Autora de “Las Blaquier”
Federico Perez Vecchio
La periodista dialogó con PERFIL sobre la tercera edición de “Las Blaquier”, donde habla de la vida de las mujeres “más rebeldes de la aristocracia argentina”. Además, la obra narra los vínculos del empresario emblema del ingenio Ledesma con “La Noche del Apagón” y el caso de la “Escuela de Yoga”.
La historia de las familias de la aristocracia argentina no siempre se escribe con letras de oro. En su libro Las Blaquier, la periodista Soledad Ferrari se adentra en los secretos de una de las más poderosas y controvertidas del país. A través de las mujeres que la componen, Ferrari no solo revela una trama de poder y complicidad, sino que también relata las sombras del legado de Carlos Pedro Blaquier y el ingenio azucarero Ledesma.
En Las Blaquier, que publica Sudamericana, la autora se centró en las que denomina como “las mujeres más rebeldes de la aristocracia de nuestro país”. Ferrari sacó la primera edición de este libro hace más de diez años, donde también contó acerca del papel que desempeñó Carlos Pedro en “La Noche del Apagón”, una serie de secuestros ocurridos durante la última dictadura que incluyó a sindicalistas, militantes y trabajadores del ingenio.
En esta nueva edición, la tercera, Ferrari incluyó la trama del caso conocido como Escuela de Yoga de Buenos Aires (EYBA), en la cual se acusa al contador Juan Percowicz, entre otras personas- de liderar una “secta” investigada por presunta trata de personas, y de la cual Carlos Pedro, quien falleció en 2023 a los 95 años, fue “uno de los principales clientes”, acorde a las palabras de la periodista.
“Blaquier murió impune en esta causa y por ‘La Noche del Apagón’, a pesar de todas las pruebas que existen”, afirmó Ferrari en diálogo con PERFIL. En el caso de la EYBA, el juez a cargo de llevarla adelante es Ariel Lijo, candidato del Gobierno de Javier Milei para ocupar una vacante en la Corte Suprema de Justicia. Consultada sobre si hipotéticamente votaría a favor de su pliego, si fuera senadora, respondió tajante: “Ni loca”.
Más allá de la figura del empresario azucarero, en el libro -cuyas revelaciones se sustentan con una larga cantidad de testimonios y documentación- se relatan secretos de las mujeres de la familia. “Malena Nelson, organizaba fiestas multitudinarias luego de quedar viuda de Silvestre Blaquier, saliendo con jóvenes y hasta teniendo un romance con Felipe de Edimburgo, esposo de la reina Isabel II”, cuenta como ejemplo.
las blaquier
“Una de sus hijas, Teresa, se quedó con el marido de su hermana menor, Julia”, agrega. En otros de los casos se comenta el de otra de ellas, Dolores, estuvo detenida en la cárcel de Ezeiza acusada de estar vinculada a una banda narco, pero finalmente fue liberada al responsabilizarla por el delito de “tenencia”.
Asimismo, la autora destacó a la sobrina de Malena, Gynette Reynal, la famosa actriz y conductora que se alejó de las expectativas de la familia y se animó al modelaje a mediado de la década de los setenta, primero, y a las tablas, la pantalla chica y otros medios, después.
“¿Qué rol tienen las mujeres de este clan capaz de los actos más siniestros? Tolerar traiciones y vejaciones con increíble estoicismo y exhibirse como objetos decorativos”, señala la contratapa del libro cuyas páginas reflejan que sus protagonistas han sido consideradas “las ovejas negras de la élite nacional” por varios motivos.
—¿Quiénes son los Blaquier? ¿Cómo definirías a esta familia dentro de lo que es la aristocracia argentina?
—Son una familia aristocrática de los primeros tiempos en Argentina. Me centralicé en dos ramas: los Blaquier Arrieta y los Blaquier Nelson. Son primos hermanos, pero muy diferentes. Hay algunos de ellos que están venidos a menos, que son los segundos, hijos de Silvestre y Malena Blaquier. Silvestre era muy millonario porque heredó la fortuna de la segunda mujer de su padre, Mercedes Anchorena, una de las mujeres más ricas del país. Tuvieron nueve hijos, él murió joven y ella pasó a ser una viuda influyente, conocida por sus fiestas y su estilo de vida.
Por otro lado, están los Blaquier Arrieta, más tradicionales y ligados más al mundo empresarial. En sus generaciones más nuevas, están compuestos por Carlos Pedro Blaquier y Nelly Arrieta. Ella es la dueña original del ingenio Ledesma, uno de los más importantes de Latinoamérica. Aunque ya funcionaba muy bien antes de que llegara Carlos Pedro, él ayudó a expandirlo y convertirlo en lo que es hoy. Los Arrieta no tenían un apellido prosapia y Nelly había sido criada para continuar con el ingenio pero quería dedicarse al arte.
Carlos Pedro, que era un abogado muy inteligente, le cayó como “anillo al dedo” a la familia de ella, que lo vieron apto para conducir la empresa.
