El próximo  4 de agosto se cumplen 41 años del asesinato de Monseñor Enrique Angelelli a manos de los asesinos de la dictadura cívico-militar que asoló a nuestro país entre 1976 y 1983. Su pastoral durante el tiempo en que estuvo en nuestra provincia (como en el resto del país), significó una señal de compromiso y la referencia emblemática de un proyecto de liberación por el que se luchaba en  toda Latinoamérica, en un contexto de creciente movilización social y política contra las dictaduras. Estas luchas se expresaban en huelgas, manifestaciones, puebladas, tomas de fábricas. Un actor fundamental de las mismas, fue el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo (MSTM) que postulaba la teoría de la liberación de los oprimidos y no eludía el conflicto con las autoridades de la Iglesia y las oligarquías locales.

En nuestra provincia apenas llegó, Angelelli asumió que su tarea no sería fácil. Los sectores poderosos, del privilegio económico y sus socios, vieron que sus intereses eran tocados, a partir que los pobres, los jóvenes, los campesinos eran protagonistas de su propia historia, organizando sus cooperativas, sindicatos, comunidades parroquiales y que ya no eran los siervos al servicio del patrón permanente o de turno.

Cuando Angelelli habla decía “…es necesario adentrarnos en el corazón mismo de los problemas y en el corazón mismo del hombre, llámese obispo, sacerdote o laico…”. “…Trabajamos con hombres y estructuras presentes, con circunstancias presentes, con realidades presentes, con medios que están en nuestras manos. Debemos ser fieles y comprometidos con la hora actual (algo que repite y repite, por su concepción de la historia). Debemos ser fieles y comprometidos con la hora actual; tomar conciencia de la misión que la Providencia nos tiene señalada; no podemos ser evadidos, timoratos, falsamente prudentes, ni atolondradamente lanzados….”

Toda su pastoral como camino a la liberación del pueblo, de los pueblos, fue en gran magnitud el blanco central de gran parte de la represión desatada en La Rioja, que significó persecución, la cárcel y hasta la muerte de los sacerdotes Carlos y Gabriel en Chamical y el laico Wenceslao Perdernera en Sañogasta.

Luego que los asesinos fueran indultados, se pasearon por las calles de la patria con todo un manto de impunidad que los protegió durante casi 30 años. En el 2003 se inicia un proceso de Memoria, Verdad y Justicia de la mano del gobierno popular de Nestor Kichner y Cristina Fernández y de las organizaciones de Derechos Humanos,  posteriormente significó el procesamiento, juzgamiento y encarcelamiento de quienes fueron jerarcas responsables de la persecución y muerte de 30.000 argentinos, como el “Pelao” Angelelli.

Hoy, vemos los intentos de generar un proceso generalizado de impunidad de la mano del gobierno de Mauricio Macri, con el negacionismo como eje del discurso: “no fueron 30.000”,  “aquí hubo una guerra”, “el curro de los Derechos Humanos” el intento del 2×1 que el pueblo derrotó en las calles y que sectores de la justicia al servicio de este gobierno intentan reeditar.

La Argentina ha ingresado en un proceso de retraso y de conculcación de derechos por quien hoy ocupa la Casa Rosada que implica, desocupación, inflación descontrolada, tarifazos, flexibilización laboral, recortes a la salud, a la educación. Dicho proceso,  nos retrotraen a las causas de los graves problemas de nuestro pueblo contra las cuales Monseñor Angelelli luchó.

Angelelli nos llama y nos convoca a redoblar la lucha por un país sin excluidos y contra la impunidad como política de estado.

Mesa Provincial del Frente Grande La Rioja.

By omalarc

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