Desde la Red de comunicadoras repudiamos el intento de femicidio político a la vicepresidenta Cristina Fernandez de Kirchner y hacemos un llamado a la solidaridad de toda la población para revisar los discursos de odio que reproducimos públicamente.
Esa bala que no salió no puede despegarse de la violencia política, simbólica y mediática que atraviesa la figura de la mandataria. Por décadas hemos observado un nivel de violencia en torno a su persona qué podemos destacar por el énfasis sin precedentes similares entre sus pares varones a lo largo de la historia.
Los discursos de odio que se reproducen en los medios de comunicación y redes sociales generan también violencia en la vida real. Se recomienda a las y los periodistas y comunicadores estar atentos a los nuevos formatos en los que se expresa el odio, a la hora de informar y opinar públicamente. Los discursos de odio son cualquier tipo de alocución pronunciada en la esfera pública que procure promover, incitar o legitimar la discriminación, la deshumanización y/o la violencia hacia una persona o un grupo de personas en función de la pertenencia de las mismas a un grupo religioso, étnico, nacional, político, racial, de género o cualquier otra identidad social.
Es importante nuestro compromiso, redoblar los esfuerzos para la concientización colectiva en defensa de los Derechos Humanos con acciones concretas de interpelar cualquier discurso de odio que incite a la violencia verbal y/o física a través de la promoción de este tipo de contenidos desde los medios de comunicación y redes sociales.
Esto implica la no promoción y difusión de este tipo de discursos, así como el compromiso de informar utilizando fuentes veraces y confiables, y un lenguaje respetuoso para la difusión de noticias que abordan temáticas sensibles afines.
Hacer frente al discurso de odio no significa limitar la libertad de expresión ni prohibir su ejercicio, sino impedir que este tipo de discurso degenere en algo más peligroso como la incitación a la discriminación, la hostilidad y la violencia, prohibidas por el derecho internacional.