—¿Cómo surgió la idea para hacer este libro, que aunque se llama “Las Blaquier” también se centra en la figura de Carlos Pedro?
—Después de trabajar en el libro “Máxima, una historia real” me surgió el interés por investigar más sobre la clase alta, que siempre se ha movido con una impunidad constante. No me refiero a Máxima en sí misma, sino a su padre, Jorge Zorreguieta, que fue secretario de Agricultura durante la dictadura de Videla y no pudo asistir a la boda de su hija.
Hay pruebas de que las Madres de Plaza de Mayo le pidieron ayuda para localizar a sus hijos y él no accedió. Esto me llevó a investigar más sobre la impunidad de la clase alta y la política. Zorreguieta no mandó a matar a nadie pero no brindó su colaboración, y a raíz de ello descubrí la historia oscura de Carlos Pedro, especialmente su complicidad en lo que se conoce como “La Noche del Apagón”, donde hubo personas 400 secuestradas y varias desaparecidas en la dictadura. La falta de justicia que recibieron me motivó a escribir el libro.
—¿Cómo fue “La Noche del Apagón” y cuál fue el papel que tuvo Carlos Pedro en ese hecho?
—Este año se cumplieron 49 años. Fue un evento lamentable, donde Carlos Pedro Blaquier, que ya era presidente del ingenio Ledesma, le pasó una lista a Jorge Rafael Videla (presidente de facto de la Nación) con nombres de personas que “lo molestaban”, entre las que había trabajadores del ingenio, sindicalistas, estudiantes y hasta el ex intendente del pueblo, Luis Arédes, que le había querido cobrar unos impuestos que nunca había pagado.
Durante el apagón general de Ledesma, en Jujuy, se oscureció completamente y las Fuerzas Armadas, de la Policía y civiles cómplices entraron en los hogares para secuestrar a las personas del listado, que alrededor de 500. En total, de esa noche hubo presos y quedaron 55 desaparecidos. Carlos Pedro Blaquier y Alberto Lemos, administrador del ingenio, quedaron imputados pero no enfrentaron justicia.
Pasó el tiempo y hace unos años se conoció el caso de la EYBA (Escuela de Yoga de Buenos Aires), liderada por Juan Percowicz, acusada de ser una secta con fines de explotación sexual. Ahí veo que Carlos Pedro era un cliente habitual y los medios lo pasan por alto. Así, decidí hacer una actualización contando esta causa.
—Podrías hablarme de la cobertura mediática de la causa de la escuela de yoga y la reacción del caso
—Fue tristemente inadecuada. Aunque el caso fue importante, a Carlos Pedro apenas se lo mencionó en los medios. Pasaron por alto su implicación y lo retrataron de manera positiva cuando falleció en 2023, más de un año después de que se conociera el caso. Incluso habló con los amigos de él y me dijeron que ni a sus hijos ni a las mujeres de la familia les importó.
Carlos Pedro y Nelly conformaron una sociedad hasta el último día de sus vidas, porque si bien estaban separados hace muchísimos años, él la dejó cuando conoció a su secretaria, Cristina Kahllouf que en ese momento tenía 26 años, era un tipo muy mujeriego. A pesar de esto tuvo otras mujeres, como cuento en el libro, y era cliente de esta red que le quebró la psiquis a muchísimas personas -mediante la trata, la usurpación de bienes y el ejercicio ilegal de la medicina, entre otras cosas- donde tenía sus víctimas favoritas.
—¿Cómo trabajaste la investigación para el libro?
—Usé una combinación de datos duros y recreación basada en los testimonios. Investigando a fondo los personajes, sus características y psicología, pude recrear ciertas situaciones para hacer la narrativa más amena. Utilicé datos reales, archivos y lo tengo todo muy documentado; es por esto que nunca tuvo un problema o denuncia en mi contra. Al incorporar diálogos para ilustrar mejor los vínculos entre personajes me ayudó a que la narración sea más accesible para el lector, mientras se mantiene fiel a los hechos.
—¿Cómo ves el papel del Estado y la justicia en relación con la trata de personas? Si fueras senadora, votarías por el Juez Lijo para ser parte de la Corte, según su desempeño en el caso de la Escuela de Yoga?
—La ley contra la trata de personas en Argentina es preciosa, bastante completa, pero no se cumple. La falta de implementación y la corrupción en el sistema judicial son grandes problemas. Si uno viera los expedientes son un asco las pruebas que hay: videos, fotos, escuchas, Excels y dinero que se incautó, hay de todo para meterlos preso. Hay mucha gente pesada implicada.
Al juez Ariel Lijo no lo votaría ni en pedo. Ni loca. Cuando cerré el libro no me centré en la figura de él, pero de hecho es quien también tuvo la causa de la denuncia contra Alejandro Roemmers y Matías Barreiro (por presunta trata). Lijo no es de mi simpatía, frena causas de tratas. ¿Cómo puede ser que con todas las pruebas los tipos no estén presos?.
FP/ff
Fuente: Perfil –