Los sub-40 son más de la mitad del padrón electoral

A dos meses de las PASO, el comentario de CFK, y el creciente protagonismo del Dipy en el PRO, pusieron el foco en el peso político de la juventud. Cómo se dividen ahora las preferencias y las estrategias de oficialistas y opositores para interpelarlos.

Se acercan las PASO. Los sub-40 representan más del 50 por ciento del padrón electoral. Hasta ahora ninguna de las fuerzas políticas venía prestándoles demasiada atención, coinciden los analistas consultados. La mención por parte de Cristina Kirchner a los traperos L-Gante, Trueno y Wos reubicó a los jóvenes en el centro del discurso político. Mientras, el vicepresidente del PRO, Federico Angelini, confirmó ayer que le ofrecieron una candidatura al Dipy, quien recientemente hizo polémicas declaraciones sobre la dictadura.

Estadísticas y lecturas sobre el voto joven

En el grupo de los menores de 30 años el Gobierno tiene “uno de los baluartes más importantes”, pero enfrenta “problemas para fidelizar a ese segmento”, asegura el analista Gustavo Córdoba. “Es falaz la teoría que están instalando los medios hegemónicos de que los jóvenes votan por la derecha. No es real que el Frente de Todos haya perdido el voto joven”, confronta el sociólogo Artemio López.

Un estudio de la consultora Proyección –cuya muestra abarca a personas de entre 16 y 39 años residentes en la provincia de Buenos Aires– revela que en las elecciones legislativas el 37,9 por ciento de les jóvenes votaría al Frente de Todos; 36,4 por  ciento no sabe; 19 por ciento a Juntos por el Cambio; una mínima porción se distribuye entre el Frente de Izquierda y el Libertario. Otros datos llamativos: el 51,7 por ciento de los encuestados dijo no sentirse identificado con ningún frente político y un 40,8 no confiar en ningún dirigente, descreimiento que se expresa sobre todo en los adolescentes de entre 16 y 19 años, aunque incluso en esa franja la favorita es Cristina Fernández. Estos números son de marzo. Los candidatos del Frente de Todos lideran también las estadísticas que maneja Córdoba, con porcentajes de 21,6 en el caso de jóvenes de 16 a 30 años y de 26,6 en la franja de 31 a 45.
“Si hubiéramos perdido el voto joven, el macrismo hubiera ganado las elecciones. Militamos un montón en 2019 les jóvenes. Y nos llenamos de alegría”, expresa Violeta Pietrafesa, militante kirchnerista de 19 años, de Colegiales. Lucía Moreno, militante de La Cámpora (Núñez), tiene 17 años y sostiene que una parte de los jóvenes “es fiel a Cristina y el kirchnerismo”; muchos de ellos son hijos de quienes eran jóvenes en 2003, al asumir Néstor Kirchner.
“Hay una parte que sigue siendo el piso firme para Cristina, el peronismo y el kirchnerismo, una juventud organizada. Y otra parte, más actual, que no se relaciona tanto con los partidos, no se organiza; la de los activistas. Está perfecto que los jóvenes luchen por el veganismo o el cambio climático, pero no hay organización atrás de eso. Es fundamental que tengamos una organización, un compromiso, más allá de las redes sociales. Un grupo para manifestarnos, salir a la calle, que sepamos que nos vamos a hacer escuchar. Y hay otra juventud yéndose más a la derecha”, describe Lucía, quien piensa que “un montón de cosas se tienen que seguir trabajando dentro del peronismo, en relación a “la inclusión y la diversidad”, temas muy “latentes” para su generación. Piensa que fue muy importante la llegada de Ofelia Fernández en 2019 a la Legislatura porteña: “un gran pie para que los jóvenes voten al Frente, quizás hasta los no familiarizados con la política”, la define.
“El Frente de Todos estaba un poco moroso respecto al desarrollo de mensajes específicos para jóvenes. Cristina corrigió eso”, señala López. “En el acto de Lomas de Zamora habló de la importancia del rol del Estado. Siempre da en la tecla. Nos da mucha bola, nos tiene muy en cuenta”, define Violeta. En consonancia, Alberto Fernández reconoció esta semana que el peronismo del siglo XXI debe volver a “convocar a los jóvenes”. Para López y Córdoba el Presidente resulta una figura mucho menos atractiva que la vicepresidenta para pibas y pibes. “De parte de Juntos por el Cambio no noto un acercamiento especial. A medida que aumenta el tramo de edad tiene mejor respuesta electoral y de imagen, al revés que el Frente de Todos”, completa López.
Pablo Vommaro, historiador, docente e investigador de la UBA, Conicet y Clacso, marca un contraste interesante: “Cristina no dijo ‘me gustan Wos, Trueno o L-Gante’, sino que interpeló a los jóvenes desde una política pública. Lo de Macri es más instrumental: Dipy dice barbaridades que no se anima a decir y lo convoca para contagiarse e imbuirse de cierto prestigio que puede tener en sectores populares a los que él llega muy poco”. Paula Onofrio, licenciada en Ciencias de la Comunicación, investigadora y especialista en diseño de campañas, sostiene: “Cómo interpelar al sector juvenil es una pregunta lógica de toda estrategia de comunicación política, pero no debería activarse exclusivamente en años electorales. También es fundamental captar qué están pensando los jóvenes, no quedarse en términos de maquillaje para rejuvenecer ciertas formas de hacer política”.
Jóvenes libertarios

