En las últimas semanas, la Anmat prohibió varios productos rotulados como aptos para celíacos que carecían de la certificación correspondiente.

Por Emilia Vexler para Clarín.com 

En las últimas semanas, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat​) retiró del mercado en seguidilla varios alimentos por el mismo motivo: se presentaban como libres de gluten, pero no cumplían los requisitos para ser considerados en esa categoría.

Desde una cerveza “sin TACC” (sin trigo, avena, cebada ni centeno) hasta el popular producto venezolano Harina PAN, con el que se hacen las arepas, fueron prohibidos por el organismo. Y otros más están a punto de ser retirados de las dietéticas y de las góndolas de los supermercados.

Ante la recurrencia de retiros del mercado de productos caratulados como sin TACC, la comunidad celíaca en el país encendió el alerta desde las redes sociales. Pero esta “psicosis”, como la describen a Clarín desde la Asociación Celíaca Argentina, puede ser peligrosa, porque puede terminar generando desinformación.

El último caso resonante fue el retiro de la venta al público en todos los comercios del país de varios productos de la conocida línea de harinas precocidas de maíz PAN. Muy utilizadas en los hogares de los venezolanos que viven en la Argentina para preparar las arepas y las cachapas.

Desde la Anmat informaron que en los envases de esos productos importados figuraba la leyenda “libre de gluten”, pese a que eso no había sido autorizado por ese organismo.

“La harina PAN puede ser considerada libre de gluten en Venezuela, pero si no tiene la etiqueta que la certifique por la Anmat no se puede vender en Argentina como libre de gluten”, detalla a este diario Mariana Holgado, de la Asociación Celíaca Argentina.

El rotulado de ese producto, su etiqueta “de origen” —no la blanca que se pega sobre ella— infringe la normativa vigente en cuanto a la denominación de venta, la lista de ingredientes, la tabla de información nutricional, el origen y las leyendas sobre alérgenos.

Pero no es “solo un problema de papeles”, explica Holgado. Y amplía: “En las redes sociales o en los grupos de WhatsApp que hablan del tema dicen que ‘es solo porque falta la etiqueta’ y no es así. Como no fueron autorizados acá con la condición de libre de gluten, no se puede garantizar la seguridad [de ese producto] para la población celíaca”.

La “Ley Celíaca” es de 2009 y su reglamentación data de diciembre de 2011. A partir de esa norma, es el Ministerio de Salud, a través de la Anmat, la autoridad que articula la normativa con las áreas de Bromatología de cada provincia para la confección de un reglamento para la fabricación y/o venta de productos libres de gluten.

“En marzo de 2012 había 1.400 productos libres de gluten en el listado. Hoy tenemos casi 16.000”, dice a Clarín Roberta Sammartino, directora de Prevención, Vigilancia y Coordinación Jurisdiccional del Instituto Nacional de Alimentos (INAL), que depende de la Anmat.

“Ha habido un aumento marcado de la disponibilidad de estos alimentos. Diez veces más que antes. Por eso nosotros tenemos un control profundo sobre el listado actual. Y ese listado ‘cumple’. Es libre de gluten y así se mantiene. Pero la gente en lo que más confía es en el logo. El Estado viene después”, sostiene Sanmartino.

Se refiere a que solo algunos celíacos revisan el listado luego de ver el logo en los envases. Uno de cada diez de ellos usa el listado, mientras que los otros nueve de cada diez confía en el logo. “Por eso —apunta Sammartino— nos estamos fijando específicamente en esos productos”.

Para que un producto figure en el listado oficial, una autoridad sanitaria debe haber evaluado todo su proceso de producción hasta llegar a las góndolas. Lo que implica controles en las instalaciones del establecimiento productor —para constatar que allí están dadas las condiciones necesarias— y a la capacitación de su personal. También los proveedores de las materias primas deben cumplir ciertos requisitos. Ese es el único modo de mantener en el tiempo la condición de “libre de gluten”. No alcanza con que el análisis a una muestra indique que el alimento no contiene trigo, avena, cebada o centeno (los cereales que afectan a la población celíaca).

Para obtener de modo legítimo el logo de “Sin TACC” también se exige a la empresa productora que se responsabilice en mantener esa condición del producto al momento de la comercialización.

“Esto no es sólo administrativo y burocrático. Es una cuestión sanitaria. Por ejemplo, si el proveedor que traía el queso no puede mantener la demanda y la elaboradora tiene que salir a buscar otro, no lo puede hacer nada más por precio, tiene que encontrar otro igual de apto”, detalla Sammartino.

La enfermedad celíaca

“En esa encuesta (la de 2016), los seis mil celíacos entrevistados en todo el país nos decían ‘vemos productos con el logo pero que no están en el listado’. Entonces decidimos monitorearlas. Ahí detectamos que había algunos que la norma llama ‘falsificados’. Es decir, que llaman a un producto como algo que no es. En este caso: libre de gluten”, explica la funcionaria del INAL.

