Por Juan Alonso *

Una de las principales ideas fuerza de la Revolución Francesa en 1789 fue “la resistencia a la opresión”. No se discutió solo la seguridad y la propiedad. Aquello se basó en la Declaración de la Independencia de EE UU de 1776. La Constitución de 1787 incorporó el concepto de “pueblo”.
Ahora se precipitan tiempos de una regresión semejante al fin de la República de Weimar. Lo que viene podría convertirse en un asunto del más puro terror.

Javier Milei y Patricia Bullrich no pueden gobernar la Argentina. Van a provocar un baño de sangre y sus propuestas sostienen la destrucción de todos los derechos adquiridos desde 1943 en una sociedad fracturada en su tejido solidario. La carencia de empatía no puede caracterizarse solamente con la liviandad de “la bronca”.

La máquina de sentido de la derecha y la ultraderecha se centra en la manipulación masiva de las emociones a través de redes sociales y medios de comunicación cómplices que juegan al desgaste de los movimientos nacionales y populares. Los teléfonos celulares son receptores de odio constante. En estos años, principalmente con la llegada del macrismo al poder en 2015 se ha socavado la memoria histórica de la sociedad (el pueblo) con construcciones nucleadas en la indignación como vehículo del odio.

Milei sostiene una narrativa anti- política, cuando él está ejerciendo actos políticos y su público clama “que se vayan todos, que no quede ni uno solo” como en 2001. Sería el 2001 de los neandertales. ¿Acaso no saben que la Argentina salió de la crisis del 2001 por la acción política con Fernando De la Rúa huyendo en helicóptero dejando 39 muertos y su ministra Patricia Bullrich reconvertida en una fundación para sostener su ideario de lapidación de los demás? Otro de los ilustres que estuvo en aquel primer experimento es el actual gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, de cacería contra los pueblos originarios en La Quebrada y la Puna con su Maldita Policía.

El monstruo humano de Milei dice desde sus videos que terminará con los principales ministerios del Estado, incluso el de Salud y Desarrollo Social. No cuidará de la salud pública y promoverá más pobreza con la lógica enfermiza del capitalismo predatorio donde no existe el otro como sujeto humano sino como mera mercancía.

“La casta” de la que habla Milei es él mismo y su rejunte de fascistas, videlistas, negadores del terrorismo de estado y activistas de la burguesía financiera y parasitaria. Obvio que nada de esto podría haber sucedido sin pobreza y con un Gobierno Nacional que logró capear la pandemia y transita una muy tensa negociación con el FMI por la deuda impagable que nos dejó Mauricio Macri y equivale a más de la mitad de nuestro PIB de 487 mil millones de dólares.

Este experimento de Milei comenzó con la presentación idiota y televisada que realizaron muchos canales de noticias (Milei los usó junto a Maslatón y no al revés) de este sujeto de aspecto de monstruo moderno. Un vampiro de campera de cuero que habla de “mis hijos de cuatro patas” y que desconoce el valor inalienable de la vida. Por eso elige hablar con los espíritus con una hermana salida de una serie del más abyecto terror teatralizado. Todos los periodistas y los medios comerciales de comunicación que promovieron a Milei son responsables de su ascenso.

La libertad que propone Milei registra un valor económico para lo que atesoran dólares y está narrada como un experimento que no existe en ningún país del planeta. No hay ningún país del mundo que actué sin Estado como propone el nuevo Drácula de cabello revuelto.

Posee, para colmo, todos los componentes del machismo patriarcal y enajenado que no reconoce los cambios sociales promovidos por el feminismo en décadas de luchas. Les jóvenes que votaron a Milei votaron a su propio asesino. No cabe ninguna duda de que el proyecto de este sujeto con aspecto humano, aunque no lo parezca –Hitler también lo era y masacró a millones de personas-, puede implementarse solo con un exterminio social y cultural.

Anoche, este vampiro y sus secuaces, mencionaron palabras que no pueden ser tomadas a la risa: “Le daremos fin al kirchnerismo”, “el kirchnerismo está terminado”, y nada medulares referencias a “echar” y perseguir a los otros.

La libertad en la historia humana es una perla demasiado preciosa para regalársela a Milei.

* Periodista

 

By omalarc

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