Macri en Miami, entre el español José María Aznar y el mexicano Vicente Fox, explicando cómo hacer desaparecer al Estado como contrapeso del mercado.
POR LEOPOLDO MOREAU
A pesar de ser un fuerte opositor al gobierno de Macri, nunca me sumé a corear la consigna “Macri basura, vos sos la dictadura”, porque me parecía no sólo una desmesura retórica sino que, además, contradecía la legalidad que la llegada de su gobierno obtuvo en las urnas. Pero debo confesar que esa convicción disminuía cuando tempranamente advertí la existencia de un plan sistemático de espionaje ilegal y persecución política o cuando tuvimos la certeza de que había enviado pertrechos para apoyar el golpe de Estado en Bolivia.
Aun así, seguí sin vocear ese estribillo. Pero después de leer detenidamente la exposición del ex Presidente Macri durante un encuentro de ex Presidentes de la derecha iberoamericana el miércoles 26 de octubre en el Miami Dade College, no puedo dejar de afirmar categóricamente que su estructura discursiva es un calco del que exhibieron las dictaduras militares que le tocó atravesar a la sociedad argentina y a mí mismo en los últimos 60 años.
En primer lugar, acusó a los organismos internacionales de Derechos Humanos de estar “cooptados” por ideas “populistas” (donde dice populistas puede reemplazarse por marxistas o subversivos según el lenguaje de la década del ’60/’70) y agregó: “Uno se encuentra solo porque están todos estos organismos mundiales y se te meten en tu país y te acusan”. Le faltó repetir aquel nefasto slogan que la dictadura acuñó cuando la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: “Los argentinos somos derechos y humanos”, en referencia a lo que hoy Macri calificaría, como se hizo en ese entonces, como campaña anti-argentina.
Macri también convocó a sus pares de derecha a impulsar debates en las universidades a las que también consideró reductos de ideas populistas. “Que las universidades hayan sido una conquista permanente de ellos… Hoy las universidades de Estados Unidos están peor que en La Sorbona. Todas estas ideas de Foucault están acá, allá están pasando de moda”, como si supiera que está pasando en La Sorbona.
Cuando leí esta frase se me representó la denominada Noche de los Bastones Largos de la dictadura de Onganía y, a la vez, no pude dejar de rememorar la frase de Videla afirmando que “el huevo de la serpiente subversiva anida en las universidades”.
Para completar esa mirada militarista autoritaria, no podía dejar afuera la obsesión persecutoria contra lo que denominan la militancia. Y por si alguien no lo entendió, claramente expresó que “hay que ejercer el poder, hay que recuperar el control del Estado porque ellos (o sea, nosotros) te dejan el Estado totalmente cooptado por la militancia”. Es el mismo razonamiento que llevó, con posterioridad al derrocamiento de Arturo Illia, a la dictadura corporativa de Onganía a disponer la clausura de la actividad de los partidos políticos, pues nada mejor para asegurarse que desapareciera la militancia. Aunque ocurrió exactamente lo contrario.
Por último, analizó que la fortaleza actual de las derechas regionales para embestir contra las conquistas democráticas reside en que “el mundo ha desarrollado una locura contra el poder que nos juega a favor porque nuestros jóvenes están con este bicho de que no les gusta el poder, que no les gusta que les digan qué tienen que hacer y cuando empiezan a ver al Estado como algo que los asfixia, también lo rechazan”.
Es decir, Macri pretende capturar y representar la ideología fascista que hoy planea sobre varias sociedades, incluida la nuestra, para imponer con ese combustible una ideología ultraliberal donde el poder del Estado sólo subsista para perseguir y reprimir pero desaparezca como contrapeso del mercado, que sería el nuevo amo y señor de nuestros destinos.
Sé de antemano que las imágenes y semejanzas que evoqué no pertenecen a las nuevas generaciones sino, fundamentalmente, a las que tuvimos que atravesar esas sucesivas dictaduras militares. Pero lo hago para que al menos quienes fuimos contemporáneos a esos acontecimientos reaccionemos a tiempo.
Por mi pasado en la UCR no puedo dejar de preguntarme: ¿qué los puede unir al macrismo, después de leer estas definiciones?
No es un atenuante. Por el contrario, sería un agravante pretender justificarse diciendo que Macri quiere cautivar a los votantes de Milei. Y sería una enorme regresión sostener que siguen en esa coalición porque allí están los votos del anti-peronismo. Saben de antemano que dentro de ese espacio seguirán siendo una minoría, más o menos intensa, pero una minoría, que sólo serviría como escalón para que el macrismo no sólo vuelva mucho peor sino para que se pierda, a casi 40 años de la recuperación democrática, el sueño de tener una democracia por 100 años más, como sí se coreaba en 1983.
Fuente: cohetealaluna