La siguiente publicación fue difundida el 12 de julio de 2021 por el diario La Capital

La Red de Acción Política está dirigida por empresarios y congrega a dirigentes de distintos partidos. Esta organización sostiene que no emite opinión sobre ningún tema, ni toma parte del debate público de los mismos. Pero en los hechos no es así. ¿Para qué se creó esta fundación? ¿Quiénes pagan los viajes grupales al extranjero que se organizan?

Por Adrián Gerber

El sorpresivo reclamo de 170 políticos, en medio del cronograma electoral, para que el Congreso nacional apruebe la boleta única puso sobre la escena pública a la organización que está detrás de esa movida: la Red de Acción Política (RAP). Es una fundación que nuclea hoy a 219 políticos argentinos, de distintos partidos y de todo el país, aunque la provincia de Santa Fe es uno de los distritos con más integrantes: 32. No es una logia, porque su existencia no se mantiene oculta ni es secreta, aunque sus actividades no tienen difusión masiva y sus miembros firman una especie de acuerdo de confidencialidad. A la hora de encasillarla se parece más a una cofradía, donde se busca cierta “hermandad política” entre sus integrantes, que son “elegidos” de acuerdo a un determinado perfil. Funciona como una organización que busca crear un poder transpartidario para influir sobre determinadas políticas. Pero, ¿cuál es el leitmotiv de la RAP? ¿Quién la creó? ¿Quiénes son los dirigentes nacionales y santafesinos que la integran? ¿Quiénes son los empresarios que conforman su comisión directiva? ¿Quiénes pagan los viajes grupales al exterior que se organizan?

La RAP, según reza en sus principios, es “una fundación plural y apartidaria” que “tiene como misión hacer un aporte a la formación de la dirigencia política a partir de un auténtico espíritu republicano”. Busca “propiciar la generación de amistad cívica, vínculos de confianza interpersonal que posibiliten dejar de lado prejuicios y desarrollar capacidades de diálogo entre políticos de distintos partidos”. “RAP pretende hacer un aporte que permita ir dejando en el pasado una larga historia de desencuentros y confrontaciones de la política en el país, ayudar a reducir la pendularidad y volatilidad de las políticas públicas y a generar una visión o rumbo compartido”, añade la autodescripción (ver acá).

Como toda declaración pública de principios es políticamente correcta. Pero cuando se repasan los integrantes de sus consejos directivo y asesor, ese discurso no se sostiene. Sobresale una clara marca ideológica, donde ese pretendido “pluralismo” se ve restringido y totalmente escorado hacia uno de los lados de la grieta. Y hasta algunos de sus integrantes ni siquiera se destacan precisamente por sostener esa pretendida “amistad cívica” o una épica de la templanza, al decir del doctor en antropología Alejandro Grimson. Y mucho menos entonan la flamante canción de Jorge Drexler “La guerrilla de la concordia”, un himno a la empatía y la diversidad en tiempos de tanto enfrentamiento.

Es que su consejo asesor lo encabezan dos intelectuales que en los últimos quince años se han caracterizado justamente por agitar a la opinión pública con posturas radicalizadas: el escritor Marcos Aguinis (ver acá y acá) y el filósofo Santiago Kovadloff (ver acá). A eso se suma que actualmente la presidenta de la comisión directiva de la RAP es la empresaria Lucrecia Lacroze, quien en sus redes sociales no disimula su antiperonismo y una visión maniquea del ecosistema político argentino (ver acá). Y su esposo es David Lacroze Ayerza, quien fue funcionario de la última dictadura militar: ocupó la presidencia de la extinta Junta Nacional de Granos. Este empresario protagonizó un escándalo en abril de 2019 cuando hostigó a la entonces senadora y hoy vicepresidenta de la Nación, Cristina Kirchner, durante un viaje en avión (ver acá y acá). Y como frutilla del postre solo resta darse una recorrida por el perfil de Twitter del empresario Miguel de Larminat, vicepresidente de la comisión directiva de la RAP: parece un miliciano en un campo de batalla política (ver acá).

La RAP tiene sede en la ciudad de Buenos Aires y fue fundada en 2002 por Alan Clutterbuck, quien la preside hasta la actualidad. El titular de RAP carga con una tragedia familiar: es hijo de Rodolfo Clutterbuck (ex presidente de Alpargatas y del Banco Francés), quien fue secuestrado el 16 de octubre de 1988 y hasta el día de hoy está desaparecido. Aunque se sospecha que fue asesinado por la misma “Banda de los “comisarios” (integrada por miembros de la llamada “mano de obra desocupada de la dictadura”) que también raptó el 24 de agosto de 1991 a Mauricio Macri y lo liberó a los doce días tras el cobro de seis millones de dólares de rescate.

