Cordobeses, santiagueños, bolivianos y ahora riojanos: cada vez son más y oriundos de más lugares los que reclaman por la supuesta estafa de 13 millones de dólares cometida con la venta de departamentos en un edificio de lujo ubicado a 700 metros de la playa en Punta del Este.
La historia comenzó hace una década en la esquina de la avenida Roosevelt y San Remo, una zona donde hoy se levantan varios condominios en altura, en el conocido balneario uruguayo. Se anunció que allí se construiría el edificio Punta Roosevelt, a cargo del estudio de arquitectura BBGOOO, a cuya cabeza aparecían los arquitectos cordobeses Enrique y Marcelo Ompré.
Según contaron a este diario algunos de los afectados por la operación, dos inmobiliarias –una de la ciudad de Córdoba (Massoli) y otra de Punta del Este (Río de la Plata)– comenzaron a comercializar los departamentos en la modalidad en pozo; es decir, los vendían antes de que la obra hubiera comenzado. Hubo acciones muy atractivas de marketing , con avisos en televisión y revistas, y la impresión de lujosos folletos.
El terreno donde se levantaría el condominio fue adquirido el 2 de febrero de 2007 al matrimonio compuesto por Heber Burgueño y Margot Bruzzone, por Torinder SA, una sociedad que habría sido comprada ya armada, al frente de la cual figuraban los arquitectos Ompré como presidente y vice.
Rumores y ventas
Ya en aquellos momentos se rumoreaba entre los compradores que uno de los principales inversionistas era el radical Julio Fernando Alegre, quien por entonces era intendente de la ciudad de Santiago del Estero y, cinco años después, fue condenado a ocho años de cárcel por una estafa millonaria contra aquel municipio.
La primera camada de compradores fue principalmente de Córdoba y Bolivia, donde se llevaron a cabo acciones de marketing . Todos firmaron compromisos de compraventa que, luego descubrirían, eran leoninos y los dejaban casi sin protección en caso de que la obra tuviera inconvenientes.
La fecha de entrega de los departamentos era septiembre de 2009. Pero algunos compradores comenzaron a sospechar cuando en las inmobiliarias les pidieron que girasen el dinero de las operaciones a una cuenta bancaria de la empresa Efex Trade LLC, domiciliada en Pensacola, en el estado de Florida, Estados Unidos.
Para mayor sorpresa, el 20 de octubre de 2010, con la obra construida solo hasta la segunda losa, Torinder SA y el edificio habrían pasado a ser propiedad de una nueva empresa, Wildroad SA.
Un dato relevante es que la venta de la empresa con el edificio en obra se habría hecho por sólo 542 mil dólares, una cifra menor a la que había costado el terreno.
En la nueva firma aparecieron también como integrantes otro arquitecto cordobés, Hugo Daniel Gabetta, y tres riojanos: el ingeniero Guillermo de la Fuente, Fausto Diógenes Gómez y Darío Andrés Rojas. Allí también se sumó en la comercialización una tercera inmobiliaria, de la ciudad de La Rioja.
La trama argentina
Las denuncias por la supuesta estafa, ya que el edificio nunca se terminó y los compradores no recibieron los departamentos, se hicieron ante el juzgado penal del 4° turno de Maldonado. El primero en denunciar fue uno de los compradores argentinos, Mariano Herrero, quien dijo haber abonado unos 280 mil dólares por dos departamentos.
Antes, el empresario argentino Jorge Baleirón había denunciado a los mismos responsables del emprendimiento por defraudar a su esposa en la compra de un terreno, operación en la cual le habrían quedado debiendo 540 mil dólares correspondientes a tres departamentos del edificio que jamás le entregaron.
En 2011, con las quejas en aumento, los empresarios vendieron parte de Wildroad SA a un constructor uruguayo, Carlos Zubiría Rivero, y después aparecen otras compañías como responsables del emprendimiento.
En el listado de estafados hay ciudadanos argentinos, bolivianos y españoles, algunos de ellos conocidos por su actuación empresarial. Los organizadores del emprendimiento habrían recaudado 13 millones y medio de dólares. Ahora son compradores cordobeses y riojanos los que encabezan una nueva avanzada para tratar de que la Justicia charrúa reactive la causa.
Antecedentes locales
No fue sólo Punta del Este el ámbito de actuación de estos personajes. En abril de 2016, Gabetta se entregó a la Justicia cordobesa por haber participado, supuestamente, junto a tres integrantes de una familia que fue detenida en el barrio Cerro de las Rosas, de otra estafa millonaria. Las víctimas son unos 100 compradores de departamentos en edificios que debían construirse en la ciudad de Córdoba y jamás se concretaron.
Otro de los arquitectos cordobeses participantes en la operación uruguaya, Enrique Ompré, fue detenido en abril de 2017, por decisión de la cámara 6° del Crimen, en un caso de frustración maliciosa de pago de cheques. Fue denunciado por una mujer que recibió de él un cheque por 50 mil pesos en 2012 y no pudo cobrarlo.
Antes ya se había conocido en todo el país que el intendente santiagueño Alegre era dueño de un piso de 280 metros cuadrados sobre la avenida Poeta Lugones de la ciudad de Córdoba, que valía medio millón de dólares. El departamento estaba en el edificio Alfaz, construido por los hermanos cordobeses Ompré.
Además de las repercusiones por la figura del exintendente santiagueño Alegre, en la ciudad de La Rioja llamó la atención que apareciera vinculado con una de las firmas ligadas al edificio uruguayo el empresario de la construcción Pablo Mercado, conocido también como propietario de numerosos inmuebles en aquella capital provincial.
El arquitecto cordobés, conocido en el “jet set”. El villamariense Hugo Gabetta se hizo conocido en los círculos del jet set de Punta del Este, donde amarraba un yate que –se suponía– era de su propiedad.
Allá se casó con la famosa pátissière uruguaya Adriana Ferrer, en una suntuosa fiesta a la que asistieron personajes como Mariana Nannis. Luego, Gabetta conquistaría el corazón de la Miss Mundo cordobesa Silvana Suárez, lo que le aseguraría más centímetros en las publicaciones de la farándula.
Según contó Suárez en una entrevista, Gabetta fue discípulo del arquitecto Miguel Ángel Roca.
Fuente: La Voz