Por Mariana Carabajal
El cálculo que yo hago es realmente muy simple, muy humano, ancestral y primario. No quiero perder más de lo que ya perdimos.
Aún si fuese que me disgustara pensar sobre política, aún si no supiese quienes fueron Marx, Engels, Gramsci, Rosa Luxemburgo, gente que pensó en la humanidad más allá de las fronteras; si no supiera que los derechos de los que hoy gozo como clase trabajadora fueron luchas que los obreros anarquistas, socialistas, comunistas alentaron entre los laburantes argentinos que terminaron , en gran parte, siendo materializadas y/o capitalizadas por el peronismo, aunque reguladas vía las organizaciones sindicales alineadas y por tanto dependientes y obedientes al movimiento, con momentos épicos de triunfos sindicales y otros de decadente obsecuencia y entrega; aún, si no hubiese tenido que padecer en carne propia, el abandono que algunas organizaciones de izquierda hicieron de su base militante, y haber tenido que permanecer a la deriva, junto a mis viejos y mi hermanita recién nacida huyendo a dedo de las fauces voraces de la dictadura, mientras las cúpulas se exiliaban en Europa…aún, si nada de esto formara parte de mi acerbo, mi historia dentro de la historia de esta Argentina, plagada de triunfos y traiciones, de grandes líderes y opacas sombras haciendo el contra-juego, aun así, yo hoy votaría a Sergio Massa.
No por él, que con su poco fiable trayectoria no nos resulta del todo confiable, no por no saber que hoy representa a una opción de centro con tendencia derechosa, sino porque es quien HOY, nos ofrece la historia como la ÚNICA opción viable, factible de ganar las elecciones y que aún conserva dentro de todo, las banderas más nodales de la justicia social que a mi juicio, al menos, es un estadio intermedio entre el capitalismo y el socialismo.
Lamento que nuestra izquierda, siga insistiendo en jugar sola este juego de las democracias burguesas, pero más lamento que HOY, subestimen el cambio radical de paradigma que supondría un 1000ey en el gobierno. NO hay tiempo para maniobrar, este energúmeno, llegó y creció con un grado de malignidad y velocidad que no esperábamos y viene, directamente, por la democracia.
Considero, desafortunada y temeraria, la intervención de mi querida y respetadísima Myriam Bregman, al intentar mantenerse equidistante en su posición, tanto de Massa, como de 1000ey, hoy en el debate presidencial.
Sobre todo, porque además, llama a votar a diputados de la izquierda y no insiste en su candidatura como presidenta. Es comprensible, sabe que no tiene chances de ganar ¿entonces? ¿por qué no blanquear un corte de boleta FIT a diputados, Massa a Presidente? ¿No sería ese un voto estratégico sin perder la esencia?
Juro que de corazón, la entiendo. Pero también la izquierda, por una vez, podría hacer el esfuerzo de comprender que este país está lejos de plantearse un “gobierno de los trabajadores” y que el 22 nos estaremos jugando el pellejo. No sería una locura pensar que el energúmeno y su energúmena compañera, le estén abriendo las jaulas a las fieras el mismísimo 11 de diciembre y ahí te quiero ver. Perderemos todavía más de lo que perdimos en el ’76.
Un gobierno anarcocapitalista custodiado por las fuerzas armadas significaría acabar, directamente, con el sueño de una Argentina justa, libre y soberana. Ellos ya están anunciando que no tienen la menor intención de preservar esos valores, así como tampoco, el estado garantista de derechos y ni siquiera los derechos. Menos aún los derechos humanos. Tampoco la democracia.
HOY, no es momento para ir tras la utopía, es momento de salvar la vida de millones de argentinos que dependemos de existencia de un estado, aunque sea este que tenemos, lleno de agujeros, vicios y falacias.
Si conservamos la democracia, burguesa, trucha, irresponsable, corrupta y todo lo que quieran agregarle, después discutimos los como. Si la perdemos, mañana será tarde, tarde de verdad, irreversiblemente tarde.
Yo no quiero perder más de lo que ya perdimos, y sé que la lucha debe continuar, pero para eso, primero, tenemos que salvar el pellejo.