Por Bichos de campo 

El chiste del título es real. “Pasen tranquilos que no soy el Chapo Guzmán”, nos dijo el pequeño productor riojano Julio Walden, quien acaso sin quererlo se convirtió en el primer productor que cosecha cannabis para elaborar aceite medicinal por fuera de los predios públicos autorizados hasta ahora por el Estado en sus diferentes niveles. Y claro, también por fuera del mercado informal, porque la actividad en su caso es absolutamente lícita. Walden recibió un permiso especial y las semillas para sembrar, junto a otro puñado de productores riojanos, de parte de la empresa provincial Agrogenética, la responsable de impulsar un clúster cannábico en La Rioja.

La referencia al capo narco mexicano era solo una chanza y no tenía parangón, salvo por la gran cantidad de plantas de cannabis recién cosechadas que colgaban de todos los lugares posibles en el patio de la finca de Julio, un hermoso y apacible lugar ubicado en en el extremo de barrio La Puntilla, en las afueras de la ciudad de Chilecito. El ambiente no era selvático como en las zonas cocaleras de Latinoamerica. Pero era tanto el cannabis que colgaba de las ramas y alambrados que se parecía.

-¿Qué pasó?- le preguntamos a Julio, que acababa de terminar de cosechar la pequeña fracción que le autorizaron un par de días antes y que se había visto desbordado por los altísimos rendimiento que obtuvo, y que multiplicaron varias veces los que habían pronosticado los técnicos de Agrogenética, la Sapem que lo proveyó de variedades especiales para elaborar aceite, que tienen alto contenido dele cannabidiol (CBD), la sustancia que se aprovecha en tratamientos de salud, y muy bajo contenido de THC, el principal ingrediente psicoactivo de la marihuana.

Julio tenía muy claro que sus plantas no servían -por esa razón- para fumar, que no pegaban. Y sin embargo se mostraba fastidioso porque manos ajenas le habían sustraído algunas plantas justo antes de la cosecha, que fue 100% manual. Lo lamentaba no tanto por la pérdida económica (que era bastante, porque cada planta vale bastante dinero) sino por cierta sensación de vulnerabilidad. Y eso que había alambrado bien el pequeño lote donde se hizo este primer traslado del cannabis medicinal de los invernaderos y laboratorios a una finca común y corriente. La salida finalmente del prometedor cultivo al campo en serio, la cancha de juego.

Ya nos habían advertido que Walden era, además de productor hortícola, vitivinicultor y olivicultor, básicamente “un amante de las plantas, muy sabio, que hace crecer lo que sea”. Pero ni los que nos lo habían presentado de esa manera imaginaban semejante resultado productivo, sobre todo porque Julio recién conoció la planta de cannabis dos días antes de implantarla.

“Es mi primera campaña. Estamos aprendiendo un montón. Somos muy nuevos en este tema del cannabis. Recién conocí la planta en vivo y en directo y nos dio un resultado asombroso”, nos contó el productor riojano, uno de los cuatro que sembraron dentro de 16 proyectos seleccionados para que Agrogenética intente difundir a campo este prometedor cultivo a campo, de modo de crear en la zona de Chilecito un cluster específico y evitar que la producción de flores salga de la provincia sin procesamiento. El acuerdo con la estatal riojana es que la producción vuelva a su laboratorio, para comenzar allí la elaboración del aceite.

La gran cantidad de producción de flores que había logrado Julio, sin embargo, había saturado por completo las instalaciones industriales.

-De modo que no le tuviste miedo a la planta, por más rara que sea para vos. ¿Ningún cuidado especial?

-No, no le tuvimos miedo. La cultivamos como cultivamos todo, le pusimos mucha pasión, mucho empeño. Le colocamos todo lo que medianamente le hacía falta y tuvimos un resultado excelente. Hemos superado ampliamente todos los parámetros que nos daban. En base a los gramos por planta, logramos tres o cuatro veces más de lo que se esperaba.

-¿Y no ha sido difícil?

-No, no fue difícil. Lo que pasa que estamos dedicados a esto todos los días y los siete días de la semana, todo el año al cultivo. Entonces lógicamente nos tiene que ir bien.

Walden no utilizó en el cultivo agroquímicos, pero sí le brindó al cultivo algo de fertilización como hace con otros cultivos de su finca. En total pudo cultivar sobre 3.000 metros cuadrados de su predio, donde se calcula entraban entre 750 a 850 plantas. Son las que nos rodeaban secándose a la sombra mientras hacíamos esta nota. Un poco más allá, algunos hombres se ocupaban de separar las flores de los tallos. Finalmente son las flores las que contienen el aceite.

-¿Quedó claro que Chilecito es una zona apta para el cultivo?

-Evidentemente la zona sirve, el clima sirve, el agua es muy buena, la tierra es muy buena. Tenemos grandes amplitudes térmicas, anda muy bien.

-¿Y qué va a hacer con tu superproducción? ¿Con tu primera superproducción? ¿Qué va a suceder ahora?

-El tratamiento tiene muy mucha mano de obra. Eso están haciendo los muchachos ahora, el trimmeado, que es el sacado de hojas dejando la flor nada más expuesta, para después ir al proceso de secado, desinfección, secado. Después se descarga y todo se guarda en bolsas, se pone en cámara para recién encarar la extracción del CBD.

Julio aprendió tanto sobre cannabis en esta corta experiencia que ahora se ilusiona con los otros cientos de usos que tiene la planta. “En varios lugares en Europa y en Uruguay también, se está usando todo, toda la planta menos la raíz, porque todo tiene utilidad para fibras, hacen cosmética, están haciendo medicamentos, están haciendo gomitas que en Europa le llaman gominola. Están haciendo una especie de harina para hacer alfajores que anda muy bien. Es una planta con miles de usos menos la raíz hasta el momento. Todo lo que es el tallo es para fibras. Hacen fibras para textiles.

Por eso, el pequeño productor está convencido que una vez que “estén aprobadas todas las leyes” (porque faltan todavía varias reglamentaciones) se va a poder usar, para hacer de todo, y ahí se va a hacer un desarrollo muy grande de la que es una industria, porque tiene miles de utilidades”.

El entusiasmo lo desborda a Julio, que insistirá la próxima temporada. Incluso quiere ver la posibilidad de hacer dos ciclos de cultivo y espera poder “corregir miles de errores, cosas que nos encontramos en el camino sobre el cultivo”.

 

-¿Qué le recomendarías a otros productores que todavía sienten recelo cuando se habla de cannabis?

-Todos teníamos una estigmatización sobre el cannabis, pero esto bien usado, como corresponde, tiene fines industriales y medicinales. No es el cannabis que estigmatiza toda la gente, y el que se trata de un estupefaciente. Nosotros estamos totalmente enfocados en la parte curativa, en la parte paliativa de llevar mucho mejor las enfermedades, como está investigado hasta ahora. Todas las variedades que tenemos son especialmente con alto contenido de CBD, con un THC muy muy bajo que no influye en la producción del aceite.

 

Fuente: Bichos de campo – 11 junio, 2023

 

By omalarc

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