La causa de canonización del obispo Enrique Angelelli, asesinado durante la última dictadura militar argentina, ya se encuentra en el Vaticano. El proceso quedó unido a los homicidios de dos sacerdotes y un laico, víctimas del mismo régimen militar

Pasaron 40 años de la muerte de Enrique Angelelli. Cayó la dictadura, volvió la democracia y varios presidentes constitucionales fueron elegidos en Argentina. Pero aún persiste el miedo sembrado por los militares en su régimen de terror, sin importar el tiempo y la distancia. “A la Iglesia le falta verbalizar muchas cosas de la dictadura, con este caso pasa lo mismo” aseguró Luis Liberti, perito en la causa de beatificación del obispo de La Rioja entre 1968 y 1976. En entrevista con el Vatican Insider contó detalles de ese proceso y ofreció un dato poco conocido: de llegar a buen puerto, se podrá hablar de “monseñor Angelelli y compañeros mártires”.

El obispo perdió la vida en un extraño accidente de tránsito el 4 de agosto de 1976 en Sañogasta, localidad de Chilecito. El gobierno se apresuró a cerrar el caso como un desafortunado incidente, aunque su cuerpo sin vida tenía numerosos golpes, como si hubiese sido atormentado. En julio de 2014 fueron hallados culpables los autores intelectuales del homicidio y en ese mismo año inició el proceso eclesiástico.

¿Cuál es el estatus actual de la causa de canonización?

En octubre de 2016 se cerró el proceso diocesano, que duró un año y ocho meses, desde entonces la causa se trajo al Vaticano. Es importante señalar que su causa está unida a la de otros tres asesinados antes que él, dos sacerdotes (Gabriel Longueville, Carlos Murias) y un laico (Wenceslao Pedernera). Ahora esta es una única causa. El 22 de julio de 1976 era el cumpleaños de Angelelli, ese mismo día mataron a los curas, fue su “regalo”. El 26 asesinaron al laico y el 4 de agosto al obispo.

¿Los tres fueron víctimas del mismo proceso político?

Fue una sucesión. Gente que aún vive contó como el mismo Angelelli, cuando estaba investigando el asesinato de estos dos sacerdotes en Chamical, estaba convencido que todo se trataba de un proceso en espiral y que esa espiral iba a terminar con un “copete rojo” asesinado, refiriéndose a él mismo. Cuando termina la investigación, ese mismo día lo asesinan.

La muerte de Angelelli fue, durante muchos años, una herida de la Iglesia argentina. ¿Sigue aún abierta?

Se han dado distintos momentos, la Iglesia argentina todavía no ha verbalizado muchas cosas del tiempo de la dictadura militar. En ese tiempo existió mucho miedo y a posteriori se mantuvo el temor de hablar. Recién ahora, después de 40 años, se puede empezar a hablar o a escribir sobre el tema. Con el proceso de Angelelli, en La Rioja pasó exactamente lo mismo. Hay estudios sociológicos e investigaciones históricas que demuestran cómo esa provincia fue la más perseguida durante la dictadura por el obispo. Quien estaba vinculado a Angelelli fue secuestrado, detenido o asesinado.

Pero siempre existió cierta convicción popular de su asesinato, ¿no?

Desde el vamos la gente cercana a él sabía que lo habían asesinado, eso fue un vox populi. Pero la durísima represión que vino inmediatamente después del hecho generó un ambiente de miedo que involucró no sólo a los cercanos de Angelelli sino también a las familias de estas personas. Eso ahora la gente lo puede decir. Su sucesor, el obispo Bernardo Witte, inició una precaria causa eclesial pero lamentablemente no pudo llevarla adelante porque tampoco tuvo todo el apoyo y las herramientas. Mucho después se inició el juicio (contra los militares), sustentado principalmente por una de sus sobrinas y por el centro Tiempo Latinoamericano. La Iglesia se involucró gracias a monseñor Carmelo Giaquinta y a Jorge Mario Bergoglio, que siendo presidente de la Conferencia Episcopal Argentina pidió hacer una investigación eclesiástica.

¿Cuál fue la conclusión del juicio?

Se pudo demostrar que hubo una intención clara de asesinato, pero no se estableció quién lo asesinó materialmente. Es imposible señalar “esta fue la mano”. El juicio constató una clara y contundente acción para matarlo. Las personas que fueron halladas culpables de haber incitado este delito no dijeron nunca quién fue la mano. Ese es un punto pendiente.

¿La causa está presentada como martirio?

Si, así fue presentada.

¿Seguirá entonces la fórmula de monseñor Romero?

En América Latina los que mataron eran bautizados. Es un caso totalmente similar (al de Arnulfo Romero en El Salvador), los militares argentinos eran todos bautizados en la Santa Madre Iglesia, desde ya. Cómo entender eso, existen algunas hipótesis, algunos teólogos han avanzado reflexiones al respecto. Aquí no hay un odio a la fe directo y explícito, más bien existe un odio a su aplicación y su consecuencia fundamental: la justicia. Jon Sobrino y otros teólogos han tratado de explicar cómo en Latinoamérica nos matamos entre los católicos, pese a tener la misma fe. La diferencia principal es la visión respecto a la fe que se aplica, que se vive, que dignifica. Se trata, más bien, de un odio a lo que implica esa fe.

¿Qué opina el Papa Francisco de la figura de Angelelli?

Él siguió la causa siendo presidente de la conferencia episcopal, arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de Argentina. Cuando se cumplieron los 30 años de la muerte de Angelelli dio una homilía en la cual destacó a este hombre como un gran pastor, de una manera muy literaria y tomando aspectos del evangelio. Eso remarcó de su figura: un pastor que en su servicio llegó al extremo de dar la vida por sus ovejas.

Fuente: La Stampa (Italia)

By omalarc

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