Antes de crear esta fundación, Alan Clutterbuck militó durante un año en el partido que había creado Patricia Bullrich (coordinó los equipos técnicos de su fuerza política). Es que nunca ocultó su admiración por la dirigente porteña y ex militante montonera. “Me impresionaron las agallas que tuvo como ministra de Trabajo (del gobierno de Fernando de la Rúa) y su enorme vocación de transformar las cosas”, suele repetir.

La RAP se dedica básicamente a incorporar a sus actividades a políticos con determinado perfil, los apadrina, los relaciona entre sí y les brinda cursos y seminarios en el país y en el exterior. Además, hace de puente entre ellos y grandes empresarios nacionales, multinacionales e instituciones extranjeras.

Simposio de políticos que RAP organizó en Nueva York en conjunto con el School of International Public Affairs, de Columbia University.

Una vez que un dirigente acepta la invitación para ser un “político RAP” –como se autodenominan– la relación se “formaliza” mediante la firma de una “Carta de Compromisos Recíprocos”. La fundación asume el compromiso de brindar “contención y apoyo” y el político asume el compromiso de “defender el espíritu republicano”.

La RAP aclara en su sitio digital que “no es un centro de pensamiento ni se dedica a generar propuestas de políticas públicas”. “Como organización RAP tiene una cultura de no tomar posición, ni emitir opinión sobre ningún tema, ni tomar parte del debate público de los mismos”, añade. Sin embargo, en los hechos no es así. La RAP alienta y fogonea determinados proyectos que buscan incidir en la realidad. Como hace unos días, cuando el 28 junio pasado impulsó una iniciativa en el Congreso nacional, presentada por “políticos RAP”, que pedía cambiar en medio del cronograma electoral el sistema de votación: de boleta partidaria a boleta única. O cuando en abril de 2018 directivos de la ONG, un grupo de “políticos RAP” (entre ellos la socialista santafesina Alicia Ciciliani) y empresarios del establishment (entre ellos, Miguel Blanco, Swiss Medical; Luis Bameule, Quickfood; Juan Pablo Bagó, Laboratorios Bagó; Raúl Seoane, Banco Galicia, y Alejandro Gorodisch, Farmacity) se reunieron en la Casa Rosada con la entonces vicepresidenta, Gabriela Michetti (también “política RAP”), para pedir la reforma a la ley de financiamiento de los partidos políticos (ver acá).

Finalmente, la nueva ley se sancionó en mayo de 2019. El punto principal de esta reforma se focalizó en permitir que las empresas privadas puedan financiar las campañas electorales (hasta ese momento estaba prohibido, ya que los sujetos de la democracia son los ciudadanos y no las empresas), con lo cual se blanqueó y legitimó la participación de los grandes capitales en la política. Y así se acentuaron las desigualdades entre los partidos en el acceso al financiamiento (ver acá y acá). El proyecto en Diputados fue aprobado con los votos de Cambiemos con ayuda de los bloques del Frente Renovador y de Argentina Federal, y el rechazo del peronismo y la izquierda. Pero la Coalición Cívica liderada por Elisa Carrió solo apoyó la iniciativa en general, y votó en contra del artículo 4, que justamente legalizó las contribuciones de las compañías. La diputada Mónica Schlotthauer argumentó en la sesión su rechazo al proyecto: “Este proyecto se viste de transparencia, pero huele peor que el Riachuelo”.

La RAP la integran hoy 219 políticos de diversos partidos, pero es llamativa la preeminencia de dirigentes de Juntos por el Cambio y la casi ausencia de kirchneristas y partidos de izquierda. Toda decisión se define en función de lo que excluye.

Seminario de políticos RAP en Nueva Orleans, Estados Unidos.

¿Quiénes son los 32 “políticos RAP” de Santa Fe? Encabezan la lista el gobernador Omar Perotti y los intendentes de Rosario, Pablo Javkin; Santa Fe, Emilio Jatón; Rafaela, Luis Castellanos; Roldán, José María Pedretti; Sunchales, Gonzalo Toselli, y Avellaneda, Dionisio Scarpin. Del peronismo también están Alejandro Grandinetti, Walter Agosto, Danilo Capitani, Alcides Calvo, Alejandra Obeid, Silvina Frana, Francisco Buchara, Rosario Cristiani y Rubén Pirola. De la dirigencia del socialismo aparecen casi todas sus primeras figuras (Hermes Binner y Miguel Lifschitz fueron miembros hasta su fallecimiento): Enrique Estévez, Clara García, Alicia Ciciliani, Verónica Irizar, Mónica Fein y Horacio Ghirardi. De la UCR: José Corral, Martín Rosúa, Darío Gres, Victoria Tejeda, Jorge Henn y Hugo Marcucci. Y del PRO se alistan Roy López Molina, Luciano Laspina y Ricardo Spinozzi. Y completa la nómina la integrante del GEN Mónica Peralta (ver acá).

