Por Redacción La Tinta

Hay un dicho que sostiene que los jóvenes son el futuro. Nosotros entendemos que también son nuestro presente y que un país incapaz de pensar el presente jamás podrá elaborar un proyecto de futuro. Por eso sostenemos que un país que no tiene un proyecto para su niñez es un país sin proyecto.
No a la Baja

Nuestros pibes, al igual que cualquier sujeto, tienen derechos. Aunque estos están siendo vulnerados día a día. Aquellos que intentan criminalizarlos para poder encarcelarlos desconocen que ningún pibe es impune- mucho menos si es pobre- y que el aparato represivo, y la tan mentada “mano dura”, los hostiga desde muy temprana edad.

Quienes se empeñan en encerrarlos olvidan también, que aún tienen edad para jugar, para ir a la escuela y no trabajar o ser explotados por los adultos. En definitiva, tienen edad para no ser empujados a la violencia. En todo caso debemos preguntarnos ¿En qué fallamos como sociedad para que esos pibes y pibas hayan llegado a esa situación? La respuesta es simple: Si no se les da nada -ni siquiera se garantizan sus derechos básicos- es natural que sientan que no tienen nada que perder. Ellos también actúan en base a lo que la sociedad espera. Si se les da vuelta la cara y se les suelta la mano ¿qué podemos pretender? La falta de oportunidades repercute de manera negativa en sus vidas.

Existen argumentos que sostienen que al bajar la edad, nuestros pibes dejarán de ser reclutados por el entramado delictivo. Sin embargo, eso sólo hará que cada vez se reclute a pibes más chicos. Entendemos que los jóvenes son el eslabón más débil de la cadena delictiva y, mientras no se ataque esas redes, de nada sirve meter presos a los pibes.

Por otro lado, sabemos que de las causas penales iniciadas sólo el 3,6% de los hechos son atribuidos a personas menores de edad, cifra residual dentro del espectro de delitos. Dentro de ese 3,6% sólo el 0,55% son homicidios, incluidos los culposos (Informe del Ministerio Público de la Prov. de Buenos Aires). La incidencia de delitos graves es ínfima aún entre los adolescentes punibles (entre los 16 y 18 años) pese a su sobre representación en la prensa. Hacia el 2015 había 7178 jóvenes, entre procesados y condenados, imputados penalmente por un delito cometido antes de los 18 años de edad. De ellos, 1477 cumplían penas de privación de libertad, y de esos 1477, 101 eran no punibles, o sea menores de 16 años. El resto se encontraba bajo medidas de seguimiento territorial[1]. Hacia el año 2015 había 412 chicos por debajo de los 16 años con restricciones dispuestas por jueces en sus respectivas causas penales, de los cuales 101 se encontraban privados de libertad[2]. Ese encierro no debe ser legitimado mediante la baja de edad de punibilidad, sino que debe cesar.

En cambio, la cantidad de adolescentes en situación de pobreza es elevadísima. El motivo de esto es una clara falta de políticas públicas que generen oportunidades para su desarrollo. Situación que es puesta en evidencia constantemente por las organizaciones sociales que destinan su tiempo y esfuerzo a protegerlxs.

Sabemos que la mano dura no ha dado resultado con los adultos y que la mayoría de estos transitaron institutos de menores durante su adolescencia. ¿Por qué seguimos esperando que esa metodología funcione?

¿Bajar la edad para garantizar los derechos?

El decreto ley 22.278, es una norma de la dictadura, que permite la actividad discrecional de los jueces. Pero hay que recordar que nuestra Constitución Nacional, que incorpora tratados internacionales de derechos humanos, establecen que todas y todos tenemos derechos que son irrenunciables e intransferibles. Además, desde 2005 rige la ley 26.061, norma que establece que, frente a una situación de vulneración de derechos, los órganos administrativos locales deben tomar medidas de protección integral. Estas medidas jamás deben incluir la privación de la libertad.

Hoy tenemos pibes privados de su libertad, sin ningún derecho. Es verdad. Pero al bajar la edad sólo legitimamos ese sistema que estamos cuestionando. Se puede, y se debe, crear un Régimen, sin bajar la edad, que contemple los derechos y garantías constitucionales

Sostenemos que los pibes y pibas deben gozar de todas las garantías constitucionales vigentes, por el solo hecho de ser ciudadanos, más las que les corresponden por ser niños, a cualquier edad.

Fuente: No a la Baja

By omalarc

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