El Parlamento cubano aprobó este martes el nuevo Código de Familias que será sometido a consulta popular entre el 1 de febrero y el 30 de abril del próximo año. La norma permite el matrimonio igualitario, actualiza cuestiones relacionadas a lo jurídico familiar y reconoce los derechos de los adultos mayores.
Según el ministro de Justicia de Cuba, Oscar Silvera Martínez, el Código “no fabrica ni impone modelos, sino que respeta la pluralidad familiar y la respalda; es el resultado de la participación de todos y todas, y protege los derechos de las personas a constituir una familia, sin discriminación y con respeto a los derechos humanos”.
“La normativa es la expresión de un proceso gradual de la madurez alcanzada por la Revolución en la implementación de su agenda de justicia social”, aseguró durante la sesión Mariela Castro Espín, diputada por el municipio capitalino de Plaza de la Revolución.
El Código de Familias es el único que irá a referendo entre las 70 normas jurídicas actualizadas con la nueva Constitución, promulgada en 2019. La versión antigua, sancionada en 1976, establecía que el matrimonio era la unión “entre un hombre y una mujer”.
Sin embargo, organizaciones LGBT señalaron que las mayorías no deben refrendar los derechos de las minorías. La Iglesia católica y la evangelista, un culto que cuenta cada vez con más adeptos en la isla, ya se han manifestado en contra del nuevo Código.
“Es un código emancipador”
Según Castro Espín, la norma “viene a garantizar derechos de grupos de personas, cuyas realidades no fueron suficientemente comprendidas en los inicios del proceso revolucionario; a brindar derechos de otros grupos poblacionales que sí han sido protegidos; a garantizar más justicia y equidad, y a reforzar la esencia del socialismo cubano cuando coloca a las personas y a las familias en el centro de sus bondades”.
Además del matrimonio igualitario, el Código amplía los conceptos de parentesco y filiación y pone en valor no sólo la relación biológica, sino los lazos afectivos entre las personas; habilita la gestación solidaria “en beneficio de mujeres con alguna patología médica que les impida la gestación o de personas que presenten esterilidad o de hombres solos o parejas de hombres” y prohíbe expresamente cualquier tipo de remuneración; legisla sobre las técnicas de reproducción asistida e incluso permite a los padres decidir el órden de los apellidos de sus hijes, entre otros aspectos.
“Es un código emancipador que pretende elevar al mayor grado posible la felicidad, la paz y la armonía entre las personas. Contribuye a la erosión del patriarcado como dispositivo de opresión y dominación, a la democratización de las relaciones entre hombres y mujeres y las diferentes generaciones de los grupos familiares”, afirmó Castro Espín.
La diputada, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), recordó una frase de Fidel Castro: “Revolución es cambiar todo lo que debe ser cambiado”. “No es cambiar por moda, como algunos han querido hacer ver. Sino cambiar aquello que genera dolor, insatisfacciones, opresión y violencia y que nos aparta de la máxima martiana: la construcción de una sociedad con todas las personas y para el bien de todas las personas”, dijo.