Cóndor.
¿Por qué es relevante el general Martínez en esta “historia completa” del “Tata” Yofre? Lo reveló la periodista Luciana Bertoia, en una nota que arranca así: “Corría septiembre de 2004 y el general de brigada retirado Carlos Alberto Martínez sintió que la situación no daba para más: se estaban reabriendo causas por crímenes cometidos durante la dictadura y empezaban a producirse detenciones de sus camaradas. Martínez, que llevaba ya dos décadas fuera del Ejército, se sentó frente a la computadora y escribió una propuesta que consistía en hacer tantas denuncias contra militantes de los años ‘70 como fueran posibles hasta llegar a una situación de empate que sólo admitiera una salida posible: una amnistía general para antiguos integrantes de las Fuerzas Armadas y de seguridad y para quienes habían sido parte de las organizaciones político-militares de izquierda”.
El plan del general Martínez, revelado por Bertoia, incluía:
Localizar a numerosos particulares damnificados, en su mayoría deudos;
Fundamentar las denuncias para implicar a ex integrantes de organizaciones político-militares;
Como iba a demandar la “intervención de asesoramientos legales del mejor nivel”, deberá definirse si es necesario algún tipo de recurso financiero;
Lograr que los particulares damnificados “consientan” su presentación. Para ello será “necesaria una bien programada acción psicológica para clarificar la opinión pública como para motivar a los particulares damnificados”;
Dar relevancia a las conmemoraciones de los “eventos principales de la agresión terrorista” y enfocarse en las acciones comunicacionales.
La que mejor aplicó ese plan fue Victoria Villarruel, que se dedicó a reunir casos de lo que llaman “víctimas del terrorismo”, a relacionarse con el establishment jurídico que fue parte civil de las dictaduras y que se nuclea en el Colegio de Abogados de la calle Montevideo, a organizar actos y conmemoraciones. Y ahora Villarruel es parte de la operación de prensa que tiene al “Tata” Yofre como figura estelar.
Tras su paso por la SIDE, el “Tata” Yofre hizo buen uso editorial y económico de los archivos del Batallón de Inteligencia 601. Se dedicó a comercializarlos y luego vio la veta editorial para publicar libros que contrarrestaran las investigaciones sobre los crímenes dictatoriales. Los libros del “Tata” Yofre los publicó Editorial Sudamericana, la misma que publicó los de Victoria Villarruel, entre ellos “Los otros muertos: las víctimas civiles del terrorismo guerillero de los 70” que escribió junto a Carlos Manfroni, hoy funcionario de la mesa chica de Patricia Bullrich.
En un artículo publicado en la Revista Crisis, Ximena Tordini mostró como “el libro (de Villarruel) fue parte de un auténtico programa de transformación cultural craneado y puesto a rodar por Pablo Avelluto, quien dirigió entre 2005 y 2012 la editorial Random House Mondadori, una de las productoras de libros más grandes del mundo”. Los del “Tata” Yofre entran en la misma categoría. Tordini citó que “En su reciente libro ¿Cómo se fabrica un best seller político?”, Ezequiel Saferstein hace una reconstrucción detallista de cómo Avelluto ‘tomó los discursos procesistas, la versión militar de lo ocurrido en los setenta, que hasta entonces circulaban en los márgenes y los hizo ingresar al mainstream. Los sacó de la revista Cabildo y los puso en la librería El Ateneo de la calle Florida'”. Y agregó: “El sello Sudamericana produjo un stock de libros que cuestionaron el relato que predominaba en el espacio público”. Avelluto luego pasó a trabajar con Mauricio Macri como su ministro y luego degradado a secretario de Cultura y es su escriba en los libros que firma el ex presidente.
El viejo oficio del espionaje
El “Tata” Yofre no solo hizo dinero con la veta editorial de su paso por la SIDE. También aprendió el oficio y armó un emprendimiento junto a dos espías que se dedicaron al robo de mail a funcionarios públicos. La lista de espiados incluye a Cristina Fernández de Kirchner, Daniel Scioli, Alberto Fernández, Nilda Garré, Jorge Taiana, Héctor Timerman, Jorge Argûello, entre otros.
La banda que dirigía el “Tata” Yofre robaba esos mails, los guardaba en la papelera de una casilla de mail y compartía la contraseña con algunos periodistas a los que les brindaba esa información robada. Entre ellos, Carlos Pagni y Roberto García. En el expediente de la causa donde se investigó este entramado constan conversaciones entre Yofre y Pagni en las que el ex SIDE le pregunta: “¿Necesitás algo especial?” Y el periodista contesta: “Si tenés algo que te resultaría agradable leer….Dale. Estoy con las versiones alrededor de las valijas”. Hay varias conversaciones así.
Yofre, Pagni y los demás fueron procesados en 2012 por la jueza Sandra Arroyo Salgado, procesamientos confirmados por la Cámara Federal de San Martín. El caso llegó a la Corte Suprema, que lo cajoneó durante años. En 2016, apenas Macri asumió la Presidencia, la misma jueza que los procesó dispuso el sobreseimiento de todos por un supuesto error en la página 1 del expediente que ella misma había iniciado. Los tiempos habían cambiado: en el medio estuvo la muerte de su ex esposo, el fiscal Alberto Nisman, y su alineamiento con el antikirchnerismo. El caso estaba en la Corte, por lo que Arroyo Salgado no podía sobreseerlos a todos. Nadie dijo nada.
El “Tata” Yofre se jacta de que escribió 15 libros. Lo hizo con esos archivos que tomó de la SIDE. El propio Videla, en el libro “El Dictador”, dijo: “Se pensó, en su momento, dar a conocer las listas” ¿Ese material no lo tiene el “Tata” Yofre?
Fuente: El Destape – 25 DE MARZO, 2024 |