Simposio de un grupo de políticos RAP en el Reino Unido. Marzo de 2019.

A nivel nacional son “políticos RAP” Margarita Stolbizer (GEN) y el peronista Juan Manuel Urtubey, y los dirigentes de Juntos por el Cambio Eduardo Amadeo, Gabriela Michetti, Oscar Aguad, Adrián Pérez, Federico Pinedo, Silvana Giudici, Ricardo Buryaile, Carolina Stanley y Federico Sturzenegger, entre otros.

La RAP convoca periódicamente a sus políticos miembros a reuniones y seminarios en el país (como los que realiza en la estancia San Ceferino, cerca de Pilar). Pero también organiza viajes al exterior con pasajes y estadía pagos para grupos de “políticos RAP” y empresarios, que ahora en pandemia se suspendieron por las restricciones. Los destinos a los que han viajado son principalmente EEUU, Reino Unido, Colombia, Australia y Nueva Zelanda. Despegar.com y política.

Participantes del segundo Simposio RAP que se organizó en la Universidad de Columbia, Nueva York.

De la mano de la RAP, Javkin, Peralta, Spinozzi y Clara García, por ejemplo, participaron de un viaje a Nueva Zelanda. Javkin y Fein también estuvieron en Boston para asistir a un simposio denominado “Imaginando el futuro de la Argentina”. Binner y Ciciliani hicieron en mayo de 2013 una gira por EEUU, junto a la RAP. En otra oportunidad, Peralta, Ghirardi y Corral participaron de un seminario en Colombia. Spinozzi realizó un viaje a Australia para un curso de formación de líderes. En mayo de 2012, la Fundación RAP organizó un simposio en Columbia University (Nueva York) del que participaron 30 “políticos RAP”, entre ellos Lifschitz, Ghirardi y Spinozzi. A su vez, Perotti, Irizar y Rosúa asistieron a un seminario en Nueva Zelanda. Y entre el 5 y el 10 de junio de 2010, Fein y Agosto estuvieron en Washington. Este periplo organizado por la RAP, junto al Centro de Estudios Americanos y la Cámara de Comercio Argentino-Estadounidense, incluyó reuniones en el Pentágono y el Consejo de Seguridad Nacional. El último viaje de RAP se realizó en 2019, antes de la pandemia. Fue un simposio que se llevó adelante en el Reino Unido, en Oxford y Londres. El evento contó con la participación de 25 políticos RAP y 25 empresarios de las compañías más importantes de la Argentina.

Fein, junto a la delegación argentina de RAP, en Washington durante una reunión con funcionarios norteamericanos. Junio de 2010.

¿Pero de dónde sale el dinero para financiar las actividades de RAP y costear estos viajes al exterior de los políticos?

Entre las empresas donantes, según la propia página digital de la RAP, aparecen Arcor, Banco Galicia, Pan American Energy, Techint, Telefónica, Coca Cola, Pampa Energía, Globant, Farmacity, Laboratorios Bagó, Arcos Dorados (McDonald’s), el ingenio azucarero Ledesma, Santander Río, BNP Paribas y Toyota, entre otras. La otra fuente de financiamiento viene de organismos internacionales. Entre ellos, la National Endowment for Democracy (NED), una ONG de EEUU fundada en 1983 cuyos fondos provienen del Congreso estadounidense. Y el Instituto Internacional Demócrata (NDI), del Partido Demócrata de EEUU; y el New Zealand International Aid and Development Agency (Nzaid), perteneciente a la Cancillería de ese país.

Sería naif ignorar que este tipo de organizaciones y quienes las financian buscan lineamientos políticos favorables a sus intereses. Ese no es el problema. Tienen todo el derecho a hacerlo, más allá de que en la Argentina el lobby no termina de salir del closet. El tema es que esto lo tengan en claro los políticos que integran la RAP. Es que no deberían perder de vista los intereses que ellos representan.

Fuente: Diario La Capital / 12 Jul de 2021

By omalarc

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