Seis periodistas de distintos medios se unieron para revisar las relaciones entre grupos y personas que en los últimos tres años influyeron en la agenda pública con una militancia principalmente antiderechos. El resultado es un trabajo que elDiarioAR publicará en varias entregas.
A fines de 2019, un grupo de seis periodistas de distintos medios y generaciones, pero con intereses en común, nos reunimos para pensar en conjunto una serie de contenidos relacionados con un fenómeno que nos atraía y nos preocupaba casi en partes iguales: el avance cada vez más evidente de la llamada reacción conservadora en la Argentina y en el mundo, un movimiento con actores en algunos casos identificables con claridad y, en otros, de más difícil clasificación. Nos propusimos, mostrar cómo, a veces orgánicamente y otras de manera casual o espontánea, estos actores se conectan entre sí a partir, y sobre todo, de consignas y militancia antigénero, de la búsqueda de enemigos comunes -las defensoras y defensores de derechos humanos, las y los partidarios de la intervención del Estado, las feministas y demás representantes del progresismo- y con el objetivo, a veces manifiesto y otras, subterráneo- de promover a sus cuadros y referentes políticos para que ocupen espacios de decisión en los poderes del Estado, en los medios de comunicación o, simplemente, frente a la opinión pública.
El siguiente paso fue conseguir el financiamiento. IPPFRHO -un colectivo feminista progresista que lucha por la salud sexual y los derechos reproductivos de las mujeres y las niñas- se comprometió a cubrir los costos durante cinco meses, además de la programación y el desarrollo de la web.
La investigación y seguimiento del fenómeno de la reacción conservadora en la Argentina transcurrió durante 2020, en plena pandemia mundial de coronavirus, por lo que algunos de los planes debieron ser cambiados sobre la hora por la imposibilidad de recorrer territorios o de realizar más entrevistas presenciales. A la vez, la crisis sanitaria y el aislamiento permitieron observar, como en una suerte de laboratorio, la actuación de estos grupos y comprobar que el pegamento que los une trasciende la frontera de los derechos sexuales y reproductivos y alcanza otras reivindicaciones.
El trabajo fue pensado, desde el inicio, como un mapa que se arma a modo de rompecabezas. Las distintas piezas permiten ver cómo se mueve esta articulación conservadora en la Argentina desde distintos espacios: el de la formación de cuadros jóvenes, el del lobby parlamentario, el del litigio estratégico, el de las redes sociales, el del poder evangélico, el de la derecha católica –más o menos enmascarada en organizaciones seculares y núcleos académicos- y la obstaculización de derechos sexuales y reproductivos o batalla contra la “ideología de género” como frente común. Las piezas de este puzzle se arman en la visualización: ahí se ven las interacciones de estos grupos, en algunos casos organizados y, en otros, inorgánicos pero funcionales entre sí. Finalmente, la línea de tiempo, permite poner en contexto este movimiento desde un origen relativamente arbitrario —los años en que surge del Vaticano el concepto de “ideología de género” como reacción a los avances feministas y lgbt en los foros internacionales-, hasta la actualidad.
Toda la investigación fue realizada de manera colaborativa y en equipo. Esperamos haber hecho un aporte para entender un poco más sobre este fenómeno local y sus conexiones en el mundo, que llame la atención de quienes aún lo minimizan y que sea el puntapié para más trabajos periodísticos que puedan sostenerse en el tiempo.