“Desde muy chico me preocupa la situación política del país, y por eso comencé a desarrollar mis ideas desde muy temprano. Me identifico como liberal clásico, defiendo la libertad económica, pero también la social y política”, se presenta Lucio Martínez, quien con 17 años es coordinador de Jóvenes Republicanos y considera “sustancial romper con el dogma de que ser joven es ser de izquierda”. Opina que las medidas del Estado frente a la pandemia cercenan derechos individuales  –menciona la necesidad de salir, moverse, ver amigos– y que los países que ganaron a la pandemia con la vacunación son los que entienden “el valor de la libertad”. Le preocupan, dice, la pobreza infantil del conurbano y la ausencia de “un año escolar”. Pide que sí o sí aparezca, de todo lo que expresa para este diario, una frase de Alberdi:  “Los clamores cotidianos de la tiranía no podrán contra los progresos fatales de la libertad”.
Los consultores relativizan la potencia de los jóvenes libertarios: creen que se trata ante todo de un fenómeno mediático. Sergio Morresi, politólogo que focaliza en las derechas, aclara que no hay estadísticas al respecto. “Pero sí los vemos cada vez que hay charlas de figuras públicas de derechas o cuando hablamos con docentes de secundario o de la facultad de primer año”, dice. Los jóvenes “mal llamados” libertarios tienen presencia en actos, marchas y fuertemente en la virtualidad. Hay distintos subgrupos. Los que abundan son los minarquistas o anarcocapitalistas, es decir, los que abogan por una participación mínima del Estado o directamente su abolición, devotos del libre mercado. A todos los grupos los une un marcado antifeminismo.

“La JP puteaba a Perón, la juventud radical puteaba a Alfonsín; después las juventudes se volvieron seguidoras de lo que había, como pasó con La Cámpora. Acá hay una cosa de no conformarse con Macri y menos con Larreta. Son jóvenes que piden más a la derecha”, resume Morresi. Según Lucio, “en Argentina la centroizquierda es el statu quo”, por ende “no hay nada de ‘rebelde’ o ‘innovador’ en representar las ideas que ya forman parte del ideario oficialista”. En general, estos jóvenes no se sienten representados por JxC, pero “eso no quiere decir que después muchos no lo elijan”, añade Morresi. “Patricia Bullrich se acercó a los influencers de la derecha, los elogió. Algunos de ellos se sienten representados por Espert, hasta cierto punto. Les gusta más Milei. Algunos se sienten cercanos a Gómez Centurión”, indica.
La seducción del kirchnerismo

Otra tendencia actual se percibe del lado de las causas populares. Para entenderla hay que ubicarse primero en 2008, momento en que las políticas públicas derivaron en una “reactualización del protagonismo de la participación juvenil en el país”. Surgían leyes que respondían directa o indirectamente a demandas de los jóvenes. De esto no parece haber correlato actual. “Excepto por la ley de IVE, gran movilizadora, no hubo en el último año y medio una gran interpelación a la juventud. Al contrario: hubo una estigmatización. Se responsabilizó a los jóvenes por los contagios (de coronavirus). Tampoco se convocó en la pandemia a las juventudes estundiantiles, deportistas, los músicos”, analiza Vommaro, co-coordinador del Grupo de Estudios y Políticas y Juventudes de la UBA. Un ejemplo bien claro es que los estudiantes estuvieron ausentes en el debate por la educación virtual / presencial.

Para Vommaro, “hay una falta de consistencia política en la interpelación a las juventudes”. En suma, “la seducción que muchos sectores juveniles tenían por el kirchnerismo como espacio de transformación y de mejora de sus condiciones de vida está mucho más debilitada”. Como contracara y a diferencia de lo que sucede en otros países, los jóvenes argentinos siguen viendo al Estado “como espacio interesante para hacer transformaciones”, al punto tal que incluso los jóvenes de derecha discuten políticas públicas. “Si bien hay un protagonismo juvenil en la política, no hay demasiados espacios legitimados”, concluye el especialista, quien también señala que, en la mayoría de los casos, son los adultos los que hablan por les pibes.

El testimonio de Diego Belaunzaran Colombo (27), integrante de Les Jóvenes, agrupación surgida en respuesta al macrismo, refleja las cuestiones que remarca el especialista. “Los jóvenes veníamos del desierto y creíamos que, luego, cada uno tendría una botella de agua. Y bueno… tenemos un vasito”, se lamenta. Lo dice porque “hoy hay más jóvenes pobres, sin trabajo, sin certidumbres y perspectiva de futuro” y ve “más continuidades que rupturas con los cuatro años de macrismo”.
“Hace poco se sancionó el aborto legal, en gran medida gracias a que, sobre todo las mujeres jóvenes y el movimiento LGBTiq, se volcó a las calles. Hemos dado claras manifestaciones de que queremos ser parte de la vida política y pública de nuestro país. Pero parece ser que hay una adultocracia que no lo ve. No ve esas ganas, esa fuerza. Si se la convoca o se la ve, sigue siendo desde esa mirada adultocéntrica. Si una adulta como Cristina no hubiera hecho mención a L-Gante, Wos y Trueno, quizás esta nota no existía”, concluye Belaunzaran.

By omalarc

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