Por Juan Carlos Venturini
“Nuestras discrepancias con el FITU (Frente de la izquierda y los trabajadores – Unidad), y las corrientes trotskistas similares, no son por sus aspiraciones al socialismo sino por su errónea guerrilla contra el kirchnerismo y contra el Frente de Todos”.
La confrontación en nuestra Patria, como en toda América Latina, no es hoy entre capitalismo y socialismo, sino entre el capitalismo salvaje y prebendario representado por el capital financiero, con sus agentes vernáculos, y un capitalismo productivo con justicia social, con soberanía política e independencia económica.
Por eso muchas corrientes de izquierda integran el Frente de Todos. Porque comprenden que cualquier camino posible de superación del capitalismo, en el futuro, exige hoy la derrota del contubernio macrista – radical y la consolidación de un proyecto nacional y popular.
Nuestras discrepancias con el FITU (Frente de la izquierda y los trabajadores – Unidad), y las corrientes trotskistas similares, no son por sus aspiraciones al socialismo sino por su errónea guerrilla contra el kirchnerismo y contra el Frente de Todos. Estas corrientes caracterizan tanto al Frente de Todos como a Juntos (por el golpe?) como dos frentes de colaboración con el imperialismo, en sustancia similares, aunque con meras diferencias menores o cosméticas. Una posición similar adoptan frente a los otros movimientos latinoamericanos de resistencia y confrontación con el imperialismo, como los que representan Arce y Evo en Bolivia, Lula en Brasil, Correa en Ecuador o Chávez en Venezuela.
Recientemente, ante el golpe en Bolivia contra el gobierno de Evo Morales, el trotskista Partido Obrero Revolucionario (POR), con criticas a Evo similares a sus congéneres argentinos contra Cristina, terminó apoyando al golpe imperialista de Trump y Macri. Ello debería ser un motivo de alerta para la militancia trotskista.
En nuestras discusiones con los compañeros del FITU frecuentemente les señalamos que sus ataques al kirchnerismo le hacen el juego a la derecha. Bajo el reinado macrista la represión y la persecusión política se ejerció sobre todo contra Cristina y sus adherentes. La izquierda trotskista (del FITU y similares) no hizo una sola declaración o manifestación de solidaridad con Cristina, Milagro Sala, Amado Boudou o demás compañeros presos y perseguidos. Al contrario, votaron junto al macrismo por la detención y desafuero del compañero De Vido, al que ni siquiera el corrupto Poder Judicial había llamado a indagatoria. El dirigente Giordano, hoy candidato a diputado, apoyó el juicio amañado del juez Moro contra Lula. Esa misma corriente (Izquierda Socialista) llamó a movilizarse contra Maduro a la embajada de Venezuela, cuando arreciaba la compaña imperialista de reconocimiento al títere Guaidó. El MST (Movimiento Socialista de los Trabajadores), integrante del FITU, apoyó a la Sociedad Rural en su enfrentamiento al primer gobierno de Cristina por la resolución 125 (retenciones móviles a la exportaciones de soja y granos). Varios de sus más notorios dirigentes abrazaron a los representantes de la oligarquía en el palco del acto en el Monumento a los Españoles. Uno de ellos, Bodart, propició recientemente la expropiación de los laboratorios de Insud, que fabrica la vacuna Sputnik rusa, en el pico de la campaña de la derecha a favor de Pfizer y contra el gobierno.
Podríamos seguir nombrando cientos de ejemplos. Pero no hace falta.
Esta práctica de hacerle el juego a la derecha no se debe a errores circunstanciales sino a una caracterización errónea: poner un signo igual entre un frente nacional y popular de resistencia al imperialismo, como es el Frente de Todos, y a los agentes de esa dominación imperialista como es el frente Juntos (o como se llame el macrismo).
Cuando Cristina inició el duro camino de la resistencia al gobierno macrista, recién asumido, en abril de 2016, en ocasión de su primera requisitoria a Comodoro Py por el juez Bonadío, lanzó un llamado a conformar un gran Frente Ciudadano de resistencia. Explícitamente se dejó en claro que este llamado incluía al FIT, pero éste lo rechazó. Esa unidad propiciada por Cristina dio origen a Unidad Ciudadana, primer bastión del futuro Frente de Todos que derrotó al macrismo.
Sería necesario actualizar aquél llamado a la unidad, porque la confrontación del 14 de noviembre nuevamente pone en juego dos proyectos de país. Los compañeros del FITU deberían comprender que cualquier futuro socialista, tanto real como imaginario, supone la derrota de la ofensiva imperialista contra el gobierno popular de Alberto y de Cristina. Lucha que, a su turno, se inscribe en la gran batalla latinoamericana por dejar de ser el “patio trasero” de EE.UU. y recuperar un destino de soberanía, de progreso y de desarrollo nacional independiente.
Uno de los puntos “fuertes” de la crítica trotskista al gobierno de Alberto y de Cristina es su bandera del No pago de la deuda externa al FMI. Pero los compañeros ni se acercan a considerar los enormes problemas que un default internacional acarrearía a nuestra debilitada economía. Es decir a las carencias enormes de la subsistencia actual de millones de hogares. Nos están proponiendo un choque frontal con el capital financiero, que domina al mundo, estando armados nosotros sólo con gomeras y cerbatanas. El gobierno está obligado a maniobrar en un mundo hostil para lograr una negociación aceptable. Por supuesto que la deuda es ilegitima, que hay que investigarla, que hay que denunciar penalmente a quienes la contrajeron (como ha hecho el gobierno). Pero la simple respuesta de desconocerla niega la realidad mundial en la que estamos insertos. Para un choque frontal como el propuesto, lo mínimo es contar con acuerdos claros a nivel internacional que lo tornen viable. Sería interesante negociar con China y Rusia, si fuese posible, una perspectiva de independencia del FMI, en resguardo de nuestra soberanía.
Por otra parte, las recientes definiciones de Alberto vinieron a dejar en claro que no se va a aceptar un destino de postración. Las posiciones de los compañeros que hablaron el 17 de octubre en Plaza de Mayo muestran bien a las claras que el tema de la deuda está presente y en debate en nuestro espacio. El FITU podría estar participando y aportando y no cascoteando desde afuera.
Toda la campaña electoral del FITU está centrada en sacarnos algunos votos y, con ello, mejorar la perfomance de la derecha. Llamamos a todos los compañeros de izquierda a integrarse al Frente de Todos y a la lucha unitaria para combatir a la reacción macrista imperialista que sigue agazapada para dar su golpe de mano.