La juez riojano Raúl Gustavo Farías procesó la semana pasada al tatuador Patricio Pioli, acusado de divulgar fotos y videos de su ex pareja desnuda, en un caso de conmocionó a la sociedad riojana. El fallo sienta un importante precedente sobre la violencia de género online o mal llamada “pornovenganza”.
El tema estalló a fines de junio, cuando Pioli fue arrestado. El tatuador trabajaba en dos locales de San Juan y La Rioja, y es muy querido en el ambiente. Por eso muchos se sorprendieron. Su ex pareja, Paula, lo había acusado de divulgar sus fotos íntimas luego de su separación. El juez ordenó su excarcelación una semana después debido a que los delitos por los que está acusado tienen penas leves.
Mientras los familiares y amigos de Pioli usaban las redes sociales para atacar a Paula, en la prensa local empezaron a circular varios audios que fueron aportados a la causa. Allí se escucha a un hombre, que según la querella es Pioli, amenazando a la denunciante. “Te voy a hundir, te voy a destrozar la vida”, le dice en uno. “Mirá, hija de puta, te voy a matar”, la amenaza en otro. Pero ella se plantó: “Hacé lo que quieras, subí ya las fotos, pero a mí no me ves más”, contestó.
Patricio Pioli
Patricio Pioli
En su indagatoria Pioli se había negado a declarar. No obstante, su estrategia mediática había sido instalar la idea de que le habían robado el teléfono donde estaban las fotos y los videos de Paula. Lo aseguraron sus abogados y su hermana en declaraciones a varios medios, a los que dijeron que un sujeto había entrado a su local y se había apoderado del celular. Y subrayaron que la denuncia estaba hecha.
Sin embargo, hace un mes el portal El Federal Online reveló que Pioli nunca hizo la denuncia, sino una mera exposición policial posterior a la divulgación de las fotos. Tampoco declaró que le habían robado el celular, sino que lo había perdido. Dijo, además, que él no había publicado las fotos.
Unos días antes Pioli se había presentado ante el juez para ampliar su indagatoria. Esta vez sí habló, aunque no contestó preguntas de la abogada querellante, Soledad Varas. Además de ratificar el robo del celular, el tatuador apuntó contra los supuestas “problemas psicológicos” de la denunciante y negó que la voz que se escucha en los audios sea la suya.
La legislación argentina no tiene ninguna norma que regule directamente la violencia de género online. Por eso el juez Farías procesó a Pioli por el delito de “coacción” que figura en el último párrafo del artículo 149 del Código Penal y que establece una pena de dos a cuatro años de prisión al “que hiciere uso de amenazas con el propósito de obligar a otro a hacer, no hacer o tolerar algo contra su voluntad”.
El tatuador reaccionó asegundo en las redes que habían comprado al juez. “Corrupción modo on”, escribió. A muchos les llamó la atención. Paula trabaja de moza en una lomitería.
El problema de fondo es la llamada “pornografía de venganza”, un término que ha sido criticado por los defensores de los derechos de las mujeres. Según un reciente informe de la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), el 73% de los casos en los que se denunció violencia de género online fue por la difusión de imágenes de desnudos o de sexo sin consentimiento de las víctimas. En la mitad de los casos el protagonista fue una ex pareja y hubo chantaje. Y en el 44%, violencia offline previa.
Fuente: Página 12