Así lo advirtió la OIT al analizar que al menos un 10% de los niños en el mundo trabaja en lugar de ir a la escuela.

Por Eugenia Rodríguez

Según los últimos datos sobre la situación del trabajo infantil a nivel global, se estima que al menos 160 millones de niños y niñas se encuentran realizando alguna actividad laboral y, de ese total, 79 millones realizan trabajos “peligrosos”. En este marco la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advirtió que “la lucha mundial contra el trabajo infantil se ha estancado desde 2016” y que “por primera vez en 20 años el trabajo infantil está aumentando”.

Los relevamientos se basan en encuestas nacionales de hogares y abarcan a la población de entre 5 a 17 años de edad. Según los resultados se detectó que “el 10% de los niños en el mundo trabaja en lugar de ir a la escuela” en tanto que un 70% lo hace en el ámbito familiar.

“El impacto de la pandemia, de las crisis y de la guerra generó como consecuencia el aumento de la pobreza. En ese contexto, se invirtió la tendencia a la reducción que se mantuvo por dos décadas”, advirtió la organización internacional y llamó a fortalecer la protección social de esta franja de la población ya que “si no se adoptan medidas de mitigación, el número de niños en situación de trabajo infantil podría aumentar a más de 200 millones”, en el corto plazo.

Números alarmantes

Según la información global difundida, 160 millones de niños, 63 millones de niñas y 97 millones de niños, estaban en situación de trabajo infantil en el mundo, es decir, 1 de cada 10.  Además “79 millones de niños, casi la mitad del total, realizaban trabajos peligrosos que ponían directamente en peligro su salud, seguridad y desarrollo moral”, destacó la OIT junto con Unicef.

En relación, los datos indicaron que en los últimos cuatro años no hubo cambios significativos tendientes a la reducción de esta problemática, mostrando, por el contrario, un incremento por primera vez en 20 años, así “el número absoluto de niños en situación de trabajo infantil ha aumentado en más de 8 millones”, esto ocurre sobre todo en la franja de 5 a 11 años.

“Los progresos mundiales en la lucha contra el trabajo infantil se han estancado por primera vez desde que empezaron las estimaciones mundiales, hace dos decenios. Además, si no se adoptan medidas urgentes de mitigación, tras la crisis de la COVID-19, probablemente muchos más millones de niños se encuentren en situación de trabajo infantil”, alertó la OIT en su informe.

Un aspecto que se destaca tiene que ver con que, en paralelo a esta situación, crece también el nivel de deserción escolar. “Un alto porcentaje de niños en situación de trabajo infantil son excluidos de la escuela a pesar de pertenecer al grupo de edad de enseñanza obligatoria. Más de tres cuartas partes de los niños de 5 a 11 años y más de un tercio de 12 a 14 años no están escolarizados. Esto limita seriamente sus perspectivas de trabajo decente en la juventud y la edad adulta, así como su potencial para la vida en general. Muchos más niños en situación de trabajo infantil luchan por conciliar las exigencias académicas y el trabajo infantil, lo que compromete su educación y su derecho al ocio”, señalaron.

Sectores de actividad

Al analizar por sector de actividad se observa que el sector agrícola concentra el mayor porcentaje de trabajo infantil en todo el mundo, llegando al 70% (112 millones). Le siguen los servicios con 19,7% y la industria con 10,3%.

En relación, el trabajo infantil es mucho más frecuente en las zonas rurales donde llega al 13,9%, casi tres veces superior a la de las zonas urbanas (4,7%). Se suma que “el mayor porcentaje de trabajo infantil (72,1%) tiene lugar en las familias, fundamentalmente en las explotaciones familiares o en las microempresas familiares. Uno de cada cuatro niños de 5 a 11 años y casi la mitad de los niños de 12 a 14 años en situación de trabajo infantil en la unidad familiar realizan tareas que probablemente dañen su salud, seguridad o su desarrollo moral”, indicó el informe difundido por la ONU al respecto.

En cuanto a las diferentes regiones del mundo, el análisis da cuenta de que “África Subsahariana es la región con la mayor prevalencia y el mayor número de niños en situación de trabajo infantil llegando a 86 millones, es decir un 23,9%, seguido por África Septentrional y Asia Occidental (7,8%), Asia Oriental y Sudoriental (6,2%), América Latina y el Caribe (6%), Asia Central y Meridional (5,5%) y finalmente Europa y América del Norte (2,3%).

Puntualmente, en América Latina y el Caribe el trabajo infantil alcanza a cerca de 8,2 millones de niñas y niños, en tanto que en Argentina 1 de cada 10 niños, niñas y adolescentes menores de 15 años realiza al menos una actividad productiva, según los datos de la última Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes del Indec (EANNA 2016-2017).

Por su lado, un informe reciente de la Universidad Católica Argentina (UCA) indicó que “el trabajo infantil en actividades económicas y domésticas intensivas afecta a casi el 15 por ciento de la población entre los 5 y 17 años en nuestro país, un equivalente a 1,3 millones en el segundo semestre del 2022”. En dicho período, según datos oficiales, el 54,2% de los menores de 14 años se encontraban en situación de pobreza.

Desafíos globales

Entre las políticas que el organismo tripartito del trabajo considera necesarias para hacer frente a la situación del trabajo infantil de cara al 2025, destacaron la necesidad de “extender la protección social para los niños y sus familias, garantizar una educación gratuita y de buena calidad y promover el trabajo decente que permita obtener ingresos justos para los jóvenes, poniendo particular énfasis en los trabajadores de la economía informal, evitando que las familias recurran al trabajo infantil impulsado por la pobreza”.

Finalmente mencionaron también la importancia de “permitir que los trabajadores se organicen y hagan oír su voz” y de “reestructurar la deuda en los países que ya están muy endeudados, para que el gasto social no se vea desplazado por los crecientes pagos del servicio de la deuda. Debemos evitar los errores del pasado, cuando los flujos de crédito que se necesitaban urgentemente dependieron de las medidas de austeridad que perjudicaron fundamentalmente a los niños y familias más necesitados”.

Fuente: El Destape / 25 de junio, 2023

By omalarc

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