Lo ocultaron para que viera a los oradores. Un hombre de Peña hizo de bedel y el moderador fue un ex funcionario de Macri. El Gobierno nacional debió esconder a Juan José Aranguren en un cubículo para que pudiera presenciar la audiencia pública por el aumento del gas que se desarrolla en la Usina del Arte del barrio de La Boca.
El ministro de Energía abrió la audiencia que durará al menos tres días tras un retraso por un corte de luz y con un auditorio semivacío por las fuertes restricciones que impuso el Gobierno en el acceso a la Usina, utilizando barricadas de la Policía Federal y la Metropolitana.
Este medio explicó que por temor a las protestas de sindicatos y partidos de izquierda, los organizadores dispusieron un enorme operativo de seguridad en los alrededores de la Usina del Arte, con un cerco policial a cinco cuadras a la redonda y el tránsito cortado en toda la zona. Ese cerco sólo lo podían superar los expositores, funcionarios autorizados y trabajadores de prensa autorizados.
Estos últimos y buena parte de los expositores (los que no representaban a las empresas) sufrieron fuertes demoras para ingresar, en parte por la falta de información de los efectivos policiales que no sabían especificar las entradas y también por los bloqueos de los manifestantes.
Incluso el coordinador de Políticas Públicas de la Jefatura de Gabinete, Hernán Iglesias Illa, salió a dar explicaciones. “Lamentablemente, no pudimos incluir a todos”, reconoció según quedó registrado en un vídeo publicado por la Multisectorial CABA, una agrupación que engloba a sectores del kirchnerismo y de izquierda.
El moderador de la audiencia, que el Gobierno vendió como un “ambientalista” fue Javier Corcuera, ex funcionario de Mauricio Macri, que estuvo durante el paso del presidente por el gobierno de la Ciudad al frente de la Agencia de Protección Ambiental.
Aranguren y Corcuera en la audiencia pública.
Corcuera intentó mostrarse ecuánime y se dio espacio para algunos chistes, pero no se salvó de algunos gritos, como cuando dejó hablar por más de los 10 minutos permitidos al representante de Decuo. “¿No eramos todos iguales?”, gritó un hombre desde el público, enojado porque a otros disertantes les habían cortado el micrófono cuando se les agotó el tiempo reglamentario.
Como explicó LPO, Aranguren se rodeó de “aplaudidores”, al estilo de las conferencias de prensa del kirchnerismo. El ministro de Energía y los representantes de las empresas gasíferas tuvieron una barra que celebró (hasta la exageración en algunos casos) sus discursos, todos por supuesto a favor del tarifazo. Sin embargo, una vez que tocó el turno de los Defensores del Pueblo y de las asociaciones de consumidores, hubo un recambio de público que aplaudió los discursos contra la medida del Gobierno.
Si bien la idea era que Aranguren permaneciera oculto tras unos embalajes, ante la larga lista de oradores, el ministro no resistió el cansancio y se apoyó en la baranda, donde lo descubrieron los fotógrafos.
Tras presentar el nuevo tarifazo, Aranguren no se retiró del establecimiento, sino que le prepararon una suerte de cápsula al costado del escenario, en el primer piso del auditorio, en la que no podía ser visto por la prensa y por el público.
El objetivo de la cápsula, improvisada con los embalajes negros en los que se suelen transportar los parlantes y los instrumentos, era evitar que el ministro fuera avistado por una audiencia hostil que le hubiera podido proferir algún insulto.
Pero por la extensión de la lista de oradores, el ministro no pudo evitar apoyarse en la balaustrada que lo separaba del escenario y los fotógrafos se percataron de su presencia. Luego de recibir algunos flashes, el personal de seguridad retó a los fotógrafos y los retiró de al lado de la cápsula.
Fuente: La Política Online