La mayoría de los retiros preventivos o prohibiciones de la Anmat son a productos que tienen el logo “sin TACC”, pero que no están registrados como alimentos de esa condición. Pero el retiro no implica necesariamente que contengan gluten.A un año de su aprobación, aún no se reglamentó la ley para que los restaurantes ofrezcan platos seguros para celíacos

Desde enero a fines de noviembre de este año, la Anmat realizó 109 retiros del mercado. De ese número, trece (casi el 12%) correspondieron a alimentos para celíacos. Y de ellos un solo retiro fue por haberse hallado muestras contaminadas con gluten. Fue el caso de toda la línea de la marca Ruca Umel, elaboradora de productos para celíacos en la ciudad de Bariloche. En ese caso, la contaminación se dio por uno de sus proveedores. Según dijeron a este diario de la Anmat, los productos ya están regularizados y de nuevo a la venta, con el aval de Bromatología de Río Negro.

En los otros doce casos de productos para celíacos, las sanciones de la Anmat les llegaron porque tenían el logo de “sin TACC” sin estar registrados en esa categoría o por una “declaración de alérgenos” en la etiqueta que no se ajustaba a las normas.

Este último caso fue el de la premezcla universal marca DeliCel (una mezcla de almidón de maiz, harina de arroz y fécula de mandioca), retirada del mercado por la Anmat a partir de la denuncia de la madre de una nena que resultó intoxicada tras consumirla. El envase del producto no consignaba entre los ingredientes la presencia de lácteos, a los que la chica es alérgica.

“Las alergias alimentarias o la intolerancia asociada son muchísimo más frecuentes en la población celíaca”, asegura Sammartino.

Existe un programa específico de monitoreo de los productos libres de gluten. Se basa en análisis de laboratorio, pero también en el monitoreo del rotulado y en la auditoría a los establecimientos. A la vez, el INAL monitorea los productos importados. Como los que se ven en el Barrio Chino y tienen una etiqueta blanca, en español, adherida sobre el empaque o paquete de fábrica.

“Este monitoreo va más allá de las denuncias. Sí, por supuesto, que se va a ir a buscar el producto denunciado por un consumidor. Pero esto se hace de oficio. Es un monitoreo planificado, bien dirigido a los [productos] aptos para celíacos”, suma Ángela Lamelas, jefa del Departamento de Vigilancia Alimentaria y Nutricional del INAL.

“Los retiros los deben hacer las empresas, así como ellos los ingresaron [a los productos] al mercado. Deben readecuarlos. El retiro o la prohibición no es ‘para siempre’. Se los insta a que cumplan y vuelvan a comercializar”, aclara.

Según Holgado, de la Asociación Celíaca Argentina, la desinformación que ronda la seguidilla de prohibiciones de la Anmat se centra en dos aspectos sobre los que se debería llevar tranquilidad a la comunidad celíaca.

El primero, dice, es que “se está generando una psicosis de gente que no cree en el registro”. Se refiere al Listado Integrado de Alimentos Libres de Gluten. Cuando, indica, el porcentaje de alimentos registrados a los que se les halló gluten es “muy bajo”.

“La confusión es creer que todos los que tienen el logo están registrados. Y como se suceden estos retiros de productos, creen que están mal registrados. Los productos en el listado son confiables. La Anmat realiza un monitoreo constante y nosotros damos fe de eso”, asegura Holgado.

El segundo “rumor” es que la Anmat “seguro denuncia a las empresas que dejaron de pagar coima”. Ahí desde la Asociación Celíaca aclaran que no hay posibilidad de “dibujarla” ya que, como establece la “ley celíaca”, que este año cumple diez años, el símbolo “sin TACC” debe estar en los envases o envoltorios de los alimentos sin niveles observables de gluten.

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Al problema de las elaboradoras de alimentos que puedan estar fuera de la normativa se suman los puestos específicos en ferias de barrio, como los del Gobierno de la Ciudad; las viandas caseras para celíacos que se venden por Instagram; y las ventas por Mercado Libre.

En esos casos, pese a que la Anmat tiene un convenio con esos sitios para facilitar la baja de los productos fuera de norma, la denuncia de los usuarios también es clave.

La curva de retiros del mercado es ascendente también porque desde 2015 la Anmat cuenta con una plataforma en línea para que todas las autoridades sanitarias del país estén al tanto de cada retiro de mercado o prohibición. Antes esa inspección y toma de decisión era “en papel”, en una carpeta que quedaba circunscripta al edificio estatal según cada jurisdicción.

Un último elemento a tener en cuenta: puede darse el caso de productos que tienen el símbolo de “sin TACC”, que no figuren en el listado oficial de la Anmat y que aún así estén en regla. ¿Por qué? Porque una disposición del Ministerio de Salud en la Provincia de Buenos Aires, donde hay una gran cantidad de elaboradores de alimentos, permite que los productos salgan a la venta después de obtener el número de expediente del trámite de aprobación, sin esperar esa aprobación.

Entonces, los elaboradores pueden imprimir las etiquetas y poner en circulación el lote desde los 30 días cumplidos a partir de que la autoridad sanitaria provincial les otorgó el número de expediente.

La Anmat, dice, no retirará del mercado esos productos, ya que pasaron todas las pruebas que los convierten en alimentos aptos para la comunidad.

By omalarc

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